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Fue un crimen de estado, asegura Muñoz Ledo

Estación migratoria del INM en Ciudad Juárez.
Estación migratoria del INM en Ciudad Juárez.

La incapacidad, ineficacia y corrupción de las autoridades migratorias mexicanas han vuelto a aflorar en medio de la peor crisis de migración ilegal procedente de Centro y Sudamérica

Por Dr. Jorge Ballesteros

El exdiputado y exembajador Porfirio Muñoz Ledo advirtió que la desgracia que cobró la vida de 40 migrantes calcinados en la estancia provisional migratoria de Ciudad Juárez, Chihuahua, perteneciente al Instituto Nacional de Migración (INM), es un “crimen de Estado” y el único responsable es el gobierno del presidente Andrés Manuel López Obrador.

En entrevista telefónica, el expresidente de la Cámara de Diputados advirtió que esta desgracia es fruto de una política deliberada y sistemática del gobierno en contra de los derechos humanos de los migrantes centroamericanos para servir a los intereses de Estados Unidos.

“Es importante saber que no fue casual sino fue el resultado de una serie de políticas irrepetibles, este no es el primer caso, los hay en la frontera norte y sur.

Aquí se les quiere atrapar y allá se les quiere rechazar. México, por la debilidad de sus gobernantes, se ha convertido en un sirviente de los peores intereses estadounidenses y cómplice de la intervención de la mafia en los procesos migratorios”, precisó.

La incapacidad, ineficacia y corrupción de las autoridades migratorias mexicanas han vuelto a aflorar en medio de la peor crisis de migración ilegal procedente de Centro y Sudamérica.

Grabación del momento de la tragedia en las celdas.
Grabación del momento de la tragedia en las celdas.

Las cantidades de migrantes que buscan llegar a Estados Unidos, pero que son devueltos y obligados a permanecer en México mientras les resuelven sus peticiones de asilo —según los acuerdos políticos entre los dos gobiernos— rebasa con mucho los protocolos del Instituto Nacional de Migración, de las ciudades fronterizas y termina exponiendo a los migrantes que se quedan involuntariamente en el territorio mexicano a dos peligros fatales: o ser víctimas o esclavos del crimen organizado o a la muerte.

El que ayer el propio presidente López Obrador —y después de él muchos de sus seguidores en redes sociales— hayan tratado de justificar la horrible muerte de los 40 migrantes, en su mayoría guatemaltecos y venezolanos, y la intoxicación y quemaduras de otros 29 retenidos en ese centro migratorio del INM, argumentando que “el incendio se originó por una protesta que ellos iniciaron”, es un acto de mezquindad, pero también de desinformación ante una tragedia de tal dimensión.

Porque si bien es cierto que los venezolanos y guatemaltecos causaron el incendio, al prenderle fuego a sus colchones a manera de protesta, al parecer porque serían deportados, lo cierto es que la causa de su muerte, por asfixia y quemaduras, se debió a que los funcionarios del centro de detención los dejaron encerrados en el área de confinamiento, nunca les abrieron la puerta para que salieran al esparcirse el fuego, ni aplicaron protocolos de emergencia que debía tener por ley esa instalación migratoria.

Hay un video de seguridad grabado por las propias cámaras del INM y que fue difundido ayer por el Gobierno de Chihuahua, en el que se puede ver cómo hay varios oficiales del INM que están dentro de las instalaciones y observan la protesta desde afuera de las celdas y que, aun cuando los migrantes ya le habían prendido fuego a los colchones y algunos de ellos se acercan a la reja tratando de salir, nunca reciben ayuda de los funcionarios del Instituto que, en vez de abrir las rejas y evacuar rápidamente a los migrantes, abandonan el lugar y los dejan a su suerte, mientras en la imagen de video se ve cómo todo el lugar se va llenando de humo y crecen las llamaradas dentro de las celdas de confinamiento.

Es un calabozo la estación migratoria de Juárez de acuerdo con el testimonio de un migrante Abel Ortega Oviedo, venezolano de 29 años que estuvo en la estación, “había 300 hombres y casi 100 mujeres con niños”, donde se generó el incendio, estaban 68 migrantes encerrados bajo llave.

Por supuesto no era un albergue como dijo el tartufo de palacio, para quitarle importancia al suceso, sino un centro de detención con celdas.

Autoridades de Migración señalaron que al momento del incendio en la estación migratoria estaban encerradas 28 personas de Guatemala, 13 de Honduras, 13 de Venezuela, 12 de El Salvador, uno de Ecuador y uno de Colombia, todos hombres.

La conducta reprobable y poca compasiva de los custodios  del Instituto Nacional de Migración quizás se debe a que pertenecen a una empresa CEICSA, la empresa de seguridad privada encargada de la vigilancia de la estación Migratoria donde murieron los migrantes es del Cónsul honorario de Nicaragua Gerardo Valdez Cabrera a quien el gobierno de AMLO le ha dado contratos de más de 3 mil millones de pesos.

Con el gobierno comunista de López Obrador, se ha dado una complicidad con las dictaduras de Cuba, Venezuela y Nicaragua, en donde se manejan en estas empresas cifras multimillonarias para darle dinero a estas dictaduras y beneficiarse también los funcionarios del gobierno de la 4T.

Llama la atención que el INM, cuyo titular Francisco Garduño, se trasladó desde ayer a Ciudad Juárez, cierre su comunicado diciendo que “rechaza enérgicamente los actos que derivaron en esta tragedia”, como si reconociera que hubo acciones de sus funcionarios que contribuyeron al saldo fatal.

Y aunque el Instituto Nacional de Migración forma parte de la Secretaría de Gobernación y de hecho sus comunicados tienen el logotipo de esa dependencia, ayer el titular de esa dependencia, Adán Augusto López, dijo que el encargado del tema migratorio es el canciller Marcelo Ebrard, porque así se establece en un acuerdo al interior del gobierno.

