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Denuncian maltrato y crueldad en Antirrábico de Hermosillo

Por Iván Ballesteros Rojo/

“Si quieres abatir el problema de salud y la sobrepoblación, tienes que esterilizar, por lo menos, a 20 mil animales al año. La tasa de nacimiento de perros es muy dinámica, y no se puede atacar con campañitas”: Carolina Araiza, agrupación Pata de Perro

En mi infancia tuve un perro, tigre, se llamaba. Era anaranjado y enorme. Me esperaba todos los días cuando regresaba de la escuela. Me acompañaba al estadio y a los parques. Me defendía de otros perros. Era mi compañero de aventuras. Cierto domingo hubo una redada del antirrábico en el barrio. Aun cuando yo les explicaba a los imbéciles de la perrera que el can era mío, que estaba vacunado y lo quería mucho, aquellos hombres lo cazaron y lo subieron en un automóvil.

Cuando fui con mis padres al antirrábico, cosa de cuatro horas (hasta que llegaron de sus trabajos), ya era muy tarde: habían matado al tigre. Lloré por la ausencia de mi tigre varias semanas. Después llegó pinto y mi tristeza mitigó un poco, pero mi odio hacia los antirrábicos todavía está fresco.

 Carolina Araiza
Carolina Araiza, señala errores en la estrategia municipal para el control de la población canina.

La anécdota anterior viene al caso porque he visto unas imágenes estrujantes que revelan la actual situación que viven los perros que, en mala hora, van a parar al remedo de antirrábico municipal que hay en esta ciudad. Un lugar donde “el mejor amigo del hombre” va a morir de hambre y sed. Un lugar donde sus cuerpos se pudren a la intemperie y donde pareciera que no existe la bondad ni el trabajo de las personas que allí cobran sueldo. Sobre esta lamentable situación hemos entrevistado a Carolina Araiza, una de las principales activistas de derechos animales en Hermosillo, representante de la asociación animalera “Pata de perro”.

Hace unas semanas Pata de perro clausuró, de manera simbólica, el moridero hediondo en el que se ha convertido el antirrábico municipal. Los olores por allí recordaban las costas dantescas del Infierno. Los vecinos se quejan de los aromas tan fuertes que hay cuadras a la redonda. Observo en una pantalla, junto con Carolina, las indignantes imágenes de perros vivos conviviendo con perros muertos, reventados. Hay uno que quiso saltar de una jaula a otra y su collar quedó atorado en un alambre, por lo que quedó colgado allí. Hay una pila de animales en estado de descomposición y otro tanto observando su destino.

¿Cuál es el trabajo que tiene que realizar el antirrábico municipal, tanto en la comunidad como en su centro de operaciones?

En teoría hay una norma, la 042, la cual dice cómo deben funcionar los antirrábicos. En esa norma sí se contempla que se sacrifiquen los animales como un método de control poblacional, pero esa norma fue realizada por personas que supuestamente son expertas en el tema, como Lolita Ayala, pero nosotros creemos que no se han asesorado como deberían. Por ejemplo, sacrificar perros, enfermos y sanos, considerando la electrocución como un método humanitario, desde allí empezamos mal. Lo que nosotros estamos exigiendo es que se dejen de matar perros porque si quieren abatir el problema de la sobrepoblación de canes, esa no es la solución. En toda mi vida he visto perros en la calle y siempre se han sacrificado y la cosa sigue peor. Ahora hay una Ley y hay organizaciones como la de nosotros y el problema persiste. El modelo del proyecto que proponemos ha sido exitoso en algunos municipios de Argentina, donde se ha recurrido a otro tipo de estrategias y donde ya no se matan perros, se esterilizan. Desde 1996 este programa ha estado vigente y ahora están comprobando su éxito. Es un proceso que lleva tiempo pero funciona. A nosotros nos pueden muchos los perros que matan, pero el gobierno tiene que ver esto como una problemática de salud pública y utilizar la mejor estrategia para abatirla.

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La semana pasada “Pata de Perro» clausuró las instalaciones del antirrábico por las deplorables condiciones como mantienen a las mascotas.

¿Qué implica que se estén dejando morir a los perros en lugar de esterilizarlos?

Hay 140 mil perros en la calles de Hermosillo. Casi ocho toneladas diarias de heces fecales que se hacen polvo y las respiramos o llegan a los alimentos, el agua, Etc. Y como contrapartida tienes un montón de gente a la que no le llega el servicio de esterilización de sus animales.  Esos perros se reproducen y hacen el problema de salud más grande. Ahora, la esterilización en el antirrábico cuesta 300 pesos, mucha gente gana esa cantidad en una semana. ¿Cómo van a esterilizar a sus perros? La gran mayoría de los animales que vemos en las calles tienen una casa a la que regresan. Nosotros estamos proponiendo que el antirrábico proporcione un servicio gratuito de esterilización. Se trata de todo un programa que ya les presentamos a las autoridades. El eje de dicho proyecto es esterilizar constantemente, no que campañas por aquí y por allá, porque son acciones de bajo impacto. Al año se esterilizan 2000 mil perros, pero si quieres abatir el problema de salud y la sobrepoblación, tienes que esterilizar, por lo menos, a 20, 000 mil animales al año. La tasa de nacimiento de perros es muy dinámica y no se puede atacar con campañitas. En Toluca había un programa parecido como el de Argentina, pero cambió el gobierno, y el personal, y le dieron cuello al programa. En Oaxaca se está implementando y en los Mochis.

¿Y les sale muy caro realizar ese tipo de programa?

¡No! El mismo recurso que tiene el antirrábico para matar perros lo pueden utilizar para esterilizarlos. Y el servicio tiene que ser gratuito porque se paga con los impuestos. Con un ritmo de 90 esterilizaciones diarias se podrían alcanzar las metas que se requieren. La esterilización sale aproximadamente en 25 pesos, si lo hace el personal del antirrábico allí se cubriría la mano de obra.

¿Ustedes estarían dispuestos a colaborar en ese programa general de esterilización?

Claro. De hecho nosotros empezamos a trabajar con ellos en un programa que se llamaba “Ni uno más sin hogar”. Pero cuando fuimos avanzando vimos que realmente no había disposición. De hecho nos estaban pidiendo a nosotros que gestionáramos el recurso para operar. Era muy ilógico. El programa que queremos implementar es permanente, y busca también, además de no matar animales, crear una cultura entre la gente de más tolerancia. Las personas no saben lo que pasa con los perros cuando los reportan. Quizá no han visto estas imágenes. Hay una encuesta donde se les preguntó a ciudadanos que hablaron al antirrábico para reportar perros callejeros si querían que se mataran a esos perros. El 90 por ciento dijo que no. Hace nueve meses hemos estado pidiendo una audiencia con el alcalde para proponerle nuestra solución. Nos canalizaron a Salud Pública pero no tuvimos respuestas ni quedamos conformes. Necesitamos enfocarnos en soluciones y no en cuestiones políticas o que no tienen importancia. El proyecto ya se entregó al municipio. Veremos si hay una reacción.

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