El caso de los olvidados de la montaña de Guerrero

¡Este fraude fue del INE!
En Cochoapa el Grande, las personas no hablan español, no saben leer, ni escribir… Ahí el voto unánime fue por los ministros del acordeón ¿Cómo pudieron llenar boletas donde sólo había letras y números?
Por Mónica Calles Miramontes
A dos mil metros sobre el nivel del mar, en la montaña de Guerrero, se encuentra Cochoapa el Grande, uno de los municipios más marginados del país y el de mayor pobreza en Guerrero. El expresidente López Obrador lo conoce muy bien, pues pasó por ahí antes de llegar a su Palacio donde lo olvidó.
Ahí las personas mueren por desnutrición y por falta de servicios de salud. Más del 99% de sus habitantes viven en situación de pobreza, el 84% es pobreza extrema (CONEVAL).
El 88% de su población habla mixteco, tlapaneco, náhuatl y otras lenguas indígenas; quienes hablan español no superan el 30% (INEGI).
Ahí no hay oportunidades de estudio. Más del 53% de la población es analfabeta.
No es fácil trasladarse a aquella montaña olvidada, los caminos son peligrosos e inestables. Si no ocurre algún deslave, desde Chilpancingo toma mínimo siete horas poder llegar.
A pesar de estas condiciones lamentables, que durante tanto tiempo han padecido los pobladores indígenas, increíblemente el INE utilizó ese lugar para reportar “urnas llenas”. Sí, el municipio más pobre y marginado tuvo una participación electoral imposible y, por tanto, falsa.
Todos los votos prácticamente unánimes para los mismos candidatos oficialistas, tanto para la Corte como para el Tribunal Electoral, esto se replica en otros órganos.
Se instalaron 18 casillas seccionales (o eso nos dice el INE) y la afluencia de supuestos votantes no solo contradice el comportamiento electoral del resto del país, sino que, también supera los porcentajes de votación que llegamos a alcanzar en otras elecciones.
Tenemos porcentajes de participación y número de votantes simplemente inverosímiles, como los siguientes:
Casilla | Porcentaje | Votantes |
1743 | 55.20% | 159 |
1750 | 75.15% | 708 |
1754 | 22.5% | 313 |
1756 | 45.19% | 588 |
1757 | 65.7% | 479 |
1758 | 67% | 668 |
1759 | 58.19% | 962 |
1761 | 51.8% | 501 |
2789 | 44.4% | 136 |
2790 | 39.61% | 187 |
2791 | 74.44% | 405 |
En otras casillas, donde se reportan menores porcentajes de participación, se supera por mucho la media nacional, ya que van del 17% a más del 20%, esto es, entre 200 a 340 votantes por casilla. De las 18 casillas únicamente en tres se reportó un número relativamente ordinario de participación.
En esta elección el INE eliminó todo mecanismo de vigilancia, revisión y cotejo de datos, votos o actas. Saber si los votos se capturaron bien quedó en la conciencia del novato personal que el INE contrató dos días antes de las elecciones sólo para “contar los votos” (si a eso se le puede llamar contar). Esta actividad nunca fue verificable.
Aun así, hay casos tan absurdos como el de Cochoapa el Grande, donde los datos sí se pueden confrontar y contradecir. Para eso basta la realidad y el sentido común.
¡Las personas no hablan español! ¡Ahí no saben leer ni escribir! ¡No tienen internet y algunas localidades ni siquiera electricidad! ¿Cómo pudieron llenar boletas donde solo había letras y números?
Cuéntenos, ministros electos, magistrados electorales electos, ¿cómo hicieron para que los pobladores de Cochoapa el Grande conocieran siquiera sus nombres?
Porque ellos −nos dice el INE− ciegamente votaron unánimes por ustedes, los mismos candidatos acordeón, dejando en ceros a sus contrincantes en diversas casillas. Ellos no desperdiciaron sus votos para anular, no dejaron recuadros sin utilizar, como ocurrió en las zonas urbanas donde nunca se comprendieron las boletas.
¿Cómo fue, magistrados electos de la Sala Superior, que, en la región de Dos Ríos, 934 ciudadanos cuya principal preocupación diaria es tener algo qué comer, se formaron todo el día en una casilla para darles el mismo número de votos a cada uno de ustedes?
O quizá ustedes, magistrados regionales electos, sepan esa respuesta, porque, en su caso, fueron 940 personas quienes llegaron a la casilla convencidos de que, con los tres del acordeón tendrían la justicia electoral que tanto añoran, dejando en ceros a los demás candidatos.
En Cieneguilla (sección 2789), votaron 136 de los 306 electores, pero todos los votos fueron por los mismos magistrados electorales (hoy electos). Ni un solo voto fue para beneficiar a otra candidatura.
En algunas zonas de esta región sobreviven de la elaboración de sombreros de palma, en un día pueden elaborar dos o tres, para venderlos a intermediarios por cinco pesos; pero si la venta es por docena, los entregan por poco más de tres pesos cada uno. Eso es lo que ganan en todo un día de trabajo.
Sin embargo, el INE nos reporta que, los pobladores de este municipio dejaron a un lado su trabajo diario y la posibilidad de ganar los diez o quince pesos que acostumbran, para ir a formarse a una casilla abarrotada.
¿Cómo nos puede explicar el INE o los candidatos que la población de aquella montaña olvidada los conoció? ¿Fueron a esa región a hacer campaña?
¿Nos dirán que fue su viral actividad de influencers en redes sociales? ¿O la plataforma del INE “Conóceles”? Solo habría un pequeño detalle, en esa región escasamente un puñado de personas recibe una mala señal de internet y, de hecho, no todas las localidades cuentan con electricidad.
La realidad es que, nada de esto podrían explicar, ni siquiera con el “acordeón”, porque es algo que se estrella con la realidad.
Las casillas podían tener ese número de boletas, pero no tenían la capacidad de recibir a tantos votantes; simple y sencillamente por el tiempo que demoraba votar, que fue calculado por la propia autoridad y superado en los hechos el día de la jornada electoral.
Este no es el único caso, pero sí es un caso que hiere e indigna, porque se han valido de la marginación, la pobreza y el sufrimiento de las personas, para cometer un fraude.
Y que no se malentienda, este no es un asunto de acarreo de votantes, ni de compra de votos. Es un caso donde difícilmente puede creerse que los pobladores se enteraron de que hubo elecciones el pasado primero de junio.
¿Se instalaron las casillas? ¿Se llenaron las boletas sin instalar casillas? No lo sabremos; pero sí podemos estar seguros de que esto fue un fraude que, necesariamente, fue orquestado por el INE.
No puede responsabilizarse a alguien más, cuando en esta ocasión, en la operación de las elecciones −supuestamente− no intervinieron partidos, otras autoridades, ni representantes de candidatos.
Y, por cierto, una última pregunta: ¿ustedes que hoy para llegar a sus puestos se han valido del fraude y la necesidad de los más desprotegidos, son quienes van a guardar y hacer guardar la Constitución?
El lobo cuidando a las ovejas.
¡Esto es el nuevo Poder Judicial!
Abogada y consultora especialista en materia electoral
Web: defensaelectoral.com.mx
X: moni_calles