El Purgatorio del migrante

En calles céntricas de la ciudad se puede observar a venezolanos, cubanos, guatemaltecos y hasta africanos, quienes se encuentran varados, esperando el momento para cruzar a EE.UU.

Por Antonio López Moreno

El estado de Sonora representa un enorme riesgo para la población migrante que pasa por el país, ya que son expuestos a condiciones que ponen en riesgo su vida.

Procedentes de distintos países sufren un calvario en su intento por llegar a los Estados Unidos. Desde pasar hambre, deshidratación y discriminación, algunos son acogidos en albergues y casas asistenciales.

Son ellos mismos quienes más se ven expuestos a problemas, ya que la incertidumbre, la complicación del lenguaje, el desconocimiento y la propia condición de migrar, los vuelve más vulnerables.

Sonora: “estación” de migración mundial

En menos de una semana, la Fiscalía General de la República (FGR) reportó el rescate de más de 600 personas, procedentes de Centroamérica, África y Asía. Sin embargo es una situación que se repite mes con mes.

El pasado mes de julio 128 migrantes ecuatorianos fueron rescatados en Empalme. Previamente un camión con 116 centroamericanos fue asegurado en la frontera.

La dinámica migratoria ya se nota en las calles de Hermosillo, sobre todo en el primer cuadro de la ciudad y en la zona de las centrales de autobuses, donde caminan a diario decenas de personas proveniente de diferentes naciones: africanos, venezolanos, cubanos y guatemaltecos. Ya sea en búsqueda de trabajo o de un pasaje para trasladarse a la frontera.

Bajo el calor del desierto 

Un caso es el de Ángel Molina, quien salió el 10 de junio de Ecuador y llegó el mismo día del mes de septiembre a Hermosillo. La ciudad lo recibió con temperaturas superiores a los 40 grados, mismas que no se registran en su país de origen y complican su tránsito por tierras sonorenses.

“El clima sí es muy fuerte, mucho calor”.

Ángel salió de su natal Ecuador rumbo a Nicaragua vía aérea, de ahí se trasladó a Honduras, posteriormente a Guatemala desde donde llegó a Tapachula, Chiapas.

En Chiapas tomó un autobús hasta llegar a Hermosillo, donde fue recibido en el albergue “Vida Plena, Corazón Contento”.

Aún le faltan algunos kilómetros para llegar a la frontera, sin embargo se mantiene optimista y confiado en que logrará el sueño americano.

Otro caso similar es el de Milagros Villatoro de 40 años, quien atravesó situaciones de riesgo en su intento por llegar a la frontera. Hoy espera en la capital sonorense su permiso para ingresar a Estados Unidos.

“Dormí dos noches en el parque, dos noches en la central camionera, en Ciudad de México dormí un día, dormí en una galerita, ahí estuve a punto de perder la vida porque una señora me quiso pegar con un envase en la cabeza”.

Abandonar su país fue difícil, sin embargo los rumores que escuchaba sobre México aumentaban más sus nervios, lo cual le quitó el sueño al menos tres días consecutivos.

“Sí es bastante caluroso, aunque he tratado de no salir mucho del albergue, aquí me he estado, pero también sé que es bastante peligroso andar en las calles.

Antes de llegar a la entidad se vio en la necesidad de abordar el tren conocido como “La Bestia”, en el que se encomendó a Dios esperando que nada malo le ocurra.

“En mi caso tuve que viajar con personas desconocidas, arriba del tren, viene uno exponiendo su vida, durmiendo en calles, sin dinero, muchos venimos por problemas bastantes fuertes y no hay vuelta atrás”.

A pesar de que en Hermosillo han sido recibidos en un albergue, con asistencia humanitaria, también es consciente de los peligros a los que se expone, ya que pudieran ser el blanco de asaltantes.

“Al venir para acá no venimos porque nos gusta estar acá, o porque queramos venir a estorbar o molestar, porque así nos han ofendido, entendemos que después de este país está el país donde nos pueden ayudar, por eso es la travesía”.

Asimismo espera llegar al vecino país, para poder ayudar a su familia en Guatemala y cristalizar su sueño de un futuro mejor.

