Letras y esperanza en la «4 de Marzo»

Meyi y su esposo Gerardo, desde hace años radican en Australia, por coincidencias de la vida, llegaron a Hermosillo a impartir un taller de escritura a niños de la colonia 4 de marzo; próximamente se publicará un libro con las historias escritas por los chicos
Por Gabriel Rigo Gutiérrez E.
Meyi le dio una última revisada a la historia escrita por el tímido jovencito de camiseta negra. La maestra entornó los ojos, pasó el dedo por dos, tres renglones del cuaderno, y con tierna voz dio su veredicto: “Así vas bien. Ahora ve afuera a jugar con los demás niños y nos vemos el viernes”.
Este menor, junto con una docena de estudiantes, forman parte del Taller de Escritura que desde hace un par de meses se ofrece en la escuela de la Asociación “Unidos por la Niñez de Sonora”, ubicada en colonia 4 de marzo, al norte de Hermosillo.
Son niños y adolescentes que, a pesar de vivir en un ambiente rodeado de marginación y violencia, a través de las letras y los libros, han logrado descubrir un mundo extraordinario, lleno de posibilidades.
“Queremos que ellos comiencen a ver los beneficios que tiene la escritura, porque es una catarsis para ellos, se pueden expresar mejor, estimula la creatividad, desarrollan otras habilidades”, comenta la también autora de ocho libros.
Meyi y su esposo Gerardo, son mexicanos, y aunque desde hace años tienen su residencia en Melbourne, Australia, fue a raíz de una plática con un hermosillense que los contactó allá como decidieron embarcarse en esta aventura para llegar a la ciudad del Sol.
La escritora platica que en 2009 ya había estado en Hermosillo invitada para dar talleres a mujeres víctimas de violencia familiar, pero en esta ocasión, cuando escuchó del proyecto “Unidos por la Niñez”, algo la movió.
¿De qué edades son los niños a los cuales les imparten este taller?
De seis, hasta 17 años.
¿Cuántos días a la semana vienen a brindar esta capacitación?
Lunes, miércoles y viernes.
Platícanos un poco de la dinámica aquí en el salón de clases. ¿Qué tipo de ejercicios realizan?
Tengo poco tiempo realmente. Sólo vengo por tres meses y ya me tengo que regresar. Y aunque yo tengo un método para enseñar, donde los asistentes llevan tarea para escribir en casa, pero aquí lo tuvimos que adaptar a ellos. Pero con los niños, a pesar de que juegan y demás, ellos escriben y pienso que se están dando buenos resultados.
¿Hay algún género literario en el que se enfocan?
No. Les damos libertad, es abierta. Y aunque tratamos de que los conozcan, por ejemplo primero fue una historia, primero fue el dialogo, después los diferentes géneros y lo van captando.
Simplemente hoy escribieron de los yaquis y a su manera.
Este espacio sirve para que vaya descubriendo sus habilidades. ¿Qué ha encontrado en los niños?
Mucho potencial. Porque incluso los niños que no pueden escribir te hacen dibujos del tema. Y eso a ellos les ayuda. No es forzar, más bien se les sugiere y encuentra en área creativa.
¿Cuál considera que sea el impacto que les deja este proyecto a las familias?
Es mucho, porque no nada más es mi taller. En este lugar les dan desayuno, la maestra les da clases, la psicóloga los atiende con mucho amor. Hay mucha comunicación.
Vivir la experiencia de apoyar a niños y adolescentes que experimentan dificultades, es una tarea me permite ver las necesidades más apremiantes, por la clase de vulnerabilidad que presenta, pero también generar un ambiente de oportunidad.
Para finalizar, si nos puede comentar sobre el proyecto del libro que harán con las historias que escriben los niños
Se están recopilando las historias para hacer este libro. Y al menos hasta ahorita, ya tuvimos una entrevista con la directora del Instituto Sonorense de Cultura, Beatriz Aldaco, y ella nos dio esperanzas de que sí lo va a producir, porque el libro se va llamar “Letras de Esperanza”.
Y también habrá una presentación del libro y ahí estaremos invitando a todos.
Meyi para todas sus clases siempre es acompañada de su esposo Gerardo, quien la apoya también brindando asesoría a los jovencitos escritores. Además en el aula siempre está presente la maestra Araceli Durazo Fimbres y la psicóloga Lilia Esmeralda López. Es el equipo completo.
La escritora reconoce que ella enseña sobre la técnica de la escritura, sin embargo son los maestros los que al final del día salen con mayores enseñanzas. Y es que no deja de admirarse por esa chispa de alegría que ven en los niños, a pesar de todo. “Ellos son felices y esa es una enseñanza muy profunda que a cualquiera toca en el corazón”.