EntrevistasPrincipales

Bacanora de Aconchi para el Mundo

Por Rigo Gutiérrez E.

Las oportunidades que surgen en medio de las crisis son muy peculiares: ni llegan solas, ni se ponen en bandeja de plata; es necesario sudar, arrastrar el lápiz, y sobre todo deshacerte de los prejuicios, esas pesadas anclas que a veces no dejan avanzar el barco del potencial.

Jesús Maldonado, es un entusiasta y perseverante emprendedor que supo detectar su momento. Es originario de Aconchi, su infancia y juventud la vivió en el campo, entre las parcelas, regando en la madrugada las hortalizas, jimando agave hasta el anochecer. Siempre con la figura de su padre como ejemplo. “No trabajes para alguien, tú búscale, búscale”, recuerda como una mantra que escuchó desde joven.

En los noventas a toda la zona del río Sonora le pegó una fuerte crisis y los Maldonado no fueron la excepción. Con lo poco que les quedó siguieron cultivando la tierra, la venta de ganado bajó. Mientras que Jesús se vino a estudiar a Hermosillo. Hace años trabajó en el Gobierno del Estado, en el área de Atención ciudadana, pero lo recortaron. Ya casado, con un hijo en camino las oportunidades se fueron cerrando y regresó un poco a sus orígenes.

La herencia del bacanora

Jesús se considera heredero de la tradición del bacanora. Comenta que antes de la prohibición de esta bebida, por allá en el Gobierno de Plutarco Elías Calles, en Sonora había 86 fábricas, producían hasta 860 mil litros y exportaban a Europa y Asia. Fue hasta el mandato de Ernesto Zedillo que levantaron esta restricción, pero no se podía vender afuera, era casi para consumo personal. En el gobierno de Eduardo Bours resurgió la industria bacanorera.

El primer bacanora que produjo la familia Maldonado fue en 1991, para una boda familiar, aunque no directamente. Fue hasta el 2001 cuando aprendieron la técnica completa para jimar y destilar. “Nuestro método es al natural, el bacanora tradicional debe tener una regulación entre 48 a 55 grados de alcohol; pero mi papá comenzó a producir para él un “bacanora corrido”, de 40-45 grados, es suave, no raspa, ese lo regalaba a los amigos, pero a la gente le gustó y después ya le pedían que se lo vendieran”.

A la par del bacanora abrió un negocio de pollos asados. Sin embargo no fue lo que esperaba. El bacanora no se estaba vendiendo. Los ahorros se les estaban terminando. Recuerda que una tarde de noviembre, a semanas de Navidad a su esposa se le ocurrió preparar una crema de bacanora a la cual le añadieron algo de café y cerezas. Al principio no tenía buen sabor, así que la dejaron en el refrigerador, días después los visitó su mamá y de casualidad probó aquella crema olvidada. Se maravilló del sabor. Reconocieron que debían dejarlo unos días para que mejorara. Así que empacaron unas botellas con una etiqueta de “Aruná”. Se fue al centro de gobierno a dar muestras de cremas y bacanora. Se les vendió todo y hasta salió con pedidos. Fue el inicio.

Actualmente Jesús está vendiendo en ciudades de Sonora, viaja a Tijuana y visita otros estados de la República, además constantemente tiene pedidos de Arizona y otras ciudades de Estados Unidos. Poco a poco comienza a explorar el mercado norteamericano, donde atiende a connacionales que gustan del fuerte, pero agradable sabor del destilado.

“Ahorita la mayoría de la gente quiere hacerse de una empresa de un día para otro, eso no va suceder, te pueden dar un negocio, pero si no lo sabes apreciar en seis meses lo vas a perder”, reflexiona.

¿Cuál es la diferencia entre el bacanora, el sotol y el tequila…?

El que más se asemeja a todos es el mezcal, bacanora significa si mal no recuerdo “el barranco de los carrizos” en ópata. La diferencia son los procesos y principalmente las especies de las plantas. En el caso del tequila es el agave azul, el mezcal se hace con hasta doce especies del maguey, en el caso del sotol, la lechuguilla, que es un maguey distinto y más bravo. La especie del bacanora es el Agave pacífico. El bacanora tiene un grado de alcohol de 40 a 55 grados, que es la bebida con más alto grado en todo México.

¿Cuál es la visión que tienen de esta empresa, a dónde se dirigen?

Ser el “Don Julio” de las bacanoras. Don Julio podrá no ser la mejor marca de tequila, ni el más bueno, ni caro. Pero Don Julio es reconocido a nivel internacional con prestigio, si a ti te regalan una botella de Don Julio te están haciendo un regalo asombroso. Una vez me preguntaron si vendía el mejor bacanora, yo le conteste que no. Instantáneamente me contestó que me estaba vendiendo mal, entonces yo le dije; te aseguro que mi bacanora esta entre los mejores diez, será el mejor o no es cuestión de gustos y apreciación de la gente. En Facebook hace dos años teníamos 300 seguidores, hoy tenemos 3,000 seguidores y todos son clientes constantes.

Estamos viviendo un entorno económicamente difícil, efecto del decrecimiento del país, la pandemia ¿Por qué en 2021 aventarse y desarrollar, emprender?

Si nos vamos a recordar la historia siempre han existido estas catástrofes y posteriormente, empresas e imperios muy grandes caen y mucha gente mueres. Pero también se crean o nacen otras empresas y organizaciones más y más fuertes a partir de estas limitaciones. Nosotros queremos ser una de estas últimas empresas. El año pasado te mostraría mis números y te asustarías, pero tenía la intuición de que algo bueno podía salir de esto. El consumo de alcohol se incrementó el 33% en la pandemia. Entonces empecé a investigar y vi estas cifras, nuestro mercado creció enormemente entonces hubo que aprovecharlo como sea. Las crisis pueden ser oportunidades para levantarse.

¿Qué mensaje le dejarías a los jóvenes emprendedores?

Nos tocó una época donde no hay una certeza, no una única y ninguna clara. Puedes nacer pobre y convertirte en uno de los hombres más ricos de Sonora, nacer rico y morirte en la calle. O transitar entre las dos áreas toda tu vida. Entonces yo quiero decirle a toda la gente que si tienen una idea traten de pelearlo, aunque alguien diga que no. Aunque suene muy trillado; el qué dirán no te va a dar de comer. El director de mi preparatoria una vez me dijo a mi y mis amigos: “Ahorita no les duele nada muchachos, espérense quince años y les va a doler todas las babosadas que están haciendo hoy”. El destino duele y pega duro, cuando los alcance les va abrir los ojos, si les pasa hay que decidir una respuesta para la pregunta ¿qué quiero?