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El trastorno alimentario por atracón

Trastornos alimenticios
Trastornos alimenticios

Recientemente se reconoció como trastorno, el diagnóstico popular es que son “tragones”; puede traer varias complicaciones y requiere atención profesional

Por Rosa Chávez Cárdenas

Entre los trastornos de la alimentación los más conocidos son la anorexia y la bulimia y lo que muchos no saben es que el trastorno por atracón es más frecuente.

Es la compulsión por comer, también se conoce como apetito desenfrenado. Se vuelve un patrón de comportamiento, en donde pierden el control por parar de comer y después que llega la cruda moral sentir vergüenza y culpa.

La Leptina es la hormona que se sintetiza en el tejido adiposo, actúa en la región del cerebro que regula el apetito, modulando la sensación de hambre. De manera reciente, hace nueve años que se reconoció como trastorno, el diagnóstico popular es que son “tragones”.

La diferencia con la anorexia y la bulimia es que los que padecen de atracones no les preocupa el ejercicio excesivo o las purgas para compensar las calorías. Puede estar presente desde la infancia y en la adolescencia, pero es más notorio en la vida adulta.

En los niños y los adolescentes que comen en exceso deben revisar sus patrones familiares, si padecen depresión, ansiedad, violencia, abandono, indiferencia o bullying y tratan de compensar con alimentos, regularmente los llamados chatarra, esos con calorías y poco valor alimenticio.

Cinco criterios para el diagnóstico

-Episodios recurrentes de atracones caracterizados por la ingesta de una cantidad de comida mayor a la de otras personas.

-Comen más rápido de lo normal, hasta sentirse incómodos, comen sin sentir hambre, luego se sienten asqueados, deprimidos o culpables.

-Les causa angustia.

-Atracones al menos una vez a la semana.

-Los atracones son independientes de otras conductas alimentarias como el vómito después de comer como ocurre en la bulimia.

Otros signos de advertencia son las fluctuaciones de peso, las dietas de moda, la tendencia a robar o acumular alimentos, alejarse de sus amigos o de sus actividades, comer a escondidas y los antojos.

Lleva a otras enfermedades

Las complicaciones de salud como en cualquiera de los trastornos alimenticios son: la diabetes, obesidad, las enfermedades cardiovasculares y la artrosis debida al desgaste de cartílago que amortigua los extremos de los huesos en las articulaciones.

Es raro que las personas que padecen el trastorno busquen y reciban tratamiento, algunos lo describen como una manía sin darse cuenta y aceptar que es obsesivo compulsivo.

Las mamás con niños pequeños deben estar conscientes de no darles a sus hijos, la paleta de dulce, la galleta y las bebidas azucaradas para mantenerlos tranquilos o como premio.

Somos una cultura acostumbrada a la “botanas” no hay evento que no esté acompañado de las papas fritas y como dice el slogan a que no puedes comer solo una. Es raro ver en las reuniones la fruta, el pepino, la jícama, las naranjas. Hace unos años asistí a un congreso en Ottawa, el tente en pie eran canastas con manzanas.

Las personas con este padecimiento no comen por gula, es un signo de un problema emocional, debe tomar en cuenta que es una compulsión que no pueden evitar y necesitan ayuda para identificar la causa que lo incita a llenar ese vacío.

Entre los trastornos mentales que a menudo se vinculan con el trastorno de apetito desenfrenado se encuentra la depresión, el trastorno bipolar, la ansiedad y por el consumo de drogas, sobre todo en la etapa de abstinencia.

Lo importante es educar y concienciar que los atracones son un trastorno alimentario que necesita ayuda de profesionales especialistas en salud mental y nutrición.

www.rosachavez.com.mx

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