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Nunca han estado en peores condiciones los pueblos originarios de Sonora

Por Imanol Caneyada/

Tonatiuh Castro Silva, investigador de la Dirección de Culturas Populares de Conaculta, señala que la única política indigenista que llevó a cabo el actual gobierno fue la de la destrucción y el despojo de los pueblos indios

En los últimos 200 años, denuncia el sociólogo Tonatiuh Castro Silva, investigador de la Dirección de Culturas Populares de Conaculta, los pueblos originarios de Sonora no habían estado en una situación de pobreza y marginación como la que se encuentran en la actualidad.

El despojo de tierras, recursos naturales y agua fueron una constante en el presente sexenio, en favor de intereses particulares; si algo caracterizó a la administración saliente fue su falta de políticas públicas en el sector, o más bien, su política fue la de la destrucción de las políticas existentes.

“Se puede apreciar un trastocamiento en la relación que el Estado mexicano había tenido con los pueblos originarios en la región; la actual administración estatal saliente avasalló a los otros dos niveles de gobierno, tanto al federal como al municipal”.

Según el investigador, a lo largo de las décadas se fue construyendo una relación institucional del Estado mexicano con cada uno de estos pueblos originarios; “pero a partir de que arriba al poder el actual gobierno estatal, se comenzó a soslayar las relaciones existentes que se mantenían entre ayuntamientos y gobiernos tradicionales; y se deja de lado, y esto es aún más grave, el marco normativo institucional que se empezó a construir desde los años 30”.

En el caso de Sonora, aclara Tonatiuh Castro, existe un amplio marco normativo e institucional para atender a los pueblos originarios: la Comisión Nacional para el Desarrollo de los Pueblos Indígenas (CDI), Culturas Populares de Conaculta, la Comisión Estatal para el Desarrollo de los Pueblos y Comunidades Indígenas, y en todos los municipios hay dependencias para atender las necesidades de los pueblos indígenas.

“Pero al parecer la consigna del gobierno estatal fue la que determinó la actuación de todos estos organismos, de tal forma que este marco legal fue hecho a un lado en favor de un conjunto de intereses económicos y políticos, ignorando este marco normativo que es internacional, producto de un proceso histórico, es decir, no es producto del capricho de determinado de un grupo político, sino la consecuencia de movimientos sociales en todo el mundo, de una labor institucional en la Unesco, en el Congreso de la Unión y en el estatal; sin embargo, la situación actual de los pueblos originarios no refleja ese amplio marco normativo e institucional”.

El entrevistado explica que este marco tiene un sentido estrictamente cultural, pero va acompañado de artículos constitucionales y leyes nacionales y locales que se relacionan con aspectos como la salud y la educación; en ese sentido, si acaso ha habido una política pública en cuanto a los pueblos indígenas, ha sido la de la destrucción de las políticas públicas existentes.

1 Tonatiuh Castro“En Sonora se generó en los últimos años una serie de leyes de protección y fomento a la cultura de los pueblos indígenas; estos cambios normativos no fueron producto de la benevolencia de los gobernantes en turno, sino de un proceso que inicia en los años 90 y que rebasa a las propias legislaturas; pero en cuanto a la ejecución de estas leyes, se puede considerar que el momento histórico que vive Sonora es un punto de inflexión en las relaciones entre el Estado y los pueblos indígenas, y también en las relaciones interétnicas en la región; podemos equiparar la visión actual que el sonorense mestizo promedio tiene de los indígenas con la que tenía hace 200 años, cuando estaba conformándose el estado de Sonora y estaba estipulado que los indios no eran ciudadanos”.

La gran paradoja no deja de asombrar a Tonatiuh Castro, pues si bien existe un marco normativo más amplio que hace cinco o diez años, vivimos una lamentable situación en cuanto a despojo territorial de los indígenas, la carencia de agua, como en Pótam, entre los seris, entre los cucapás de San Luis Río Colorado, y al mismo tiempo tenemos una gran estatua del danzante, “cuando la política pública institucional ha consistido, precisamente, en avasallar a los pueblos indios”.

1 Vivienda SEn cuanto a la descomposición social de las comunidades indígenas y el alto consumo de alcohol y droga en el seno de las mismas, el entrevistado es muy enfático al señalar que no podemos estigmatizar a los indígenas y culpar a su condición de yaquis o seris por estos problemas, “hay que tener mucho cuidado con la apreciación y sería interesante hacer una apreciación histórica; durante el periodo colonial los jesuitas tenían prohibido a los indígenas salir de las misiones, porque en el mundo exterior, en lo que es ahora Sonora, estaba el pecado, es decir, el consumo del alcohol, el dinero y los males que lo acompañaban. Hay que considerar que si tienen acceso a la droga y al alcohol, éstos provienen de un mercado capitalista occidental; pero esta problemática se deriva del enorme rezago existente, que va desde servicios públicos mínimos hasta la salud y la educación”.

Para ilustrar lo anterior, Tonatiuh Castro hace referencia a las estadísticas que entrega la propia autoridad a través del Coneval; en esos informes, asienta, podemos ver que la pobreza en Sonora ha aumentado en estos últimos años, y en particular, en cuanto a los pueblos originarios, se observa que los municipios más pobres de Sonora coinciden son aquellos que tienen población predominantemente indígena.

“En contraparte, su cultura y sus tradiciones es lo que les ha permitido enfrentar estas vicisitudes, es lo que los articula; por ejemplo, los seris, uno de los pueblos más golpeados, podemos ver que su vida ritual, que se ha revitalizado en la última década, se ha convertido en un contrapeso a los problemas que vienen del exterior.

La sociedad sonorense, advierte el sociólogo, discrimina y mucho en términos culturales; lamentablemente, en el caso de Sonora es palpable en el presente y en el pasado, pues ha tenido al menos dos episodios históricos que han mostrado, por un lado, la xenofobia, como en el caso de la persecución y expulsión de los chinos, y por otro, el racismo, con prácticas etnocidas de yaquis y seris.

1 cocina“En el presente, se practica el racismo no sólo con los pueblos originarios de Sonora, sino también con los que vienen de otros estados, aun cuando un porcentaje de la población sonorense es externa”.

En gran parte, incide el entrevistado, la responsabilidad de esta discriminación existente en Sonora es de las instituciones educativas y culturales, las cuales están obligadas a difundir y a informar sobre la diversidad cultural que tenemos. Sin embargo, esto se ha hecho de una forma folclorizante; hay que mejorar los contenidos de los libros de texto, por ejemplo, porque es necesario difundir la diversidad cultural existente en el estado a profundidad.

El diagnóstico, entonces, de la situación actual de los pueblos indígenas de Sonora, a pesar de su complejidad, Tonatiuh Castro lo resume así:

“Viven en el estado más deplorable en el que han vivido en los últimos 200 años; en términos de su calidad de vida, y comparándola con la del resto de los habitantes, viven en el peor momento de los últimos 200 años; sin embargo, su actitud los ha hecho más visibles que antes, han adquirido una visibilidad que no tenían”.