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Fidencio Hernández y su lucha por Caborca

Por Bulmaro Pacheco 

Quedan las referencias lejanas de amigos y familiares que los recuerdan en los aniversarios o ceremonias conmemorativas de ejidos, comunidades y colonias que destacan sus gestiones; fueron sus primeros dirigentes, personajes de auténticas convicciones sociales que lo dieron todo, incluyendo la salud, por sus representados.
Los tiempos cambiaron, dado que la demanda campesina fue evolucionando conforme la población crecía y se aplicaban las disposiciones legislativas derivadas de la Constitución de 1917. 
También las estrategias agrarias de los presidentes de México, que solían medir su eficacia presumiendo el número de hectáreas repartidas en cada sexenio, estableciendo comparaciones con sus antecesores y pensando que con eso ya se hacía justicia a las demandas campesinas de la Revolución y las luchas posteriores que la acompañaron. 


El reparto agrario llegó a ser considerado un acto revolucionario, ya que a través de él se buscaba equidad y justicia, a la vez que se combatían las deformaciones generadas en la tenencia de la tierra; esa de los grandes latifundios, heredada del Porfiriato, que combinaba el sistema de peonaje con todo y los abusos, y las infaltables tiendas de raya. 
Todo eso se combatió con la Revolución. Las aspiraciones de la gente del campo quedaron plasmadas en la Constitución de 1917 y posteriormente en las leyes reglamentarias. Así surgieron los dirigentes agrarios que lucharon a brazo partido para hacer aterrizar en sus pueblos las conquistas agrarias, con muchas resistencias y obstáculos, que solo se pudieron superar con el poder político de liderazgos auténticos, de las centrales campesinas y el apoyo de los gobiernos. 
Así surgieron las grandes organizaciones sociales de campesinos y trabajadores (CNC, CTM, CCI, UGOCM) como instrumentos de lucha, exigiendo cada vez más que se llevara a la práctica la oferta de los gobiernos de una justicia agraria y el reparto de la riqueza. 
Sonora vio surgir dirigentes que dieron la batalla y alcanzaron logros que trascendieron: Jacinto López, Pascual Ayón, Maximiliano R. López, Ramón Danzós Palomino (de los sucesivos repartos agrarios), Jesús Gámez Soto (de la introducción del Seguro Social en Sonora), y dirigentes campesinos con importantes logros, como: Ignacio Martínez Tadeo, Ramón Cota Borbón, Apolonia Arredondo, Fidencio Hernández, Rubén Duarte, Roberto Díaz Gallardo, Carlos Apodaca y Trinidad Sánchez Leyva, que dieron lugar a la renovación generacional con Julián Luzanilla y Rodolfo Jordán
La mayoría de ellos experimentó conflictos, tensiones, resistencias y las dificultades de la lucha agraria, con todo y amenazas… y asesinatos. 
El legendario dirigente campesino, arraigado desde 1957 en Caborca, Fidencio Hernández Arredondo cumplirá pronto 94 años. 


