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El Presbítero Roberto Montaño Moreno

Por Enrique “Kiki” Vega Galindo. /

Cumplió su misión con Dios en Villa de Seris. Vio a su congregación como: “…caritativa, cooperativa y fervorosa. Son una sola familia. Conservadores y tradicionalistas. No le gusta muevan cosas a su iglesia. Aman su terruño…”.

Uno de mis grandes e inolvidables amigos de Villa de Seris lo fue el Presbítero Roberto Montaño Moreno quien nació un 6 de octubre de 1921 en Moctezuma, Sonora.
Hijo de Don Rosario Montaño Vázquez y Doña Trinidad Moreno. En 1930 a la edad de nueve años sirviendo como acolito del Padre Jesús Barceló, fomentó su deseo de ser sacerdote. En 1932 cursando 5to. Grado de primaria abandonó la escuela, para trabajar y esconderse en la milpa hasta 1940, ya que la persecución religiosa ordenada por el Gobernador Rodolfo Elías Calles, buscaba niños y jóvenes en edad escolar para meterlos a la leva militar, si los encontraban encerraban a sus padres en la cárcel.
Con 19 años de edad. Se trasladó a Hermosillo. En un año finalizó 5to. y 6to. Grado en la Escuela Fray Pedro de Gante. Continúo sus estudios en el Seminario Diocesano “La Parcela”. Ordenándose un 8 de Julio de 1952, por el Obispo Don Juan Navarrete y Guerrero, siendo Rector del Seminario el Presbítero Cruz Acuña Gálvez, dándole su ordenanza el Presbítero Arturo Leal. Al día siguiente ofició su primera misa privada en honor a San Francisco Javier su Santo Patrono, y el 11 de Julio del mismo año dio una misa solemne en Moctezuma, Sonora.
A los 15 días el Obispo lo envió a Ures hasta Octubre de 1954 cuando fue traído como Vicario Visitador de Catedral, para servir en Villa de Seris como Capellán Vicario del Padre Luis López. En 1966 fue nombrado Párroco oficial de la Iglesia de Nuestra Señora de la Candelaria.
Lo desterraron de Villa de Seris ante la oposición general del pueblo, el 27 de Agosto de 1970 a las 2:00 P.M. de la tarde, sintiendo que el mundo se le venía encima. La causa fue una desavenencia que tuvo con Don Faustino Félix Serna y Don Carlos Quintero Arce por casar a una hija de Don Faustino con un yerno que él no quería. Así que la muchacha se fugó con el novio. Además corrieron al Primer Juez Civil de Villa de Seris Don Federico M. Flores con oficina ubicada en la casona de Doña Luz Díaz de León Oviedo de Gámez, esposa de Don Roberto “El Borrego” Gámez Gil. En su lugar se estableció el zapatero remendón del pueblo Don Ventura Licona. Apareciendo la Sub-Agencia Recaudadora Fiscal y Oficina del Registro Civil No. 2 a cargo de Don Eduardo “El Prieto” Loustaunau.
Don Roberto vino a cumplir su misión con Dios en Villa de Seris. Vio a su congregación como: “…caritativa, cooperativa y fervorosa. Son una sola familia. Conservadores y tradicionalistas. No le gusta muevan cosas a su iglesia. Aman su terruño…”.
Los Párrocos Pedroza y Rangel decidieron remodelar el techo del Templo construido con adobe, cal, carrizo, espiga de trigo, chino y piedra pómez, sostenido con unas viguetas de madera de mezquite y palo fierro. Pesado y anticuado. Pedroza falleció a causa de una grave enfermedad. Rangel nada pudo hacer. Roberto Montaño terminó la obra, realizando los siguientes trabajos: embovedo la nave principal y las alas al estilo cáscara de huevo, finos enjarres blancos brillantes, altar de mármol y granito, piso de mosaico, salón de juntas, teatro, sacristía, dormitorio y campanario.
Cubrió por dentro y fuera la base del edificio con grandes piedras de mármol gris. Colocó candiles, confesionarios y ventanales. Dos hermosos vitrales. Compró 100 bancas de cedro fino en 6 millones de pesos. Las viejas bancas aún se conservan en el templo San José de la Piedra Bola.
Organizó las fiestas de la Candelaria. Con la ayuda de Doña Isidora y su hijo “El Pavo” celebraban en los terrenos de la Familia Carmona las fiestas de la Santa Cruz. Sobre una enorme tumba china de color azul añil en el viejo panteón oficiaba el 2 de Noviembre una misa para los difuntos. Formó dos centros de catecismo. Ordenó los archivos de matrimonios y defunciones desde 1770 a 1966.
