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Mantener el cerebro en forma

Por Redacción

El cerebro contribuye con un 2% al peso corporal total, pero consume entre el 20 y 30% de las calorías que ingerimos, por eso es vital mantenerlo en máxima potencia

La alimentación es una de las principales funciones básicas de nuestro organismo. La supervivencia radica precisamente en obtener los nutrientes necesarios para extraer la energía indispensable para formar los componentes vitales que integran nuestro cuerpo.

En la infancia es importante poner atención en que la alimentación aporte adecuadas dosis de hierro, yodo, ácido fólico zinc y vitamina B12, ácidos grasos omega 3 para que el cerebro madure correctamente. También es importante que la alimentación contenga suficientes proteínas. El déficit de estos nutrientes conlleva de que el niño no desarrolle adecuadamente sus funciones cognitivas, su capacidad de aprendizaje, de mantener la atención y que tenga una memoria deficiente, una buena alimentación potencia al máximo el rendimiento intelectual.

En las personas mayores es importante asegurarse que mantengan una alimentación equilibrada que aporte suficientes cantidades de vitaminas, minerales y aminoácidos. Se han realizado estudios en la población europea y muestran cómo se ven afectados, la velocidad de los procesos relacionados con la memoria y la capacidad de reacción. En tomografías de resonancia magnética de estos pacientes se observa una importante disminución del tejido cerebral (atrofia del cerebro).

En la población de personas mayores se observan niveles progresivamente bajos de todas las vitaminas del complejo B que nutre todo el sistema nervioso, y el aumento de la homocisteína que es un producto derivado del metabolismo de la metionina un aminoácido esencial, y que todas las personas necesitamos un aporte aproximadamente de 2g de metionina al día ya que resulta indispensable para el funcionamiento de las principales vías metabólicas en las que intervienen aminoácidos no esenciales. La homocisteína es un producto metabólico intermedio que desaparece rápidamente al transformarse en cisteína, un compuesto que no es nocivo para el cuerpo. Por eso el  organismo precisa vitamina B6, B12 y ácido fólico. Cuando hay un déficit de estas vitaminas se produce un exceso de homocisteína que daña la pared interna de los vasos arteriales, lo que contribuye en el desarrollo de la ateroesclerosis. La ingesta de gran cantidad de ácidos grasos saturados y ácidos grasos trans representa un riesgo similar para el cerebro igual que el déficit de ácido fólico, vitamina B6, vitamina B12, antioxidante y líquidos. Por ello es tan importante una buena alimentación para el cerebro asimismo estar conscientes que todos los órganos del cuerpo humano precisan de oxígeno. Pero ningún órgano depende tanto del aporte de oxígeno como el cerebro. Una disminución crítica en el aporte de oxígeno durante tan sólo 2 o 3 minutos tiene consecuencias muy graves, incluso la muerte celular irrecuperable con pérdida de todas las funciones.

El cerebro contribuye con un 2% al peso corporal total, pero consume entre el 20 y 30% de las calorías que ingerimos, por eso es vital mantenerlo en máxima potencia. No obstante el precisa del  20% de oxígeno. Se pueden dar situaciones extremas en que el cerebro precise del 40% del aporte de oxígeno. En estos casos, el cerebro consume 20 veces más oxígeno que el resto del organismo. Es por ese motivo que cuando se está en un ambiente mal ventilado, abarrotado de gente o con humo de tabaco, cause inmediatamente dolor de cabeza, disminución del rendimiento intelectual, dificultad para concentrarse, irritabilidad, nerviosismo, agresividad. Por eso es preciso estar en un ambiente bien ventilado y libre de humo, en lo posible estar al aire libre, con una concentración adecuada de oxígeno. Para ello también es preciso que las vasos y la circulación sanguínea estén intactos, es decir con ausencia de ateroesclerosis a nivel de la circulación cerebral) y seguir una alimentación adecuada. Por ello es recomendable la clorofila que desempeña una función indispensable, dado que tiene la capacidad de almacenar oxígeno en el cerebro. La clorofila es el colorante natural de las plantas verdes, así que es muy importante el consumo de todos los vegetales de hojas verdes, lechuga, espinacas, acelgas, aceitunas, y las algas que también contienen cantidades elevadas de clorofila.

El cerebro realiza un trabajo duro las 24 horas del día. Debido a ello consume mucha energía. Su principal fuente de energía es la unidad básica de los carbohidratos de carbono, la glucosa.

El cerebro consume 120g. De glucosa lo que equivale al 60% del requisito total del organismo. Si falta el aporte de glucosa debido a una ingesta insuficiente por ayuno voluntario o involuntario, el cerebro consigue energía mediante una vía alternativa para evitar que se dañe el tejido cerebral. A partir del tejido graso obtiene cuerpos cetónicos que son metabolizados con el fin de conseguir energía. El cerebro no tiene la capacidad para almacenar su combustible, así que depende de su aporte continuo a través de la circulación sanguínea. De esa forma asegura unos niveles de glucosa estables. Glucemias puntalmente muy elevadas o fluctuaciones importantes de la misma son muy nocivas para el cerebro. Tanto la hiperglucemia como la hipoglucemia disminuyen mucho su rendimiento intelectual. Hay estudios que la hiperglucemia afecta incluso la capacidad del cerebro para el cálculo mental. El cerebro necesita gran cantidad de hidratos de carbono y una glucosa estable. Sólo de esta forma puede mantener un funcionamiento óptimo, con una buena capacidad de concentración y de aprendizaje. Por lo que la recomendación de alimentos neurosaludables: son el pan integral o de centeno, avena, cebada, arroz salvaje, basmati, integral.

Es importante mencionar que cada uno de los neurotransmisores que sirven a las neuronas para comunicarse se  produce  a partir de ciertos componentes. Ejemplo para fabricar serotonina, que se relaciona con el buen humor y el aprendizaje, se necesita del triptófano presente en alimentos como el pescado, (salmón, arenque, atún, lácteos, bajos en grasa, huevos, frutos secos, plátano, piña, y aguacate. La noradrenalina esencial para los procesos de atención, se fabrican a partir de la  tirosina que se encuentra en queso huevos y carne. La soya, el hígado, y el huevo son ricos en colina, componente de la Acetil-colina, que favorece la transmisión de los impulsos nerviosos a los músculos. Para fabricar dopamina, relacionada con el movimiento y el estado de vigilia, se necesita fenilalanina que se encuentra en la soya, el betabel, y los granos. El cerebro está compuesto por gran cantidad de grasa estructural que no se metaboliza ni tras periodos largos de ayuno.  La grasa estructural del cerebro está compuesta casi en su totalidad de ácidos grasos polinsaturados. Estos son de vital importancia para el desarrollo del cerebro durante la infancia, por eso es importante el consumo de ácidos grasos omega- 3 que protege al cerebro frente al estrés oxidativo (el salmón contiene grandes cantidades de ácidos grasos omega 3), también se recomienda el consumo de aceite de oliva, de maíz, de semillas de uva.

BUENA SUERTE Y MUCHA SALUD.