DE PRIMERA MANO

Columna de Ruiz Quirrín | Siempre, ha sido pesada la mano de EU sobre México

¿Y si Trump ha encontrado la fórmula para intervenir?

Lamentable: Se dijo, AMLO no apoyaría a los sonorenses

¿POR QUÉ Lázaro Cárdenas del Río, -quien como Presidente de México (1934-1940) alcanzó el control total del país en la segunda parte de su sexenio, con pensamiento socialista que lo llevó a la práctica desde Palacio Nacional, con una Rusia comunista entonces en crecimiento en el mundo-, no se animó a dejar un sucesor que culminara lo que ideológicamente había iniciado?

No. Por el contrario, eligió a Manuel Ávila Camacho, cuyo primer objetivo como titular del Poder Ejecutivo Federal, fue sentar en un solo presídium al “derechista” José Vasconcelos, al General Plutarco Elías Calles (expulsado de México por el propio Cárdenas) y, finalmente, al mismo “Tata” Lázaro.

A partir del sexenio de Miguel Alemán Valdés (1946-1952), se inició en nuestro país un fenómeno conocido como “el desarrollo estabilizador”. El dólar se fijó en 12 pesos con 50 centavos, la nación se pacificó, se fomentó la industria, el crecimiento de las ciudades, la generación de empleos.

A ellos los llevó al poder el Partido de la Revolución Mexicana (PRM), rebautizado el Partido Nacional Revolucionario (PNR) fundado por Elías Calles en 1929. A Alemán le tocó cambiar el nombre a Partido Revolucionario Institucional (PRI), tal y como le hemos conocido todos estos años.

Este “desarrollo estabilizador” continuó engrandeciendo a México y su gente en los sexenios de Adolfo Ruiz Cortines, Adolfo López Mateos y Gustavo Díaz Ordaz. El ciclo del progreso se rompió la segunda parte del sexenio de Luis Echeverría Álvarez.

Éste último no sacó su simpatía por el socialismo hasta que reaccionó ante el golpe de Estado en Chile que terminó con la vida de Salvador Allende en 1973. Lo primero que hizo fue asilar a chilenos comunistas, entre ellos Rodolfo Stavenhagen, a quien le encargó la reforma a los libros de texto de gratuito, por lo que en lo sucesivo los niños de México conocieron a Fidel Castro y a Ernesto “Che” Guevara, presentados como héroes de un sistema “justo”.

Los tres últimos años de su mandato, LEA se dedicó a tomar decisiones en base al sistema de economía mixta, llevando a la práctica un socialismo muy mexicano. Expropió a grandes y pequeños propietarios miles de hectáreas a lo largo y ancho del país. Sonora no fue la excepción. Más de 97 mil hectáreas de reconocidos agricultores de los valles del Yaqui y Mayo, pasaron a ejidatarios.

Para 1976, los ejidos probaron ser un verdadero fracaso. La pobreza aumentó, el dólar empezó a devaluarse en un fenómeno económico desconocido para una generación que había vivido una estabilidad de la moneda los últimos 20 años. Eso sí, el poder presidencial era omnipresente.

¿Por qué entonces Echeverría no eligió como sucesor a un socialista que continuara con su labor estatizadora? Tenía en su gabinete a figuras pro-comunistas como Francisco Javier Alejo y Porfirio Muñoz Ledo.

No. Eligió a un amigo desde los años estudiantiles en la Escuela de Derecho de la UNAM, José López Portillo, quien tuvo una actuación más de derecha que de izquierda. Inclusive, algunos políticos golpeados por LEA, como Emilio Martínez Manautou y Alfonso Martínez Domínguez, fueron gobernadores de sus respectivas entidades (Tamaulipas y Nuevo León) con don “Pepe” en Los Pinos.

¿Qué evitó que Cárdenas y LEA heredaran su socialismo?

¿Qué presiones, internas o externas, influyeron en los poderosísimos Cárdenas y Echeverría para frustrar sus planes de socializar México? ¿Sería la tremenda influencia de los Estados Unidos?

