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Entrevista con el escritor Carlos Sánchez: “Escribir es un acto de empatía y desolación”

Escritor Carlos Sánchez.

Por Emilio Martínez

La literatura es uno de los espacios que más reitera en sus esfuerzos por estar presente y activa en nuestras vidas, buscando cada vez impresionar al espíritu de nuestro tiempo. El escritor, alquimista de los símbolos, figura en los emblemas de nuestras ciudades y es esa premisa, su presencia, esencial incluso en la adversidad. Ni siquiera el contexto epidémico actual detuvo el ansia de las tintas y las plumas en la capital, es el caso del conocido escritor, novelista y periodista Carlos Sánchez, habiendo publicado su más reciente novela Para Ti No Habrá Sol el año pasado, presenta ahora la reedición de su novela En el mar de tu nombre. Este 2021 IMCA le apuesta a la reedición, y en conjunto con la editorial Nitro/Press se hace un nuevo tiraje de la novela que ganó en 2013 el Concurso del Libro Sonorense. Ahora está fácilmente disponible en línea o en librerías Gandhi.

En orden de conocer la expresión misma del autor por sobre sus páginas, la nota se hace artículo y este se desarma en conversación y en encuentro con un par.

 

¿Me puedes contar un poco acerca de En el mar de tu nombre?

Es una novela a ritmo de trenes. Es una novela cuyo narrador está planteado en primera persona y la temporalidad es en presente, las locaciones se diversifican, pero es un periplo. Inicia en Hermosillo, la ciudad del sol, y concluye en Puerto Peñasco. Cuando digo que es una novela a ritmo de trenes me refiero a que el personaje que es narrador inicia un viaje en búsqueda de un alma extraviada, y en ese viaje en el lomo de “la bestia” convive con migrantes y con ciertos personajes que van incursionando en el galope de la novela, personajes que, de manera fortuita, el narrador se va encontrando a su paso por esta región que es el desierto, o sea, la capital, el desierto, y como destino final la Mar. Hay una convivencia también, obviamente —cuando digo que el narrador busca un alma extraviada— hay voces presentes de los muertos.

 

¿Tiene una reminiscencia a Pedro Páramo?

Sí, es lo que dicen los editores en la sinopsis contraportada. Sí, porque ahí está la presencia de los muertos, y es un viaje, como una búsqueda. Recordemos que en Pedro Páramo se está buscando a un padre, entonces en este caso el narrador busca a su hija, a su hermana, o a su madre, o a su novia. Es un alma que representa muchísimas cosas para este narrador y por eso emprende esta búsqueda.

 

En el mar de tu nombre es una reedición del 2021. Creo que es importante por un lado la figura de la reimpresión, de la reedición de los libros, o al mismo el escritor también como un distribuidor de su obra.

Las dos cosas me parecen determinantes. El escritor siempre debe picar piedra y distribuir su obra, me refiero al escritor como uno. Porque son muy pocos los consagrados, son muy pocos los nombres que venden por el nombre, son muy pocos los escritores que circulan de manera masiva, yo creo que uno que sueña con ser escritor que juega a ser escritor, que le tira pedradas al sol en esta utopía de querer decir cosas para compartirles con un posible lector se tiene que involucrar en la circulación de su libro. Y en cuanto a las reediciones me parecen de suma importancia porque uno se pega una madriza escribiendo en ese acto de desolación, en ese acto de penuria, en ese acto de que socialmente todavía se cree que el escritor es un holgazán; un romántico, porque todavía cuando uno comenta ‘¿A qué te dedicas?’ Soy escritor’ ‘Sí, pero ¿De qué trabajas?’. Es muy común entonces yo pienso que las reediciones son muy importantes porque los tirajes si bien te va son de mil ejemplares, y si en un dado caso hipotético de que circulen mil ejemplares, que muchas veces no alcanzan a circular, se quedan embodegados, se pierden por ahí. Uno sufre de manera feliz, ferviente la construcción de un texto, y como para que nada más pudieran llegar en un dado caso a mil ejemplares. Uno quisiera llegar a más, por eso yo creo que hay que palear y hay que trabajar por una reedición, y por otra y por otra. “Matar”, uno de mis otros libros, el año pasado se hizo una reedición, se publicó en primera instancia por una institución estatal, por el Instituto Sonorense de Cultura, luego Nitro/Press, y pues obviamente Proceso, y seguramente si se vuelve a editar va a encontrar un mercado, porque los lectores son una población rotante.

 

¿Usted ha pensado alguna vez llevar su obra a otros medios? Es decir, tratar de difundirla a través del cine, o a través de videos, o a lo mejor y llevar algún poema a la música o a redes sociales como YouTube.

