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El “abismo fiscal” mexicano, con costo a los estados

[author] [author_info]Por: Imanol Caneyada[/author_info] [/author]

Cuando las principales economías del mundo observaban a punto de la histeria el  debate en Washington sobre el tan traído y llevado tema del abismo fiscal, que amenazaba con precipitar a Estados Unidos a una recesión histórica, y tras de ellos a Europa y, por supuesto, a México, en este país, la mayor parte de los congresos estatales aprobaba nuevos impuestos o aumentaba los existentes para evitar caer en lo que han llamado tenuemente altos riesgos financieros.

El asunto en el país vecino está básicamente así: al entrar el 2013, expiraban las rebajas impositivas que George W. Bush decretó en 2001 y 2003; es decir, de un golpe iba a entrar en rigor un descomunal aumento de los impuestos, al tiempo que, también de forma automática, se aplicarían recortes al presupuesto. Esta combinación afectaría de forma directa a la generación de empleo y al desarrollo económico del país de las barras y las estrellas, al grado de sumirlo en una depresión económica de proporciones globales.

A última hora, el presidente Obama logró negociar con el Congreso un proyecto de ley que aspira a cobrar más a los que más tienen mientras sigue protegiendo a los que menos tienen, mientras que los recortes se congelan hasta marzo, plazo en el que el ejecutivo estadounidense planteará un programa de reducción del gasto basado en un análisis exhaustivo.

Mientras tanto, en las economías más dañadas de la Unión Europea, el 2013 les ha traído a sus habitantes masivos recortes en programas sociales y aumento de impuestos.

La fórmula se repite en todo el mundo, incluyendo a México. Los padres de la fórmula son las entidades financieras internacionales, encargadas de prestar dinero a los países que así lo requieren. Si quieres lana, debes asegurarte ingresos que puedan cubrir los pagos a la deuda y hacer recortes que no te exijan más deuda.

Los dos sexenios panistas, en términos generales, lograron entregar cuentas aseadas en el reglón fiscal, sin embargo, las entidades federativas se pensaron exentas de esta disciplina fiscal y los niveles de endeudamiento, sumados a la escasa generación de ingresos propios vía impuestos, amenazan con llevar a una crisis al país de proporciones parecidas a la del abismo fiscal del país vecino.

Para el 2013, el mensaje del Gobierno federal a las entidades federativas, en mímesis con el panorama internacional, es que si buscan recursos federales (y todos los estados los necesitan si no quieren paralizarse), deben sanear sus finanzas, si no, se cierra la llave.

Las alegres deudas de los estados
El centralismo que durante décadas padeció México hizo de las entidades federativas organismo dependientes y sin autonomía, sobre todo, en el terreno recaudatorio. Gracias al petróleo, el presidente repartía discrecionalmente los recursos entre los estados, casi siempre con objetivos políticos determinados, sin importar el costo fiscal.

La disciplina fiscal que inició desde la época de Zedillo y se consolidó con los gobiernos panistas, primero puso orden en el gobierno federal; sin embrago, las entidades federativas siguieron operando bajo las prácticas de antaño, adquiriendo deuda alegremente para, en general, beneficio político y personal del partido gobernante.

Con controles fiscalizadores muy débiles y mecanismos de transparencia en pañales, la corrupción, el gasto desmedido, la canalización de recursos públicos a campañas políticas han sido hasta apenas este 2012 una práctica común.

Al grado de que el Congreso de la Unión ya ha anunciado que legislará para establecer topes de endeudamiento y mecanismos de control para los estados y el Ejecutivo ha dispuesto que las participaciones y los recursos federales llegarán a los estados conforme estos demuestren solvencia recaudatoria y gasto moderado y controlado.

Todo ello está plasmado en el famoso Pacto por México, y es que la situación podría ser mucho más preocupante de lo que han declarado.

Según un estudio de la Dirección de Servicios de Investigación y Análisis de la Cámara de Diputados, al menos cinco entidades enfrentan altos riesgos financieros: Coahuila, Quintana Roo, Nuevo León, Chihuahua y Nayarit.

El reporte indica también que, al tercer trimestre de 2012, la deuda pública de los 32 estados es de alrededor de los 407 mil millones de pesos.

Sonora figura entre las 13 entidades federativas que acumulan una deuda superior a los 10 mil millones de pesos.

En general, la reacción de los diputados a este reporte ha sido la de aceptar que es un tema grave pero que todavía no afecta a las finanzas nacionales; se supone que para el primer periodo de sesiones abordarán el tema con el objetivo de legislar al respecto.

Regresa la tenencia disfrazada
En Sonora, agrupaciones empresariales y civiles han emprendido un movimiento para no pagar los nuevos impuestos y la tenencia disfrazada que para el 15 de diciembre aprobó el Congreso local de manera taimada.

La deuda pública del gobierno de Guillermo Padrés supera los 10 mil millones de pesos y sus ingresos se van en una proporción de 8 a 2 al gasto corriente.

La única salida que se planteó el Ejecutivo después de un 2012 paralizado por la no aprobación del presupuesto, fue el aumento recaudatorio vía impuestos. Presumen que las nuevas medidas impositivas supondrán un ingreso de 2 mil 700 millones de pesos.

Pero estas medidas no son únicamente propias de esta entidad; sin importar el partido gobernante, la mayor parte de los estados ha instrumentado nuevos impuestos o ha rescatado la famosa tenencia, desparecida por decreto en 2012.

De esta forma, en este 2013, Chiapas, el Estado de México, Tlaxcala, Puebla, Hidalgo y el Distrito Federal cobrarán tenencia vehicular, un impuesto del que difícilmente el ciudadano puede escaparse.
Estados como Nuevo León y Aguascalientes enfocaron el aumento impositivo en el Impuesto Sobre la Nómina.

Moody’s, una agencia calificadora de riesgo de deuda internacional que ha sido determinante para que España, Italia y Grecia adquirieran deuda para rescatar sus economías, en México ha expresado su beneplácito por las medidas impositivas que han adoptado muchas entidades, dando a entender que esto podría traducirse en nuevas líneas crediticias, a lo que finalmente aspiran la mayor parte de las entidades para salir del atolladero.

Sin embargo, el otro lado de la moneda, la fiscalización y la transparencia en el gasto, ya sea del ingreso vía impositiva o por deuda, siguen siendo una asignatura pendiente en los estados.
Sonora, el año pasado, quedó entre los tres peores estados en transparencia presupuestal.

Es por eso que el descontento y las protestas ciudadanas han aumentado significativamente.

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