O sea, esto está derivando en un pleito de comadres entre las dos corcholatas del cacas López Obrador, por un lado, el secretario de gobernación Adán Augusto López, quien quiere lavarse las manos de su responsabilidad y echarle todo el lodo a su comadre Marcelo Ebrard quien es el secretario de relaciones exteriores.

En la cancillería no hubo una respuesta oficial al señalamiento de Adán Augusto, aunque funcionarios comentaron extraoficialmente que “la parte que lleva la SRE es la negociación de temas migratorios con otros países. Es claro que no llevamos la parte operativa”, dijeron. Por la noche el canciller Marcelo Ebrard informó a través de un hilo en Twitter que desde temprano su dependencia estableció contacto con autoridades de Colombia, Ecuador, Guatemala, Honduras,

Aunque formalmente es la Secretaría de Gobernación, para efectos administrativos, hay un acuerdo al interior del gobierno y es Marcelo, el secretario de Relaciones Exteriores, quien se encarga del tema migratorio. Junto con López Obrador los dos son iguales de culpables por las políticas migratorias serviles, al hacerle el trabajo sucio a los Estados Unidos y retener en México a todos los migrantes que quieren ingresar a Estados Unidos. AMLO ha sido un pelele primero de Trump y ahora de Biden.

En todo caso, más que el juego de echarse la bolita, culpar a los muertos o de evadir responsabilidades, el gobierno de López Obrador tendrá que dar la cara por esta tragedia y asumir los costos de una noticia que ayer ya le daba la vuelta al mundo.

Ojalá el tema no quede en algunos guardias migratorios que actuaron inhumana e indolentemente al no evacuar el lugar, ni aplicar protocolos de emergencia, dejando morir asfixiados y quemados a los migrantes.

Porque esos guardias sin duda tienen responsabilidad, pero también la tienen quienes son responsables de conducir una política migratoria que, en cuatro años y medio, no pudo ni supo manejar la peor crisis migrante de la historia.

Colocaron ofrendas en las instalaciones donde murieron 40 migrantes.

Otro dolor de cabeza para México, es sin duda la retórica que se está dando en los Estados Unidos con relación a las próximas elecciones, en las cuales Donald Trump, haciendo eco de senadores y demás miembros del partido republicano, dijo que pidió a sus asesores planes para una intervención militar en México, aun sin el consentimiento del gobierno mexicano.

López Obrador les dio el ansiado pretexto a los políticos de Estados Unidos de una intervención militar y posible guerra de despojo en nuestro país, con el tema de la inseguridad, provocada por el crimen organizado el cual anda totalmente suelto, matando, robando, secuestrando, violando, extorsionando, traficando droga, principalmente fentanilo que tanto daño hace en Estados Unidos.

La política de abrazos y no balazos, la complicidad y falta de combate al crimen organizado, ha encendido el descontento en el gobierno norteamericano.

El énfasis sobre México, detonado por los más de 100 mil estadounidenses que murieron el año pasado por el fentanilo, es que el problema se profundizó a partir de 2019, cuando luego de que el Servicio Postal de esa nación endureció sus controles y supervisión. Los productores chinos cambiaron su método de envío por correo, al trasiego por México, adaptando sus nuevas estrategias y modelos de negocio produciendo sólo los precursores y encargando a los cárteles mexicanos su producción final en los súper laboratorios, equipados con maquinaria y equipo que importaron de China.

Se nos hacia una buena idea,  el declarar como terroristas a los carteles mexicanos -que vaya que lo son- sin embargo, no habíamos caído en cuenta que sería una herramienta para que los Estados Unidos la usara como pretexto para intervenir en nuestro país “para combatir al terrorismo” y que pudieran mandar drones y aviones para bombardear a los narcos, destruyendo la infraestructura de esos lugares con múltiples víctimas colaterales (inocentes) como pasó y todavía pasa, en oriente medio, porque es una guerra interminable, que nunca se acaba.

Después mete a sus tropas, su artillería, tanques, helicópteros, barcos, y la guerra antiterrorista se extiende a todo el territorio, mientras saquea todos los recursos del país, y a los 20 años o más, abandona México, al cual deja hecho un asco, hambruna, bandas de delincuentes armados que se disputan el país, no hay industria, no hay trabajo, millones de desplazados y hogares destrozados, millones de muertos, etc. Un panorama dantesco, dejan los norteamericanos en los lugares donde hacen la guerra al terrorismo e imponen la libertad y los ideales democráticos, como se los impusieron a Libia y Afganistán…

Este es un tema que se nos puede ir de las manos, y convertirse en una catástrofe para México, ya que no solo debemos de preocuparnos por una dictadura comunista como la de Venezuela que quiere implantar en 2024 López Obrador, sino algo peor, la invasión y guerra por parte de EE.UU. país intervencionista por excelencia, que destruye los países que invade y exfolia sus recursos, como sucedió en Libia, Irak, Siria, Afganistán, etc.

En nuestro caso, el peligro de que anexione los estados del norte y se apodere de los pozos petroleros. Si creen que estoy exagerando, recuerden la invasión yanqui en 1848 en la que nos despojaron de la mitad de nuestro territorio, amparados los Estados Unidos en la doctrina del “Destino manifiesto” que es la creencia imperialista de origen calvinista de que Estados Unidos es una nación predestinada por Dios para expandirse a costa de otros pueblos.

Ojalá solo sea una bravata de Trump para ganar votos a costillas de México, como sucedió en las pasadas elecciones, con el muro fronterizo, que supuestamente íbamos a construir los mexicanos y que termino doblegando a López Obrador para que vigilara la frontera sur con su Guardia Nacional.