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“Dime cómo te sepultaron y te diré quién fuiste”

Por Alberto Maytorena/

En Hermosillo (y en todo México) las construcciones en los cementerios se han convertido en un espectáculo arquitectónico inquietante, no obstante este podría ser el síntoma de algo más

La arquitectura funeraria siempre ha sido una parte interesante de la cultura mexicana, ya que expresa de manera tangible la relación del ser humano con la muerte. Los mexicanos, como alguna vez escribió Octavio Paz, nos burlamos y festejamos a la muerte; la contemplamos con paciencia, desdén o ironía, y eso salta a la vista cada vez que recorremos los pasillos de un panteón.

Panteon Yañez
En el panteón Yáñez se pueden observar capillas o mausoleos de todo tamaño.

Los panteones son como un catálogo de archivos arquitectónicos donde se encuentran desde rendiciones neo-clásicas hasta simples montículos de tierra, pasando por construcciones rústicas elaboradas con ladrillo. Sin embargo, a lo largo de este escaparate de tendencias, se percibe la intención de asentar la última de las moradas a través de construcciones cada vez más sofisticadas y extravagantes, pero ¿por qué ocurre este fenómeno?

El doctor en urbanismo Eloy Méndez Sáinz menciona que, en términos culturales, el objetivo de la tumba es representar la vida del difunto en el otro mundo, en otras palabras, resolver el vacío entre la vida y la muerte por medio de la cultura material.  Es preciso indicar que dicho gesto simbólico es responsabilidad única de los familiares, por lo que el poder adquisitivo de quienes se despiden del personaje se convierte en un factor clave para la construcción.

“Las tumbas de los más pobres tienen una presencia efímera, ―expresa el doctor Méndez Sáinz― mientras que la gente con mayores ingresos son las que definen las tendencias”, esto último queda comprobado a través de la inclinación de la clase media a emular ciertos comportamientos pertenecientes a estratos sociales elevados, dichos comportamientos se expanden a hábitos de consumo, entre ellos el arte.

En el Reglamento del Servicio Público de Panteones y Servicios Funerarios de Hermosillo no aparece ninguna ley que regule las construcciones funerarias, lo cual significa que en tanto la tumba respete las dimensiones del terreno que se compró, el monumento puede tener las libertades artísticas que se deseen; tampoco se especifica en ningún capítulo el tipo de material que deba utilizarse para su fabricación… o si deben usarse materiales en lo absoluto.

En las imágenes que presentamos, se pueden apreciar algunas de las construcciones que ejemplifican cómo la arquitectura funeraria se ha vuelto un despliegue de estilos. Esta tradición nos habla de la última oportunidad que podemos ofrecerle al difunto de tener un patrimonio para “disfrutar” su estancia en el más allá, pero también hace referencia a la forma en la que se manifiesta el poder adquisitivo de las personas.

Panteon Yañez
Algunas construcciones sobresalen a la distancia.

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