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Las multitudes: comportamiento y consecuencias

Trifulca que terminó en desgracia en el partido de futbol Atlas vs Querétaro.
Trifulca que terminó en desgracia en el partido de futbol Atlas vs Querétaro.

 El camino está en presentarle a la población las herramientas necesarias para que puedan formular su juicio propio con relación al comportamiento y ayudar a terminar un poco con la ignorancia de las personas

 

 

Por Juan Carlos Hernández

Al hablar Gustave Le Bon, en su libro: Psicología de las masas, sobre el análisis que hizo del comportamiento de las multitudes deja en claro que el individuo en lo particular no tiene el mismo comportamiento que de manera grupal y mucho más en multitudes, pues en multitud el individuo se envalentona, es intolerante, se sugestiona, es sensible al más mínimo acto contradictorio del otro, y en mucho se asemeja a un animal, en el cual no impera la razón, menos la inteligencia. Eso es una réplica de las conductas recientes y anteriores que se han manifestado en este país.

Y la pregunta obligada es ¿Qué nos espera pues, amable lector? Al no ser seguro ni la calle, ni cualquier otro lugar de convivencia, acaso debemos permanecer encerrados, ¿en verdad el desorden de la sociedad seguirá con pasos agigantados a la autodestrucción? No lo creo, pero no lo descarto. Podemos temerlo, pero no descartarlo. Las juventudes hoy día están faltos de la elemental regla de urbanidad, respeto por el otro, no todos claro, pero hay y por desgracia segmentos muy definidos en los que sí. Entonces la competencia es vana, frívola y de total espectáculo. Y se presenta la violencia en múltiples facetas, usted juzgue la que le venga en mente, pero finalmente será violencia.

El camino está en presentarle a la población las herramientas necesarias para que puedan formular su juicio propio con relación al comportamiento y ayudar a terminar un poco con la ignorancia de las personas, quienes por falta de conocimiento, se dejan llevar por cualquier camino que los lleva de la forma más fácil, a una sensación de satisfacción y pertenencia grupal, —el punto es que hay que cuidar que no sea de apasionamiento y que derive en violencia— como respuesta a esa necesidad de espiritualidad que todos tenemos. Fanatizar la marca, no será cosa loable.

Hay que analizar el comportamiento de las multitudes, pero en lo posible, también evitarlas, aclaro, no todas las manifestaciones son violentas, ha habido en la historia de México y el mundo excelentes multitudes que persiguen un bien común, una noble causa. Eso se nota, pues lo bueno no puede esconderse, ni llamar al engaño. Quizá el terreno de las actitudes de la psicología de las masas, sea un terreno inexplorado, a otros especialistas dejemos su estudio y análisis.

Citando a Le Bon escribe: “Mientras que nuestras antiguas creencias vacilan y desaparecen, y las viejas columnas de la sociedad se hunden una tras otra, la acción de las masas es la única fuerza a la cual no amenaza nada y cuyo prestigio crece sin cesar. La era en la que entramos será, verdaderamente, la era de las masas”. Y concluye el mismo autor: “La historia enseña que en el momento en el que las fuerzas morales, armazón de una sociedad, han dejado de actuar, la disolución final es efectuada por estas multitudes inconscientes y brutales, calificadas justamente de bárbaras”.

Con tales citas del autor de este interesante libro, nos explicamos el porqué de los resultados de la sociedad  y qué podemos esperar de la misma conducta que genera, en este caso el sobrevaluado espectáculo futbolero, en donde las multitudes se hacen presentes sí o sí. El tema es que este libro se escribió hace más de cien años, y vemos su actualidad tan nítida y certera.

No olvidemos al citado autor: “La colectividad se convierte entonces en aquello que, a falta de otra expresión mejor, designaré como masa organizada o, si se prefiere, masa psicológica. Forma un solo ser y está sometida a la ley de la unidad mental de las masas”. Gustave Le Bon (1841-1931)Juventudes háganse presentes para edificar y no para destruir, agredir y menospreciar, lo que todo buen mexicano debe aquilatar: su libertad, si pero con responsabilidad. ¡Sur sum corda!