Sí. En redes sociales pues compartimos como lo que se va a presentar, los lugares, las reseñas digamos… Facebook, Instagram, Twitter, que me parecen muy efectivas porque todos estamos ahí. En cuanto a la posibilidad de componer canciones, por ejemplo, o que un texto se vaya a una canción, ya lo he hecho, algunos compas me han grabado. Una que otra canción que he escrito, no es lo mío, pero lo he hecho porque yo creo que a todos nos gusta la música. Y fortuitamente se ha ido acomodando. Hace poco hice una intervención con César Burgos que es cantante trovador, yo leía un texto, precisamente un fragmento, un texto que es una consecuencia de En El Mar de Tu Nombre, sobre el personaje, y una rola que yo compuse, él la musicalizaba, hicimos un ensamble en él Está Cabral, quedó lindo, antes un grupo me había grabado una rola de hip-hop. En cuanto al rollo del cine, a mí me gustaría, obviamente, ver En El Mar de Tu Nombre en la pantalla, me gustaría mucho, o Para Ti No Habrá sol o los textos Matar: Crónicas del infierno, pero yo creo que eso es una consecuencia, yo no lo estoy buscando, tampoco deseo aprender a hacer guión, es decir, como una elección yo creo que yo no lo ejercería, yo soy escritor, y con eso me basta. Digo, soy escritor y estoy muy agradecido de que la palabra haya tocado mi vida, me siento bien ahí, me siento cómodo, creo que mi vía de comunicación es la palabra, la escritura. Si alguna vez ocurriera que a algún director le sedujera alguno de mis textos y dijera ‘¿Sabes qué? Lo vamos a adaptar’ yo sería muy feliz, pero soy muy feliz regalándote en este momento la novela, y por eso pienso que en algún momento, no ahorita ni mañana, puedes leerla y eso me hace feliz, es como más inmediato. Y sí, obviamente entre la literatura y el cine, que me encanta el cine, yo prefiero la lectura, yo prefiero leer, entonces si algún día se da pues estaré contento.

 

¿Ha intentado alguna vez llevar sus novelas a radionovelas? ¿A audios estilo podcast? Incluso ¿Narrarlos usted?

Lo he estado haciendo, en un tiempo lo hice en Radio Sonora, al rato te envío un texto que llama ¿Por qué no lo labios? Que es una crónica que está en La Ciudad del Soul, uno de mis libros, y he grabado otros textos y los he compartido. Podcast como tales, ahora que está muy en boga, no lo he hecho, lo he hecho a través de la radio. Estuve en Libera Radio en algún momento, en Radio Sonora en algún otro momento. Y audios los he compartido a través de las redes con los compas. Si me gustaría en algún momento En El Mar de Tu Nombre grabarlo como podcast, y hacer un canal y subirlo. Pero para eso habría que tener algún aliado con la producción, y ya ves que ahorita es muy fácil tener un canal de podcast.

 

Comentando sobre el otro libro que Para Ti No Habrá Sol. Habla mucho de los yaquis. En concreto los yaquis de la matanza ¿Nos puedes platicar un poco de la obra?

Para Ti No Habrá Sol es digamos, como es planteamiento sobre la identidad del barrio. Un barrio donde habita una comunidad yaqui, es el proceso evolutivo y como la posmodernidad le ha arrebatado el territorio a esos yaquis donde una vez ejercieron sus procesiones, su cultura, su cosmogonía, su indumentaria, sus sonidos, como la posmodernidad les arrancó de tajo ese lugar. Como terminaron siendo relegados a un espacio pequeñito que les presta el ayuntamiento. Habla también de cómo la drogadicción y el narco han permeado en el barrio. Si antes fue el exterminio del gobierno, ahora es el exterminio del narco. Habla también de la cultura y la idiosincrasia yaqui, habla de esa maravilla que poseen los yaquis. Habla de la muerte, habla de la violencia, de los desaparecidos en esta región de la ciudad que es La Matanza, un barrio muy particular, habla un poco de la historia del rastro, por eso se llama La Matanza, porque había un rastro de muerte. Lo escribí como un dictado de la memoria de esas voces con las que yo conviví de niño, porque yo soy de ahí, y lo escribí también como el saldo de una deuda pendiente que tengo para con los míos, mis compas, esos compas que ya no existen, que quedaron por ahí en el camino que se pasaron, o que murieron, u otros compas que ¿Quién sabe si existan? Pero están desaparecidos. Es como un acto de justicia también para desenvolver un poco la historia de mis compas que son etiquetados desde los medios de comunicación porque se vieron involucrados en la delincuencia, o en los asesinatos, o en el consumo de drogas, y que finalmente su vida se redujo a un par párrafos en la nota roja. Es algo como un recoger de esas voces, y un acontecimiento, y ver un poco de la cultura desde el personaje, porque está narrado en primera persona y en voz de mujer, desde el personaje que es Sewa, ver un poco sobre la cultura que rige en los yaquis desde las procesiones hasta esa religión y esa manera distinta de ver el agua, de la espiritualidad misma, de las curanderas, los curanderos.

 

¿Cree que el proceso mediante el cual escribió este libro tuvo que ver algo con el sentimiento de mandar un mensaje político? ¿Cree que el escritor es invariablemente un actor político?

