¿Quiénes son los amigos contratistas del Gobernador?

De Primera Mano
Por Francisco Javier Ruiz Quirrín
PARA RESPONDER esta pregunta, podría intervenir el titular de la Contraloría Estatal, Guillermo Noriega Esparza y ayudar a su Jefe, el Gobernador, para que no quede la más mínima sospecha de que en la “cuatroté” sonorense de nuestros días, existen empresas constructoras “privilegiadas”, como ocurría en el pasado y así afianzar las palabras de Alfonso Durazo, cuando asegura: “No somos iguales”.
Porque para aterrizar una obra pública, la exigencia del proyecto ejecutivo ha sido un requisito esencial y eso lo saben los contratistas. En el pasado, había ocasiones en que el propio gobierno desarrollaba dicho proyecto, pero, también desde el pasado, se estableció la obligación de costear dicho proyecto para el aspirante a concursar y ganar un proyecto de obra pública.
Y todo esto por la polémica que suscitó el propio Gobernador Durazo, al decir en su conferencia de prensa de los martes, que se estaba acudiendo a los empresarios amigos, para que desarrollaran el proyecto ejecutivo de determinada obra y así agilizar la tramitología, convencido de que, el que aceptara la invitación, contaba con un diez por ciento de más probabilidades de ganar la licitación y que, si la perdía, su proyecto le sería adquirido por la empresa ganadora. “De esto nos encargamos nosotros”, apuntó.
Cualquier contratista puede asegurar que el desarrollar el proyecto ejecutivo de determinada obra, es tener en el bolsillo no el diez, sino el 50 por ciento de la obra, ya que se le hizo llegar información privilegiada.
No se duda la buena fe del Gobernador Durazo al revelar su acción, pero habrá qué admitir que requirió expresiones más adecuadas y de mayor claridad para evitar la especulación, que incluiría la posibilidad de un incumplimiento de la Ley, porque a primera vista, cualquiera podría pensar que existe el infaltable “tráfico de influencias”, lo cual, ya en sí mismo, es una violación a la Ley.
Sin embargo, reaccionó con la rapidez que pudo hacerlo y utilizó su cuenta de Twitter, para remarcar que en su gobierno se cumple con la Ley y a la vez, marcar una diferencia con el pasado al subrayar, “no somos iguales”.
Sólo falta un elemento para dejar atrás la especulación: ¿Quiénes son los amigos contratistas del Gobernador? ¿Son sonorenses todos ellos? ¿Además de Alfonso González y Jorge Aguirre, hay alguien más?
AYER, se dijo frente a la puerta principal de palacio de gobierno, que se había declarado “Zona Salva” dicho inmueble, con el objetivo de establecerlo como un lugar donde las mujeres tendrían seguridad y resguardo… Se añadió que era la “Zona Salva” 1,804 en la geografía sonorense… Está bien, los encargados de hacer el anuncio y colocar la placa respectiva a un lado de la puerta principal, siempre custodiada por agentes de seguridad pública, fueron María Dolores del Río, la titular de seguridad pública y el Gobernador del Estado…Quiero suponer que el acto al que hacemos referencia fue un simbolismo, buscando más lugares en los que se las mujeres se sientan seguras… Sin salir de Hermosillo (¿para qué meterse en San Luis Río Colorado, Guaymas, Empalme y la terrorífica Cajeme?) será digno de reconocimiento cuando se coloque una placa de ese tipo, de “Zona Salva”, en parques como el Jardín Juárez, el Parque Madero, la zona del Vado del Río y se destinen recursos para iluminar todo el centro histórico de la ciudad capital, utilizada siempre por mujeres para arribar o salir de sus trabajos… En todas esas partes las mujeres están a expensas de sufrir una agresión… Se dijo, que si alguna mujer se siente insegura por alguna razón y anda cerca de palacio de gobierno, puede resguardarse en este inmueble, que para eso fue declarado “Zona Salva”… La duda es, presentado el caso, si los señores agentes de la Policía Estatal que resguardan la puerta principal, la dejarán ingresar, cuando menos, a los patios de palacio… En realidad, le falta mucho, pero mucho al gobierno para hacer sentir la percepción de una mayor paz y tranquilidad en el Estado y, con ello, inhibir a los delincuentes, los cuales se sienten impunes.