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Experto ve horrores en libros de español

Jaime Labastida, director de la Academia Mexicana de la Lengua, señaló algunos “horrores” en los libros de español, mismos que el jueves la Secretaría de Educación Pública (SEP) informó que serán sustituidos —junto con otros textos de educación básica— porque hay un sinnúmero de errores gramaticales, ortográficos y pedagógicos.

La Academia participó en el proceso de localización de los errores y auxiliará en la sustitución de los libros de texto.

El experto identificó al menos tres “horrores”, que son la errónea fragmentación de poemas, la petición de responder un cuestionario después de haber hecho una primera lectura y omitir la práctica social del lenguaje.

Estos libros de español, dijo, en vez de desarrollar la inteligencia y la sensibilidad de los estudiantes, sólo están orientados a que memoricen cuestiones muy simples que de nada les servirán para la vida diaria.

Tras señalar que algunos de los libros hechos en el sexenio de Felipe Calderón, cuando el yerno de Elba Esther Gordillo fue subsecretario de Educación Básica, pueden recibir correcciones, Labastida indicó que hay otros “insalvables” porque no tienen orden gramatical ni pedagógico.

Aseveró que los textos que no pueden ser corregidos deben salir el próximo ciclo escolar de la distribución, porque tienen que redactarse de nuevo para que respondan “a un enfoque sólido y moderno, hablo especialmente de los libros de español”.

Como ejemplo, señaló que un libro reproduce un fragmento de la sonatina de Rubén Darío La princesa está triste, pero lo pone en un recuadro en el que no respeta el ritmo de los versos, porque “lo fragmentaron como les dio la gana”.

«El recuadro pone un fragmento de la sonatina y lo reproduce sin respetar el ritmo del verso de Darío, que es un verso alejandrino, el cual en poesía es un verso que tiene 14 sílabas, y para que tenga musicalidad perfecta necesita estar dividido en dos hemistiquios; cada uno de siete sílabas: ‘La princesa está triste’ tiene siete sílabas, ‘qué tendrá la princesa’ tiene siete sílabas, pero no permiten al estudiante leerlo así; lo fragmentaron como les dio la gana, ni siquiera respetan el ritmo que debe tener el verso alejandrino”, criticó. Ve como tragedia lo hecho con los textos de español.

Lo más grave, consideró el director de la Academia Mexicana de la Lengua, es que no se le pregunta nada a los alumnos para entender el sentido de un poema, porque el aprendizaje está enfocado a la memorización en vez de incentivar la inteligencia de los niños.

“¿Dónde dejan la imaginación?”, cuestionó en tono de lamento, al mencionar que la práctica del lenguaje en esos libros está reducida a darles herramientas a los alumnos para la práctica cotidiana, destruyendo la sensibilidad que podrían desarrollar.

Al recordar otros errores “imperdonables”, comentó que en un tema de adivinanzas, ponen una escrita hace casi tres mil años, que la Esfinge formuló a Edipo en la cultura clásica griega, pero la adivinanza viene redactada en el libro por un escritor de España, de modo que no usa el lenguaje apropiado para los niños de México.

«Eso habla de cómo está redactado el texto, con fórmulas del lenguaje que nosotros no usamos, y por eso pregunto ¿cómo es posible tal cosa en un libro de español?”, puntualizó.

Otro ejemplo es que un libro pone un fragmento autobiográfico de Juan José Arreola y luego un texto que es una biografía de Juan José Arreola; después de que los niños leen ambos fragmentos les piden que establezcan cuál es la diferencia entre una biografía y una autobiografía, ejercicio del que la Academia Mexicana de la Lengua cuestionó la utilidad.

«La idea de leer una sola vez para saber de qué trata o qué diferencias hay y responder cuestionarios está muy mal. Hay que desarrollar inteligencia, sensibilidad, no memoria.”

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