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Estados Unidos y Cuba, hacia el futuro

Por Martín F. Mendoza/

Lo que los Castro buscan es sobrevivir en el poder y dictar el destino del último de los cubanos tanto tiempo como les sea posible. El gobierno estadounidense está hoy mismo ofreciéndoles los tanques de oxígeno que con desesperación necesitan

Una nueva iniciativa tremendamente divisiva hacia el interior de Estados Unidos ha sido tomada por el Presidente Obama. Una futura normalización de relaciones diplomáticas con Cuba no es asunto menor, ni siquiera en su aspecto simbólico. Es sano recordar antes que nada, que en política exterior, tal vez más que en ninguna otra área de gobierno, los caminos suelen ser “torcidos” o mejor dicho, no muy directos que digamos. La diplomacia tiende a ser bastante compleja y las carambolas que esta lleva a cabo muy frecuentemente son de “tres bandas”.

Partiendo de ahí, y esperando de todo corazón que el Presidente Obama sepa lo que está haciendo al respecto, tenemos que expresar lo difícil que resulta, sin embargo, entender este cambio. Sobre todo cuando, como suele hacerlo esta administración, no hay sobre la mesa mucha claridad y especificidad al respecto de la conveniencia de este radical giro en el trato con los mayores déspotas que ha visto el continente americano en tal vez el último siglo.

Claro, el pueblo cubano obtendrá gradualmente algunos beneficios dado el intercambio comercial que pudiera empezar a tener lugar (aún en ello no hay un compromiso claro conocido por parte del dictador heredero Raúl Castro). No obstante es de esperarse, si nos atenemos a la Historia, que estos beneficios sean también nuevos puntales para un gobierno que por lo que ha dejado ver hasta el día de hoy, habrá de manipularlos a su favor.

En otras palabras, el que el gobierno cubano este hoy tratando de modificar algunos de los aspectos de su asfixiante control sobre la economía nacional, (no así, ojo, sobre el que ejerce en relación a la actividad política y forma de gobierno en la isla) porque sienta que es lo mejor para la población, es algo prácticamente imposible de creer. Lo que los Castro buscan es sobrevivir en el poder y dictar el destino del último de los cubanos tanto tiempo como les sea posible. No nos engañemos. No es descabellado por lo tanto, el pensar que el gobierno estadounidense está hoy mismo ofreciéndoles los tanques de oxígeno que con desesperación necesitan. Obama está apurado por ampliar “su legado”, ojalá que este resulte del tipo que pretende y no más bien una colección de fracasos en donde este asunto resalte con luz propia.

No resulta muy inspirador que digamos el compartir la opinión de ese par de payasos demagogos de extrema derecha, los senadores Republicanos Ted Cruz y Marco Rubio, los cuales en su papel de cubano-americanos han recibido un regalo de navidad de Obama. Ello porque estas son municiones que con gran alharaca buscarán aprovechar también de aquí al 2016, año en que ambos fantasean estar llegando a la Casa Blanca. ¡Dios nos libre!, pero al menos en este tópico, creemos que tienen más razón que el Presidente al condenar el cambio de política hacia los Castro. Y es que ahí está la clave del tema: es tal el nivel de opresión que estos canallas y sus serviles cortes de aduladores ejercen sobre los cubanos, que cualquier variación en la política hacia Cuba es tal vez, antes que nada, una variación en el margen de maniobra que se le otorga a su gobierno.

Creemos que la pelota sigue en la cancha de la administración Obama en cuanto a argumentar primero y demostrar después, que en este cambio habrá ganancias reales tanto para Estados Unidos como para el pueblo cubano. Ganancias, claro que vayan más allá de resultados financieros de algunas docenas de empresas americanas, y del posible apuntalamiento del régimen asesino de La Habana.

Un aspecto muy interesante de todo esto, si en verdad se empezara a concretar un mayor intercambio comercial, económico y cultural entre Cuba y el resto del mundo, sería el observar el nivel educativo del pueblo cubano, el cual se supone es magnífico. Ello es algo que muchos de los partidarios de esa dictadura en los cinco continentes tratan de manipular para justificar todas sus tropelías, cuando en realidad solo es una prueba más de que en este mundo, nada es totalmente blanco ni nada es totalmente negro, ni siquiera el gobierno de los sátrapas Castro en Cuba.