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Xóchitl Gálvez

Xóchitl Gálvez… Su propósito: La alianza con los ciudadanos
Xóchitl Gálvez… Su propósito: La alianza con los ciudadanos

Nació en Tepatepec, Hidalgo, en una región otomí. Guerrera, audaz e hiperactiva. Ejerció como alcaldesa de la Delegación Miguel Hidalgo, y por su trabajo: “me gane el mote: Esta alcaldesa sí que tiene los huevos bien puestos”

Por Rosa Chávez Cárdenas

Senadora, aspiracionista, audaz, inteligente, responsable, guerrera, con gran empatía, honesta, irreverente y con amor de sus raíces; de manera frecuente se da baños de pueblo con su lenguaje tan florido. Por buscar el derecho de réplica con el presidente en la mañanera se convirtió en la figura del momento. 

Invitada a Guadalajara por la organización Confío en México, sin ponerse de acuerdo los asistentes le vieron muchas cualidades para candidata presidencial, de pie gritaron: ¡¡Presidenta, presidenta!!

Nació en Tepatepec, Hidalgo, en el Valle del Mezquital, región habitada principalmente por el pueblo indígena otomí. Desde pequeña aprendió que tenía que cooperar en los gastos de la casa, el negocio, vender gelatinas, pero también le gustó el estudio y cuando le dijo a su madre que quería seguir estudiando en la Cdmx. No le dijo adelante a ver cómo le hacemos, su respuesta fue: “¿quién va a vender las gelatinas?”. Su tío la motivó y le ofreció venderlas en su tienda de abarrotes. Luego tomó un taller de emprendimiento y aprendió a innovar las gelatinas, la venta se incrementó a 600 diariamente. 

En una ocasión que visitó la Cdmx, conoció la Cd. Universitaria y decretó que ella estudiaría en sus aulas. 

En su pueblo la criticaban, la tradición es que las mujeres nacían para el metate y el petate (para tener hijos). El estudio para las mujeres estaba limitado a ser maestra, pero Xóchitl rompió los paradigmas, el sueño era ser ingeniera. Los gastos para trasladarse a estudiar se incrementaban, además de las gelatinas consiguió trabajo en la presidencia de su pueblo como escribiente en el Registro Civil por tener buena letra, ya que no contaban con máquina de escribir. 

A los 16 años llegó a la Cdmx. Aplicó el examen en la UNAM y fue aceptada en la carrera de Ingeniería en computación, las dificultades iniciaron muy pronto, llegó a la guerra sin fusil: no hablaba inglés y no entendía “Ni madres” los libros de cálculo que estaban en ese idioma. 

El primer examen lo reprobó y cansada de trabajar como telefonista ganando 2 mil pesos al mes, estuvo a punto de tirar la toalla y regresar a su pueblo, pero no le podía dar la razón a su padre que le dijo “vas a fracasar”.

Nació para ser guerrera y no podía claudicar. Consiguió trabajo en una biblioteca, además logró una beca en la facultad de ingeniería y un trabajo en el INEGI, de 2 mil pesos ya ganaba 40 mil. Bromista como es comenta: “en mis planes no estaba casarme, tenía el temor de repetir, mi padre tenía problemas de alcoholismo y era violento. Varias veces le ofrecí a mi madre que lo dejara y se viniera a vivir conmigo a la Cdmx, pero no quiso abandonar su pueblo”. “Me casé con Rubén a los 24 años con la meta de “educar” a mi marido, a la fecha seguimos juntos, tenemos 2 hijos”. 

Mujer multitareas, no descuidó su casa, su relación de pareja y su trabajo, responsable, nunca ha dejado de asistir a las secciones del Senado. 

Su vida profesional, al terminar su carrera fundó su propia empresa, High Tech Services, especialista en la operación y mantenimiento de Edificios Inteligentes, inició con dos computadoras y un plotter, gracias a sus conocimientos en 1999 facturó $3 millones de dólares, a los 2 años le dieron el reconocimiento como Empresaria del Año, luego vino otro logro que la puso en la cumbre del éxito. Davos, en el World Economic Forum la reconocieron como una de las 100 líderes globales, la primera vez que se lo entregaban a una mexicana. 

Llamó la atención del presidente Fox y le pidió que trabajara en su gobierno, Xóchitl no estaba convencida hasta que el presidente aceptó sus condiciones. Hasta que se dio cuenta que tenía más de lo que había soñado: dos hijos, un marido, una familia, una empresa y se confrontó a sí misma: “Que flojera dedicarme a hacer dinero”; esa no era su misión en la vida. Se le ocurrió crear la Fundación Porvenir, apoyar a niños indígenas que sufren desnutrición en el Estado de Hidalgo, Oaxaca, Puebla, Veracruz, han atendió a más de 100 mil niños. 

También se dio cuenta que se puede estar en la política sin ser ladrón: “servir a la gente para transformar su realidad”. En sus funciones en el gobierno tuvo en sus manos cientos de millones de pesos y nunca ha tomado dinero que no se gane con su esfuerzo. Ya con la experiencia quiso ser gobernadora del Estado de Hidalgo, pero sufrió un revés, no pudo con el cacicazgo. Luego ejerció como alcaldesa de la Delegación Miguel Hidalgo, por su trabajo y honestidad: “Me gané el mote. Esta alcaldesa sí que tiene los huevos bien puestos”.

Finalmente en este mundo competitivo nos deja varias lecciones: “sigo estudiando, voy a congresos, tengo presente que si no innovamos nos salimos del mercado”. Otra de sus iniciativas en el Senado es darles seguridad social a las trabajadoras domésticas. 

Reconoce que es hiperactiva, independiente, pero muy disciplinada y con un gran deseo de servir a los más necesitados, no para utilizarlos como dice el presidente, para darles herramientas y engrosar las filas de los aspiracionistas.

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