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Santo Tomás de Aquino, un santo de nuestro tiempo

Se acaban de cumplir 798 años del nacimiento de Santo Tomás de Aquino, nacido precisamente un 28 de enero de 1225 y no quisimos dejar pasar esta fecha, sin escribir algo sobre este gran maestro de la humanidad, que nos ha dejado un gran legado con su amplia obra tanto filosófica como teológica.
Se acaban de cumplir 798 años del nacimiento de Santo Tomás de Aquino, nacido precisamente un 28 de enero de 1225 y no quisimos dejar pasar esta fecha, sin escribir algo sobre este gran maestro de la humanidad, que nos ha dejado un gran legado con su amplia obra tanto filosófica como teológica.

Es uno de los grandes genios que ha dado la historia. En vez de perderse su memoria con el paso del tiempo, puede decirse que sigue creciendo

Por Dr. Jorge Ballesteros

Se acaban de cumplir 798 años del nacimiento de Santo Tomás de Aquino, nacido precisamente un 28 de enero de 1225 y no quisimos dejar pasar esta fecha, sin escribir algo sobre este gran maestro de la humanidad, que nos ha dejado un gran legado con su amplia obra tanto filosófica como teológica.

Santo Tomás de Aquino Filósofo, teólogo, doctor de la Iglesia (Angelicus Doctor: Doctor Angélico), patrono de las universidades y escuelas católicas.

Nacido en Rocca Secca, en el Reino de Nápoles en 1225 o 1227; fallecido en Fossa Nuova, 7 de marzo de 1274. Autor de la Suma Teológica, obra insigne de la Teología.

Escribe A. Lobato en su libro Maestro de maestros, que Santo Tomás de Aquino, merece ser reconocido porque es uno de los más ilustres ejemplares de la humanidad. Enseño que todos los hombres tienen la misma dignidad esencial por su condición de persona.

Según este principio, solo el hombre de entre todos los seres de la tierra, es persona y precisamente por eso, el más valioso. El hombre supera en valor a todo lo material, por el bien personal.

Los bienes de la tierra, cualquiera que sea su cualidad o cantidad, son siempre inferiores al bien que es la persona. El ser persona es el bien más estimable que posee el hombre y el que le confiere la máxima dignidad.

Las líneas generales de la metafísica de la persona de la filosofía cristiana fueron desarrolladas y explicitadas por Santo Tomás de Aquino.

Tomás de Aquino es uno de los grandes genios que ha dado la historia. En vez de perderse su memoria con el paso del tiempo, puede decirse que sigue creciendo. Entre los muchos títulos que ahora lo conocen es el de “Doctor Humanitatis”; Doctor De la Humanidad. Este título es por su grandiosa concepción unitaria del hombre, que permite comprender su situación y reconocer su destino.

Hombre de su tiempo, está muy por encima de su momento histórico y sigue siendo actual. Para no perdernos en su inmensidad, vamos a la caza de uno de los perfiles más significativo de su genio, la pasión por la verdad, y la confianza en la inteligencia para poseerla.

Nuestra época se ha empobrecido al olvidar la verdad y dejar de lado la inteligencia. El encuentro con Tomás, “el teólogo de la verdad”, el apóstol de la inteligencia, el hombre que busca a Dios, nos da una orientación valiosa para ser los arquitectos del tercer milenio.

Tomás ha escrito: “El hombre de buen sentido cultiva y honra la inteligencia, porque es ella entre las cosas humanas la que el mismo Dios ama con preferencia” (In X Ethic.13).

Santo Tomás de Aquino.

La gran contribución de Tomás de Aquino a la filosofía fue argumentar que la fe y la razón no eran ideas contrapuestas, sino que entre estas era posible que existiera armonía y concordia.

Bajo la premisa que presenta Tomás de Aquino, la fe siempre tendrá preponderancia sobre la razón. En caso de que se consigan ideas contrapuestas, basadas unas en la fe y otras en la razón, las vinculadas con la fe siempre serán superiores, puesto que Tomás de Aquino considera que Dios es el elemento superior y esencial con relación a cualquier otro.

Para Tomás, la razón es una herramienta que resulta un tanto restringida para acercarse al verdadero conocimiento de Dios. Sin embargo, sí es un elemento esencial para obtener el tipo de conocimientos que él consideraba verdaderos.