La plebada en los meses de Mayo y Junio ofrecíamos. Los sábados en el catecismo daban boletos y al finalizar el curso los cambiábamos por naranjas, cacahuates y dulces. Los domingos nos turnábamos para servirle de monaguillo. En Navidad organizaba las posadas y armaba el nacimiento. Semana Santa inolvidable.
Formó el Circulo de la Candelaria y la Asociación de Jóvenes Mexicanos. Construyó los templos de El Santo Niño de Atocha del Palo Verde, y Señor San José de la Piedra Bola, además en Las Placitas construyó el techo de la capilla. Los albañiles que le acompañaron en su aventura fueron: Jesús Córdova, Jesús Santacruz, Jesús Espinoza y El Prieto Montaño. Sus colaboradores en su misión pastoral fueron: Josefina Dávila Ibarra “La Finita”, Amelia Juvera, Chiquita Martínez, Gonzalo Pérez, Norberto Noriega y Alvarito Sotomayor Huerta.
Don Roberto acostumbraba vestir sotana negra y sombrero de palma porque era de formación jesuita. Luego de su salida de Villa de Seris ofició en Baviacora desde el 27 de agosto de 1970 hasta julio de 1971; en Nogales de julio de 1971 a enero de 1972; en Carbó de enero de 1972 a mayo de 1978; en 1979 en la Casa Hogar San Vicente, Nuestra Señora de Fátima, y en El Mariachi en el Sagrado Corazón de María.
En 1984 asistió al Asilo de Ancianos. Duró dos años “tullido” sin poder caminar, por negligencia médica, que le ocasionó graves problemas a su aparato digestivo y renal. Un neurocirujano logró hacerlo caminar. Se movieron lenta y pausadamente sus pesados pies como el plomo con la ayuda de una andadera.
Su observación de la sociedad es: “…en la actualidad los seres humanos andan desorientados. No creen en Dios. Han perdido la Fe. Son como los ataúdes: hermosos, bellos, lindos, guapos por fuera. Por dentro son oscuros, fríos, apestan. La juventud está tirada al vicio, drogas, sexo y tragazón. Ven en las cosas materiales y no en las espirituales su salvación…”.
Era mi gran amigo y le pedí me casara y –agrego– “…no quiero volver a Villa de Seris, eso me entristece, pero a ti te voy a ir a matrimoniar…”. Después de mi visita en su retiro que era la Casa Hogar San Vicente, al despedirme dijo: “…Enrique pon atención a lo que te voy a decir. No escuches las injurias, sé callado como un cordero, porque Jesús fue llamado el cordero del Señor. No dejes que el odio, ira, envidia, y calumnia se aprovechen de ti. No busques venganza, ni rencor, hazle buena cara a la vida, sonríe y sé alegre. Busca la paz con Dios. Recuerda que la base de la creencia en Dios es la oración diaria. Reza para dentro de ti mismo y agradécele por lo que te da y te quita. Cumple los sacramentos… y acércate para darte la bendición y haciendo la señal de la cruz –dijo– Que Dios Padre te acompañe y lleve por buen camino…”.
Solitario y recluido en su humilde habitación, la muerte lo llamó el día 25 de enero del 2004 a la 1:00 P.M., debido a una infección cardiaca. Contaba con 83 años de edad. La Candelaria fue testigo del amor que se le profesaba. Ancianos caminando lenta y pausadamente ayudados con andaderas, bastones, muletas y sillas de ruedas. Jóvenes, adultos y niños sin distinción de sexo, clase social o económica desfilaron frente a su féretro. Las lágrimas empañaron sus ojos. Cánticos, flores, misas, música sacra, rosarios, sollozos lastimeros y veladoras se extendieron durante el ceremonial de su velorio.
El cuerpo se trasladó al panteón del Buen Pastor. La opinión generalizada sostiene que fue mala decisión de los familiares y autoridades eclesiásticas de no sepultarlo en el templo. Aquí realmente descansaría en paz. Rodeado de su gente que lo amó.
El Presbítero Roberto Montaño Moreno rodó al igual que las piedras del camino. Hombre inolvidable, de agallas, trabajador. No supo “rajarse” (su palabra predilecta). Por su valiosa aportación y testimonio forma parte de la vida cultural, educativa, histórica, religiosa y social del Pueblo de Villa de Seris.

El autor es: sociólogo, historiador, escritor e investigador. Cronista y Promotor del Patrimonio Histórico Cultural de Villa de Seris.
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