ColumnasDardosPrincipales

El «elefante blanco» de la Cañada de los Negros

Por Gabriel Rigo Gutiérrez E.

El Centro Cultural «Ágora» ubicado en el barrio de la Cañada de los Negros se proyectó como una de las obras de infraestructura más importantes que el Gobierno Federal, a través de la Secretaría de Desarrollo Agrario, Territorial y Urbano (SEDATU), invertiría en Hermosillo.

Tras casi dos años y medio de construcción y la friolera de más de 88 millones de pesos invertidos, este imponente edificación se erige sólo como un cascarón hueco, aún sin ser aprovechado ni por autoridades estatales, ni municipales, menos por la comunidad.

«Primera Plana» hizo un recorrido por las instalaciones y de entrada podemos decir que hay amplios espacios para salones, auditorios, oficinas, un espectacular mirador de la ciudad. Equipado con instalaciones eléctricas, baños, aires, pintura… peeero no hay inmobiliario para cada una de las funciones… ¿Y cómo es que tan extraordinario edificio público sigue vacío?

En este punto quiero regresarme un poco y señalar tres aspectos que llaman la atención alrededor de la obra.

1. La planeación. El objetivo de la obra, según los planes de SEDATU, en esencia suena muy bien: la “reconstrucción del tejido social”. No es mala la intención. De hecho por las condiciones de marginación, rezago y los índices delictivos, este discurso podría encajar a la perfección. El detalle es que esta planeación se hizo en una cómoda oficina de la SEDATU en la Ciudad de México, sin tomar en cuenta a la gente del barrio y sin considerar las urgentes necesidades que cualquiera puede percibir con solo dar un paseo, tales como vivienda, alumbrado, vialidades, inseguridad, desempleo…

2. La ejecución. En febrero de 2021 el Gobierno federal encargó esta obra a “Urbanización y Construcción de los Cabos” (empresa de Baja California). Según el contrato, estaba proyectado para terminar en 210 días naturales. No fue así. Llevan más de año y medio de retraso y todavía no es usada. Por otra parte, el presupuesto inicial, eran 64 millones de pesos, y como suelen suceder en estos oscuros casos… a más de dos años, el costo de la obra se elevó a 88 millones de pesos, según lo revelado por el diputado morenista Rafael Ramírez en un tuit publicado en febrero de este año. La incapacidad tiene sus costos ¿y adivine quién lo paga?

3. La puesta en marcha. Acceder a estas instalaciones es complicado. El Gobierno construyó una ciclovía por la calle principal de acceso, reduciendo a callejón la vialidad. Una vez en el lugar no hay estacionamiento, como se construyó en lo alto de un cerro, las viviendas alrededor están apiñadas y solo hay callejones. Y claro, estacionar el automóvil calles abajo deja inquieto al ciudadano porque puede ser víctima de robo. Ojalá y si algún día este edificio entra en operación sea bien aprovechado por toda la comunidad. La realidad es que niños y jóvenes hermosillenses, no necesitan edificios millonarios para poder desarrollar su potencial artístico. Lo único que requieren, es ser escuchados. Así sabrán con certeza cómo aplicar efectivamente los recursos… Mientras, el “elefante blanco” ahí está.