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Dan “gato por liebre” en pescaderías de Sonora

Mariana Aziz, representante de la organización OCEANA, explicó a “Primea Plana” que en Sonora y Sinaloa, una de cada dos veces que compramos pescado entrega uno completamente distinto  

Por Gabriel Rigo Gutiérrez E.

Una forma de fraude en sustitución de especies, se está volviendo común en pescaderías de Hermosillo y Ciudad Obregón, según denuncia OCEANA. La mitad de las veces el cliente se va con un producto distinto al que pidió, sobre todo en pescados como mero, lobina, marlín, robalo, sierra, curvina y lenguado.

Esta organización internacional, enfocada a la conservación de los océanos, fue fundada en 2001 y recientemente elaboró un estudio en México denominado “Gato X libre: Engaño en el Noroeste”, donde documentan este engaño.

Mariana Aziz, directora de campañas de transparencia de OCEANA, expuso a “Primea Plana” los resultados del estudio científico, que fue enfocado en los estados de Sonora y Sinaloa, por ser los estados más relevantes en volumen. 

Para el informe durante diciembre de 2022 recolectaron un total de 194 muestras de pescados para analizar su ADN e identificar las especies de las que se tratan. Las muestras fueron tomadas en restaurantes y pescaderías de cuatro ciudades: Mazatlán y Culiacán en Sinaloa, así como Hermosillo y Ciudad Obregón en Sonora.

Explican que de las 194 muestras de ADN, 157 fueron amplificadas mediante PCR, y tuvieron una calidad suficiente para realizar una identificación genética confiable. Para determinar la sustitución de especies se comparó el nombre comercial de cada muestra con tres bases de referencia. Se determinó que había sustitución cuando el nombre común de la especie identificada genéticamente era distinto del nombre comercial con el cual el producto fue vendido.

Nadando en el engaño

Mariana recordó que quedaron muy sorprendidos con los resultados por la alta sustitución que encontraron. “Una de cada dos veces, nos vendieron una especie completamente distinta a la que realmente se nos estaba ofreciendo. La mitad de las veces nos engañan”, afirmó.

El porcentaje de sustitución por ciudad es el siguiente, en Culiacán 60%; Mazatlán 46%; Hermosillo 45%; y Ciudad Obregón 50%.

La Maestra en Derecho Ambiental, comentó que el 25% de la sustitución se da por productos de acuacultura como la basa, que es una especie que importan de Vietnam en un 99%.

Además de la basa también se usa la tilapia para sustituir. Y aunque existe cultivo de tilapia en México, el 99.8% se importa de China.

Las consecuencias del fraude

La investigadora explicó que todo esto tiene consecuencias muy graves. En primer lugar el consumidor que en ocasiones llega a pagar hasta seis veces más que el valor real del producto.

Por ejemplo el mero tiene un precio de 645 pesos el kilo y lo sustituyen por basa que tiene un precio de 106 pesos el kilo.

Pero también todo esto afecta al mismo sector pesquero.

“Otro de los problemas es que quién está pagando ese precio son los propios pescadores, porque están viendo desplazado el producto nacional de estas especies de exportación debido a su valor y se venden como si fueran nacionales”.

También encontraron situaciones en las que se vendieron especies en peligro de extinción, que están clasificadas en la NOM 059 de la SEMARNAT. Como el caso de la raya diablo. “Se vende como si fuera una especie de pesca comercial. Como consumidores estamos consumiendo especies en peligro de  extinción que está protegidas por una norma y se vende como si fuera algo legal. Y ni siquiera lo sabemos. El equilibrio de los ecosistemas marinos se ve afectado por este tipo de prácticas”.

Modelo de trazabilidad, una solución ignorada por Conapesca

Mariana Aziz aseguró que es muy difícil hace distinción de las especies que se venden porque no existe información sobre la cadena de valor del producto.

“No sabemos cuáles son los pasos que transitan las especies para llegar a nuestras mesas. Esta falta de información y transparencia hace que sea fácil este tipo de engaños”, expuso.

Desde 2019 refirió que han insistido a las autoridades del Gobierno Federal, en específico en las oficinas de la Comisión Nacional de Acuacultura y Pesca que dirige Octavio Almada, para que se apruebe una Norma de Trazabilidad.

“Esto es la simple capacidad de rastrear el producto del inicio al fin de la cadena de valores, del barco al plato pero desde hace más de dos años se encuentra detenida esa norma en las oficinas de la CONAPESCA”, denunció la representante de OCEANA.

La aprobación de esta norma, añaden, se encuentra en las primeras etapas del proceso, aún faltan muchos pasos que la autoridad debe tomar para que podamos conocer con certeza el camino que recorre nuestro pescado.