Sí, me parece que es inherente ¿no? Uno tiene una visión y una postura: yo estoy con los jodidos. En la novela Para Ti No Habrá Sol hay un capítulo que reseña cómo en un momento los yaquis fueron al Palacio de Gobierno a protestar con sus cantos y con sus danzas tradicionales a exigir el regreso de la tierra, y posteriormente ya no el regreso de la tierra sino el regreso de los mismos yaquis que fueron detenidos o desaparecidos. “Ya no queremos la tierra, queremos la vida” es una de las consignas que gritan los yaquis en el Palacio de Gobierno, obviamente que todo es desde la ficción, pero la ficción debe contener esa gran dosis de un acontecimiento que es verosímil y posible. Siempre hay una postura, yo no creo que hay que escribir por escribir, yo no creo que haya que escribir por la estética y la construcción, que también puede ser maravilloso y que también lo han hecho otros escritores, pienso ahora en Julio Cortázar con su estética en la construcción de Rayuela, por ejemplo, y sin embargo también tiene una postura. Yo escribo a partir de una reacción y un impulso donde tengo que hablar por la raza a la cual pertenezco, y obviamente tengo muy consciente que mi discurso es de defensa de esta raza, de la raza marginada, de la raza avasallada, de la raza delincuente, que obviamente esta delincuencia tiene su origen porque somos los apestados ¿no?

 

¿La desigualdad?

La desigualdad, somos los sin oportunidad, y no es victimización, es una realidad. Si tú te das una vuelta para allá tú podrás constatar lo que digo, cómo viven, cómo son sus casas, cuáles son sus salarios, de los que trabajan, los que tienen oportunidad. Cuál es el porcentaje de los morros que no están haciendo nada más que levantar fierros o botes para venderlos por una dosis de cristal. Sus papás no le apostaron a eso, pero fue para lo que les alcanzó en esta cultura, porque finalmente son producto de la cultura que ahí está establecida, que esta enquistada y que no se ha exterminado, la raza ahí es consumo, y es algo normal. O los matrimonios siendo muy pequeños, mujeres pariendo a los 15, el ejercicio de la violencia entre los vatos y las morras, los maridos violentos. Machos. Es una cultura que tiene que ver obviamente con el estado, por esta desproporción, por esa desigualdad en cuanto a las oportunidades. No hace falta como ir a eso, pero tampoco está mal recordarlo, un candidato a la gubernatura que tiene 15 guaruras y hay 5 súper carros, ¿Cuántos emplean eso mientras al barrio llega alguien con una metralleta y mata a uno o a dos y nunca hubo autoridad?

 

Es casi como si hubiese dos mundos completamente distintos yuxtapuestos a la mitad del cerro…

Exacto, y en un territorio que era de ellos, que les pertenecía, ponle que no con un fondo legal o no con un título, pero es que sabían que era de ellos porque ahí vivieron y porque ahí crecieron. Crecieron viendo correr un río donde lavaron ropa, fue su recreación, posteriormente ahí estaban las cruces rodeando las enramadas para el sábado de gloria, ahí estuvimos todos niños corriendo y jugando alrededor de los fariseos, que es una herencia cultural de los yaquis y un ejercicio permanente.

 

Pensando a futuro ¿Qué cree que viene para usted como escritor? ¿Tiene algo planeado? ¿Alguna obra? A lo mejor una incursión en otro género.

Siempre hay una inquietud en el interior, no obstante que escribir cansa mucho y devasta, angustia…y felicita también. Porque escribir es un acto de desolación, escribir es un acto de empatía. Siempre hay un gusano ahí con un deseo de dejar de hacerlo, pero es imposible, porque ya uno es un instrumento de la palabra y la literatura. Yo no sé a bien qué es lo que venga para mí, pero sí sé y estoy convencido de que me gusta ser un lector, y sí estoy muy convencido de lo que yo ya pude decir en El Mar de Tu Nombre, por ejemplo, me hace sentir satisfecho con el oficio. Yo podría morir en este instante como escritor y no me pasaría nada, yo estaría ya muy feliz, estoy muy feliz de que exista En El Mar de Tu Nombre, posteriormente Para Ti No Habrá Sol, o Matar, o La Ciudad del Soul, o un libro de dramaturgia que anda por ahí. Ahora mismo estoy escribiendo sobre madres de hijos ausentes, con un paso muy lento porque me devasta ese tema. Pero el tema me eligió, como me eligió el tema en El Mar de Tu Nombre, y uno no puede hacer nada, uno no puede renunciar. ¿Qué es lo que yo creo que viene para mí como escritor en un futuro? Lo digo sin ambages, creo que tengo un nombre ya en la sociedad de escritores, creo que ya pertenezco a un gueto, a una célula, y creo que puede marcar una referencia también en el ámbito cultural. Creo que también esta construcción, este ejercicio de picar piedra tendrá como consecuencia —en años venideros— que se me llame para que yo participe en ciertos espacios para decir cosas, ya sea como opinando, ya sea como participando o ya sea construyendo textos a partir de temas definidos; yo creo que sí ya estoy ahí inmiscuido no voy a poder deshacerme, aunque yo lo quisiera del ejercicio de la escritura y no hay bronca, me resigno, me dejo querer. Y te digo que no voy a poder deshacerme de las premisas que te comenté hace rato; de que escribir es una chinga, que es un acto de desolación y es un acto de empatía. Que te duele ponerte en los zapatos de una madre que está buscando desesperadamente a su hijo que fue levantado.