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El derecho de las mujeres a la memoria colectiva e histórica

Los feminicidios son una pandemia y vamos a gritar y a tomar los espacios públicos que también nos pertenecen, queremos caminar con libertad por donde queramos y llegar a donde deseemos sin ser violentadas, porque esta sociedad tiene que cambiar

Por Sheila Hernández Alcaraz

Desde pequeñas nos han enseñado a transitar por este mundo buscando la aprobación masculina, lo que sin duda, afecta nuestra capacidad para decidir, así como la manera en que nos miramos a nosotras mismas. No obstante, a ellos se les enseña con esto, que necesitamos de su aprobación para existir y que esta es indispensable para absolutamente todo. Esto está tan normalizado que aún muchas personas creen que esto es absurdo o exagerado pero no lo es, incluso pensarlo así, es parte de los mismos mecanismos de alienación patriarcal, pero todo tiene un proceso, tarde o temprano, eso se rompe y claramente lo estamos viendo cada que más y más mujeres salen a las calles a exigir sus derechos, como en la pasada marcha feminista en Hermosillo donde se contabilizaron aproximadamente 3 mil mujeres y fue noticia internacional.

¿Pero en qué consiste esto de la aprobación masculina? Se preguntarán algunas lectoras. Nos han educado toda la vida para creer que necesitamos la aceptación de los hombres para validar nuestras acciones, por lo tanto, lo que hagamos o sintamos tiene que ser avalado por ellos, para esto nos han adoctrinado sobre que ser amables, sonrientes, cómodas y calladas debe estar, ante todo, incluso sobre nosotras mismas, aunque estemos en situaciones donde peligremos. Esta es una trampa que nos han interiorizado por todos lados, que como mencionábamos anteriormente, cuesta reconocerlo, pero está ahí. Por esta y muchas razones más, cuando alguna mujer o grupos de mujeres, protestan de una manera “no convencional” ante la sociedad para reivindicar sus derechos, esta es vista como algo “malo”, agresivo e incluso es tachado como vandalismo pero no lo es, este es un derecho, así como lo es, el derecho a la memoria.

El derecho a la memoria es un concepto vinculado al derecho de las víctimas a la verdad y a la justicia, tanto individual como social, donde históricamente y sistemáticamente se han sufrido abusos, agresiones y discriminación. Este es comúnmente desvalorizado porque quienes lo reclaman, son sectores que han sido considerados ciudadanos de segunda, tal como es el caso de las mujeres, adolescentes y niñas, quienes hemos visto a lo largo de siempre e incluso en nuestras propias historias de vida, cómo las vejaciones a nuestra seguridad e integridad son algo del día a día y que tenemos que resistir ante un mundo donde no sabemos si en la vuelta de la esquina o incluso en nuestro propio hogar seremos asesinadas o violadas. Esto es un hecho, no podemos invisibilizar un problema estructural que tiene como resultado que 9 de cada 10 mujeres hayan sufrido algún delito sexual en el país, esto según datos de la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas o que el Sistema Nacional de Seguridad Pública haya reportado que en los últimos cuatro años los delitos de feminicidio se haya duplicado al pasar de 411 en 2015 a 916 entre enero y noviembre del 2019.

De este modo, la aprobación masculina dicta que las mujeres no podemos recordar ni sentir lo que nosotras queramos, no podemos estar enojadas, tener ira o rabia porque eso es considerado como histeria o paranoia para quienes se sirven de la sumisión en que nos trataron de mantener. No estamos locas, estamos en riesgo, porque los feminicidios son una pandemia y vamos a gritar y a tomar los espacios públicos que también nos pertenecen, a exigir la reparación de los daños a las víctimas, a exigir la garantía de no repetición, a exigir que se respeten nuestras vidas porque queremos caminar con libertad por donde queramos y llegar a donde deseemos sin ser violentadas, porque esta sociedad tiene que cambiar y estoy convencida que así será, porque las mujeres, las adolescentes y las niñas construiremos una realidad muy diferente por las que ya no están, por las que estamos y para las que vienen.

Los hombres machistas que se han empeñado en deslegitimar a las manifestantes aquí y en cualquier parte, les tenemos un mensaje: no necesitamos de su aprobación para reclamar nuestros derechos o para seguir haciéndolo. Sin embargo, ustedes tienen una gran tarea que hacer para repensar sus privilegios y trabajar en cómo se relacionan con las mujeres y las niñas. Asimismo, manifestarnos es nuestro derecho, ante la incapacidad institucional para garantizar nuestra protección, porque el derecho a la memoria histórica y colectiva es el derecho a la digna rabia. Hemos despertado y lo hemos hecho, todas juntas. Nunca más volverán a tener la comodidad de nuestro silencio.

*Sheila Hernández Alcaraz. Socióloga, feminista y defensora de los derechos humanos. Representante del Observatorio Contra el Acoso México.