Además, Tomás de Aquino estaba muy claro en cuanto a que la racionalidad es la vía a través de la cual los seres humanos pueden conocer la verdad de las cosas y los elementos que les rodean. Por ende, la razón no puede ser falsa, dado que es una herramienta natural para el ser humano.

Tomás de Aquino indicó que existían al menos 5 elementos a través de los cuales es posible conocer y corroborar la existencia de Dios; se trata de reconocer la presencia y concepción de Dios desde una visión que va del efecto a la causa.

Dichos elementos tienen como enlace la noción de que los efectos siempre son generados por causas específicas, y que todos los acontecimientos en el mundo se relacionan entre sí a través de una gran cadena causal. Las cinco vías propuestas por Tomás de Aquino son las siguientes:

Movimiento: Para Tomás de Aquino todo está en constante movimiento. Al mismo tiempo, establece la imposibilidad de que algo se mueva y sea movido a la vez. Por ende, todas las cosas que se mueven lo hacen porque otro elemento propició dicho movimiento.

Este movimiento constante y generado por otros no se caracteriza por ser infinito, dado que es necesario que tenga un comienzo y un final. De hecho, para Tomás de Aquino el comienzo de este gran movimiento es Dios, a quien denomina como Primer Motor Inmóvil.

Dependencia causal: Tiene que ver con la cadena causal. A través de este camino se busca reconocer que la gran causa eficiente que ha existido es precisamente Dios, quien es el comienzo de todo, la causa principal de todas las demás cosas que han sucedido, que suceden y que sucederán.

Sobre lo posible y lo necesario: La tercera vía planteada por Tomás de Aquino habla sobre el hecho de que el mundo está repleto de posibilidades en diferentes ámbitos de la existencia. Todo lo que nos rodea tiene la posibilidad de existir o no, debido a que es posible que sea destruido.

Dado que existe la posibilidad de que algo no exista, esto implica que hubo un momento en la historia en el cual nada existió.

Ante esta nada, surge la necesidad de un ser que Tomás de Aquino denomina “necesario”, que corresponde a la existencia plena: Dios.

Jerarquía de valores: Para Tomás de Aquino, el reconocimiento de los valores es una de las vías ideales para acercarse al concepto de Dios.

Indica que valores como la nobleza, la veracidad y la bondad, entre otros, son mayores en cuanto se acercan a ese punto de referencia superior, que representa la máxima exteriorización y la causa absoluta de dichos valores.

Tomás de Aquino establece que ese punto de referencia superior es Dios, que corresponde a la máxima perfección.

Ordenamiento de los objetos: Establece que los objetos naturales no tienen pensamiento, por lo que no pueden ordenarse a sí mismos. Esto hace necesaria la existencia de un ente superior que se encargue de poner orden.

La doctrina filosófica de Santo Tomás no es Aristotélica propiamente dicho, porque trasciende a todo aristotelismo en su fundamentación, en su contenido y en su finalidad. Se trata de una filosofía, que es, como dijo Gilson: “Irreductible a cualquiera de los sistemas del pasado y, por sus principios, permanece perpetuamente abierta al futuro”. Es original y actual.

La metafísica para Santo Tomás es una ciencia única. Su objeto es siempre el ente en cuanto ente. Cuando se trata de Dios, no llega a una región particular del ente, sino a la causa propia del ente.

Escribe obras filosóficas y teológicas, entre las que destacan la Summa Theologica y la Summa contra Gentiles, auténticas enciclopedias del saber que marcan la cumbre de la Escolástica.

Por deseo del papa Urbano IV, Santo Tomás redactó el Oficio y la Misa de la festividad del Corpus Christi. A él debemos también el himno eucarístico tan conmovedor del Adoro te devote.

Publicó una gran cantidad de libros durante su corta vida, dado que murió cuando tenía solo 49 años de edad.

De entre su enorme lista de libros resaltan sus síntesis teológicas: Summa contra gentilesSumma theologiae y Scriptum super quatuor libris sententiarum magistri Petri Lombardi.