Porque la historia, esa gran maestra de la vida, nos ha enseñado que el poderoso vecino del norte siempre ha metido su mano en la vida política de nuestro país y también, que siempre hemos dependido de él.

Cuando nuestra nación nació a la vida independiente, en 1821, el embajador estadounidense, Joel R. Poinnset, evitó que nuestro libertador, Agustín de Iturbide, se convirtiera en emperador, lo expulsó del país, auspició su asesinato por propias manos mexicanas e impuso una república con el nombre de Estados Unidos Mexicanos y además, al primer presidente, Guadalupe Victoria.

Pocos años después, EU obligaba a un Antonio López de Santa Ana a venderle la mayor parte del territorio en el norte de nuestro país.

En 1860, El presidente Juárez vivía su primero de tres periodos presidenciales y sufría derrota tras derrota del general conservador, Miguel Miramón. El “Benemérito” acudió por ayuda al gobierno de los Estados Unidos para derrotar a su adversario, a cambio de firmar los tratados conocidos como “McLane-Ocampo” que implicaba el compromiso mexicano de construir un canal desde Veracruz hasta Oaxaca, que comunicara a ambos océanos.

La invasión francesa frustró el proyecto, pero Juárez pudo vencer a Miramón.

En 1911, el gobierno de los Estados Unidos amenazó al dictador Porfirio Díaz con invadir al país si no se iba del poder y permitía la llegada de Francisco I. Madero, lo que efectivamente sucedió. El barco “Ipiranga” condujo a Díaz, su familia e íntimos amigos, a París, Francia, donde descansan hasta la fecha, sus restos.

Madero fue un ingenuo. Se creyó autosuficiente en un país en reconstrucción. Desdeñó al gobierno estadounidense y a las advertencias de su hermano Gustavo, de que al designar a Victoriano Huerta como jefe de las fuerzas armadas, éste le traicionaría. Su ingenuidad la pagó con la muerte.

En 1921, el entonces Presidente Alvaro Obregón Salido no hallaba la puerta ante una tremenda ofensiva que su paisano sonorense, -su antecesor en palacio-, Adolfo de la Huerta, había lanzado en su contra oponiéndose abiertamente a su gobierno.

Obregón acudió por ayuda al gobierno de los Estados Unidos para enfrentar el problema y fue alimentado con armas, equipo y municiones, a cambio de firmar los “Tratados de Bucareli”, que implicaban las manos gringas en México parta disponer del petróleo.

Y lo hicieron, hasta que Cárdenas expropió esa industria.

¿Hoy regresa el riesgo de una intervención estadounidense en nuestro país?

EN NUESTROS días, el Presidente de los Estados Unidos, Donald Trump, golpea al gobierno y al pueblo de México cuando se le antoja.

Cuando buscaba llegar a la Casa Blanca, fuimos un excelente pretexto para él como argumento de campaña, prometiendo la construcción de un muro que –además, lo aseguraba-, lo pagaríamos los mexicanos.

Ya en el poder y para demostrar su enorme fuerza, amenazó con imponer aranceles a las importaciones de productos mexicanos, si el gobierno del Presidente López Obrador no tomaba acciones más drásticas para evitar la migración centroamericana y mexicana hacia su territorio.

Ante tal amenaza, el gobierno mexicano reaccionó admitiendo las condiciones de Trump. La primera acción de la recién creada Guardia Nacional fue formar un cerco anti-inmigración en la frontera con Guatemala y en la frontera con los Estados Unidos. Finalmente, los mexicanos estamos pagando ese “muro” humano.

En los últimos días, Trump ha lanzado otra “amenaza” al gobierno de AMLO. Admitió en entrevista al periodista Bill O´Really que estaba estudiando la probabilidad de considerar oficialmente a los cárteles del crimen en México, como “grupos terroristas”, luego de conocer que en ese sentido le hicieron llegar en una carta los voceros de la familia LeBaron que, como lo sabemos, el pasado 4 de noviembre sufrieron la pérdida de nueve de sus integrantes a manos de bandas delictivas en Bavispe, Sonora.