Nació el 9 de noviembre de 1929, en el rancho «Las boquillas», municipio de Abasolo, Guanajuato. Fue el tercer hijo de los ocho que procrearon Doña Apolonia Arredondo y Fidencio Hernández Rodríguez
Sus estudios de educación básica en su comunidad los combinó con la práctica del futbol soccer —siempre descalzo, dice, porque no había recursos para uniforme y zapatos—. 
Fidencio y su familia llegan a Caborca después de un largo viaje de cuatro días en el ferrocarril de carga desde Veracruz, en el mes de marzo de 1957. Por varias semanas se instalan en un predio cercano a la estación del tren hasta que logran conseguir vivienda. 
En un viaje a Veracruz, Adolfo Ruiz Cortines aconseja a doña Apolonia y sus hijos buscar nuevos derroteros en el norte de Sonora, donde mediante un decreto de colonización agrícola del presidente Miguel Alemán (en 1949) destinaba 200 mil hectáreas para la costa de Hermosillo y 150 mil para Caborca, básicamente para la siembra de algodón y trigo en lo que fueron terrenos nacionales. Tiempos aquellos de fuerza política de la CNC, con Francisco Pérez y Jesús García, y de la UGOCM, con Francisco Figueroa Mendoza —éste último de las personas cercanas a Jacinto López y Vicente Lombardo Toledano—. 
Fidencio ya tenía experiencia en la organización agraria y en la política partidista: Fundó en 1948 la sociedad de crédito agrícola Lázaro Cárdenas de Tamaulipas, al tiempo que se desempeñó como delegado del PRI en ese estado entre 1949 y 1952. Fundó también la sociedad de crédito en Veracruz, en 1954 y entre 1955 y 1956 se desempeña como delegado del CEN del PRI. Es ahí cuando deciden emigrar a Caborca. 
De inmediato su madre Apolonia y él se dan a la tarea de formar la Unión de Colonias Agrícolas «Constitución de 1857», adherida a la liga de comunidades agrarias y sindicatos campesinos (CNC) de Sonora. Queda de presidenta su madre Apolonia y Fidencio va como vicepresidente. 
En una misiva dirigida al presidente Díaz Ordaz le informan de la Unión y le dicen que: «desconocen cualquier gestión que realicen otros elementos en nuestro nombre, pues no faltan políticos o líderes que autonombrándose representantes de la zona agrícola, realizan gestiones no para beneficio de la colectividad, sino para sus propios intereses». 
Su dinamismo y capacidad pare entender la problemática agraria lo llevan a desempeñar varios puestos de representación en: La Unión Nacional de Productores de Algodón de la CNC; secretario de la unión de trigueros; vicepresidente de la Unión de Colonos de la República; preside la Unión de Autotransportes de Carga en Caborca; por 13 años preside la Unión de Colonos Agrícolas del Estado de Sonora; socio y presidente del Consejo de Administración de Socoada; delegado de la CNC en varias entidades; y por más de 20 años preside la comisión de administración de SLCA (sociedad local de crédito agrícola) Constitución de 1857 (1964-1984) antecedentes de la SDPR y de las uniones de sociedades. 
En su carácter de tesorero del Patronato pro Universidad de Sonora —unidad Caborca—, en 1978 se da a la tarea de conseguir los terrenos para la infraestructura universitaria. 
En sus décadas de militancia partidista ha sido regidor del ayuntamiento de Caborca en dos ocasiones (1964 y 1970); fue electo diputado local por el III distrito (Altar)  de la L legislatura de Sonora, en el segundo trienio del gobernador Samuel Ocaña (1982-1985) donde alternó con Trinidad Sánchez Leyva y Norberto Ortega, entre otros. 
En su larga vida Fidencio Hernández ha sabido combinar la práctica del futbol —desde que debutó a los 17 años en la liga semiprofesional con el Ébano de San Luis Potosí— con el trabajo agrícola, la representación política y le gestión social. Llegó a jugar en la segunda división del futbol mexicano con el equipo Tampico Madero.
Su amistad con el gobernador Faustino Félix fue clave para lograr la construcción del estadio municipal de futbol en Caborca (para 3 mil espectadores) y después gestionaría los terrenos para la construcción de la Unidad Deportiva Eduardo Gómez. 
Fidencio Hernández Arredondo ha logrado construir una vida productiva, perdurable y trascendente. Austero, adaptable, inagotable, activo con nuevos desafíos —y sin vicios—, dice, lo que le ha permitido una vida sana y desafiante. Se mantiene informado de todo, y a punto de cumplir los 94 dice que todavía tiene pendientes… «como seguir luchando por el bienestar de la gente y la estabilidad del pueblo».
En tiempos donde sobran los apocalípticos, «conspiranóicos» y catastrofistas, se hace necesario profundizar en la vida y los ejemplos de personas como Don Fidencio para entender que el desarrollo y crecimiento de —los últimos 74 años— de pueblos como Caborca y Hermosillo se dio gracias a la acción directa, decidida y valiente de dirigentes como él, entre otros, más que de la casualidad, el determinismo o la suerte.
 
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