“Que diera yo por venir de placer, de hecho a Estados Unidos vamos a trabajar, siempre arriesgando la vida, a la hora de que me subí al tren, casi me vence el sueño”.

La barrera del idioma

Particularmente los africanos que han llegado a la ciudad, se enfrentan a la barrera del idioma, ya que al no dominar ni el inglés ni el español, comunicarse puede representar un enorme reto.

La mayoría sólo habla su lengua natal, sin embargo algunos poseen conocimientos de francés.

Jo, un senegalés que salió de su país hace más de dos meses, expresó que decidió emprender una peligrosa travesía por la cuestión económica y política que se atraviesa en algunos países africanos.

“Saludos, soy de Senegal, estoy viendo para pasar a la frontera de América, para tener una mejor vida en Estados Unidos”, dijo traducido al español.

Senegaleses varados en Sonora estiman que sean decenas de personas en dicha situación, ya que a diario caminan por las calles de Hermosillo.

En la central camionera y en el centro de la ciudad es en donde más tienen presencia, ya que algunos han buscado comprar boletos de autobús en miras de trasladarse a la frontera.

Fuentes de la dirección estatal de Atención a Migrantes, explicaron que han atendido a personas provenientes del citado continente, con asesoría y alimentos para facilitar su estancia en la entidad. Además establecen que cuentan con documentación legal.

Los migrantes partieron de Senegal hacia Brasil hace más de dos meses. Durante su travesía, cruzaron la peligrosa selva del Darién, para después llegar a la frontera sur de México.

La frontera más peligrosa del Mundo

Un informe reciente, presentado por la Organización Internacional para las Migraciones (OIM) confirmó que durante el año 2022 se reportaron 686 personas migrantes fallecidas o desaparecidas en la frontera entre los Estados Unidos y México. Esta escalofriante cifra convierte a México como “la ruta migratoria terrestre más peligrosa del mundo”.

Pero aún más, destaca que el desierto de Sonora es donde más muertos quedan en el camino:

“Casi la mitad (307) de las muertes en la frontera entre los Estados Unidos y México estuvieron vinculadas a peligrosos cruces de los Desiertos de Sonora y de Chihuahua, mucho más lejos que otras regiones desérticas en las que la migración irregular prevalece. Al menos 212 personas fallecieron en el Desierto del Sahara en 2022, pero la naturaleza remota de esas áreas indica que probablemente los datos están incompletos”. 

El Proyecto Migrantes Desaparecidos (MMP) de la OIM sostiene que el año pasado fue el “año más fatal que se haya registrado” desde 2014.

Las autoridades mundiales advierten que los peligros a los cuales enfrentan los migrantes en la región son cada vez mayores, puesto que representan las estimaciones más bajas de las que se disponen y es posible que en realidad la cantidad sea superior ya que muchas muertes y desapariciones no se registran por no contar con datos de fuentes oficiales.

Mapa de la muerte

En Arizona la organización civil “OpenGIS Initiative for Deceased Migrants” ha documentado desde el 2001 más de 3,000 migrantes muertos en la jurisdicción del Condado de Pima en el vecino estado del norte.

A través de una plataforma en internet, disponible en https://humaneborders.org/ se han dado a la tarea de hacer un mapa de todos los sitios donde han localizado indocumentados sin vida, en su intento por alcanzar el “sueño americano”.

Este trabajo, lo hacen en colaboración la oficina del Médico Forense del condado Pima en Arizona y la organización “Fronteras Compasivas”. Su misión detallan es: aumentar la conciencia pública acerca de los migrantes que se mueren en tránsito a los Estados Unidos y de disminuir el sufrimiento de sus familias al tratar de identificar a los fallecidos para que les sean devueltos sus cuerpos.

Por ejemplo, tan sólo este año han ubicado 134 puntos donde murieron indocumentados. El año pasado recabaron 173 casos de muertes. En 2021 cerraron con 225. Y el 2020 con 223.

Recientemente la plataforma digital está presentando datos actualizados mes con mes, un enorme esfuerzo que puede ser una valiosa herramienta para ayudar a quienes viven el sufrimiento de no saber si su familiar cruzó esta frontera de dolor.