Summa contra gentiles: Esta obra se traduce como Suma contra gentes. Se cree que la escribió entre 1260 y 1264, aunque no hay acuerdo con la fecha. Se piensa que el objetivo de esta publicación fue dar argumentos que corroboraran la fe católica y cristiana en situaciones de hostilidad.

Dentro de esta publicación pueden encontrarse argumentos diseñados específicamente para responder a manifestaciones de personas no fieles. Se cree que la intención del libro era dar un apoyo a los misioneros en su acción de dar a conocer la palabra de Dios.

También se cree que estos argumentos podían haber sido útiles ante las disputas con judíos o musulmanes, quienes se caracterizaban en aquel periodo por ser adeptos a la filosofía de Aristóteles.

Summa theologiae: La Suma teológica fue escrita entre 1265 y 1274. Se caracteriza por ser el tratado de teología más popular del periodo medieval y por haber tenido una fuerte influencia en el catolicismo.

Más que para defender la fe (como en el caso de la Suma contra gentes), esta publicación estaba concebida como un manual teológico que pudiese ser utilizado en la enseñanza.

Para la redacción de la Suma teológica, Tomás de Aquino se basa en la Biblia y en otras escrituras de corte sagrado, así como en las enseñanzas de Aristóteles y de Agustín de Hipona.

Scriptum super quatuor libris sententiarum magistri Petri Lombardi: Esta fue la primera obra de Tomás de Aquino, que se traduce como Comentario sobre los cuatro libros de sentencias de Pedro Lombardi.

Se cree que esta obra fue escrita entre 1254 y 1259. En esta publicación, Tomás de Aquino comenta la obra del teólogo Pedro Lombardi, en la cual se desarrollaban los sacramentos propios de la Iglesia.

Su vida es rica en anécdotas. En cierta ocasión, su hermana Teodora, que le había hospedado en su castillo de Maenza para que descansara, le preguntó: ¿Cómo seré yo santa? Y santo Tomás respondió con una sola palabra: Queriendo.

Estando un día recogido en oración en la capilla de San Nicolás de Nápoles, oyó la voz de Jesús Crucificado que le decía: Has escrito muy bien de Mí, Tomás. ¿Qué recompensa quieres de Mí por tu trabajo? La respuesta del Santo no se hizo esperar: Señor, no quiero ninguna cosa, sino sólo a Ti.

En el mismo lugar, en la fiesta del santo titular de la capilla, san Nicolás, día 6 de diciembre del año 1273, mientras celebraba la Santa Misa, tuvo una visión. A partir de aquel día no volvió a escribir ni a dictar. Interrogado por fray Reginaldo, su confesor, el motivo por el cual no escribe, santo Tomás respondió: No puedo, no puedo. Todo lo que he escrito es paja en comparación con lo que Dios me ha hecho ver.

En el mismo instante de su muerte, su antiguo maestro, san Alberto Magno, ve en su convento a fray Tomás en brazos de Santa María entrar en el Cielo y lo anuncia lloroso: Ha muerto fray Tomás, flor del mundo y luz de la Iglesia.

Su doctrina permanece, continúa iluminando. Impresionante es el elogio que hace de santo Tomás el cardenal Bassarión en plena época del Renacimiento: Santo Tomás es el más santo entre los sabios y el más sabio entre los santos. Elogio que reitera el papa Pío XI, ya en el siglo XX.

Desde la suprema cátedra de San Pedro, los Romanos Pontífices claman a voz en grito: Id a Tomás cuantos suspiráis por la verdadera ciencia teológica que conduce al conocimiento de Dios.

Los papas, unánimes, le proclaman: Doctor Común, Doctor Universal, Doctor de la Iglesia, Doctor Angélico, Doctor Eucarístico, Patrono de Universidades, Liceos, Institutos y Escuelas Católicas.

Referencias:

LOBATO A, Tomás de Aquino Maestro de maestro, Monte Carmelo, impreso en España, 2000.

F.C. COPLESTON, El pensamiento de Santo Tomás, FCE, 2016.

ETIENNE GILSON, La Filosofía de la Edad Media, Madrid, Gredos, 2007.

EUDALDO FORMEN, La filosofía de Santo Tomás de Aquino. 2003

LIFEDER. Santo Tomás de Aquino. 14 de enero de 2022.