No sólo eso. Tiene el mandatario del norte un gran argumento de campaña en busca de la reelección a fines del 2020.

Inmediatamente el Presidente López reaccionó instruyendo al canciller, Marcelo Ebrard, a viajar a Washington y buscar una entrevista con su homólogo gringo, Mike Pompeo, para “ver los alcances” de una determinación como la anunciada por Trump.

No es secreto alguno. Tener como “terroristas” a grupos delictivos en nuestro país, podría incluir una intervención estadounidense sin la necesidad de una previa autorización del gobierno mexicano. Así lo han hecho en todo el mundo. Así acabaron con Osama Bin Laden, así han intervenido recientemente en Siria.

Sin embargo, hay algo más en este escenario que podría implicar el propósito final de la presencia de los Estados en México en este tiempo. En su entrevista con O´Really, el mandamás en la Casa Blanca dijo que sabía la tendencia “socialista” del Presidente López Obrador y que hubiera no deseado un rechazo de éste frente al propósito de combatir al crimen con el ejército americano.

A ver. Aquí viene el cuestionamiento. Sabedor Trump de la simpatía de López Obrador por Castro en Cuba, Ortega en Nicaragua y Maduro en Venezuela, ¿estará pensando en evitar tener de vecino en el sur a un régimen que podría en el futuro ser beligerante a los Estados Unidos?

Estaremos atentos a los siguientes días y a la información que recoja Ebrard de su visita con Pompeo. Quizá se esté viviendo otro episodio similar al que vivieron Cárdenas y Echeverría en su tiempo y que evitó consumar su objetivo de socializar completamente a México.

AMLO, un año en Palacio Nacional

UNA COSA no está a discusión… En tratándose de un conflicto con gobierno extranjero, como mexicanos estamos más que obligados de apoyar a nuestro Presidente… De esto no debe quedar la menor de las dudas… Lo que también es certero es la tendencia populista-socialista de la Cuarta Transformación… Negarlo a estas alturas sería ser muy ingenuo… Este domingo venidero Andrés Manuel López Obrador cumplirá su primer año en Palacio Nacional y en 12 meses ha logrado no sólo sacudir al país, sino también reformar el Estado Mexicano… Uno de sus principales logros es la concentración del poder… Sólo le resta controlar el Instituto Nacional Electoral y el Poder Judicial de la Federación para tener los tres poderes en su persona y sin el equilibrio de los organismos autónomos como el INE, la CNDH, el IRE, el INAI, el TRIFE, el Coneval y otros que fueron instituídos para fomentar la democracia… Su justificación al recortar el presupuesto federal y desaparecer programas que ayudaban a la población con obras públicas en estados y municipios, la basa en el combate a la corrupción… Todo lo hecho antes de su llegada al poder, es corrupto… Y asegura que hoy las cosas son “distintas”, que todo ha cambiado… La realidad –también sería muy ingenuo no pensarlo- es que dicha concentración de poder camina rumbo a una dictadura y a la eliminación de nuestras garantías y libertades ganadas con sangre al paso de casi 200 años de independencia… Cada día aumentan las voces que advierten del peligro, por ello, AMLO tiene prisa en alcanzar su propósito… La oposición oficial, no existe… Por lo pronto ha sido muy exitoso.

La advertencia, se cumplió

LA GOBERNADORA cumplió… Hizo lo que tenía qué hacer para buscar recursos para Sonora y los sonorenses… Lamentablemente, la voluntad presidencial de dejar sin dinero a ciertas entidades gobernadas por el PRI y el PAN, hizo que nuestra advertencia se hiciera realidad… López Obrador no apoyaría… Ninguno de los proyectos de obra pública exigidos por el pueblo de Sonora y presentados en un documento por Claudia Pavlovich al Presidente, fue tomado en cuenta… Para el venidero 2020, no sólo hay un importante recorte de recursos federales, sino que no hay una sola inversión federal extraordinaria… Habrá que seguir luchando… Nos falta aún mucho por ver.