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Los retos de la gobernadora Claudia Pavlovich

Por Jesús Susarrey/

Del “cambio de fachada” al cambio por un gobierno honesto y eficaz

En 2009,  los votos legitimaron la instalación de un gobierno alternativo emanado del PAN y repiten la dosis en el 2015 ahora con la gobernadora electa Claudia Pavlovich del PRI. Nuestra democracia electoral pese a sus inconsistencias ha funcionado como dispositivo para el acceso y cambio de poderes. La alternancia y el  pluralismo político en todos los niveles de gobierno y en asambleas legislativas es una realidad en el país pero no se ha traducido en el asentamiento de una democracia representativa de corte liberal que garantice mejores resultados de gobierno.

La narrativa que culpaba al PRI de todos los males es ya un cuento viejo. Las alternancias han sido precedidas de decepcionantes resultados de todos los partidos  y los triunfos priistas han sido contundentes, como el caso de la gubernatura estatal. El papel del villano favorito perdió exclusividad y ahora se lo disputan todas las fuerzas políticas. Los vicios más irritantes y escandalosos del quehacer público se han hecho presentes en los gobiernos emanados de todos. Clientelismo, autoritarismo, impunidad, improbidad, impericia, abusos de poder, el catálogo es extenso.

La funcionalidad de las instituciones: reflexión insoslayable

Más allá de las ya documentadas fallas del gobierno actual, de los diagnósticos situacionales y del acertado enfoque estratégico de la propuesta de la gobernadora electa, una reflexión sobre la capacidad de las instituciones para procesar los cambios anunciados es tarea obligada. No se trata de la tradicional deliberación sobre recetas de políticas públicas y el análisis del perfil del gabinete de cada seis años. El tema es una revisión de la estructura y la dinámica del sistema político mexicano para detectar los obstáculos para el modelo de gobierno que se pretende implantar. Más que contenidos de las políticas, se trata de identificar las restricciones insuperables y las rutas alternativas que garanticen su viabilidad.

Los estudiosos del poder coinciden en que la eficacia de un gobierno se sustenta en tres premisas: en la gobernabilidad democrática, entendida como la capacidad institucional para responder a las demandas de la sociedad; en el diseño de las políticas públicas adecuadas; y en la pericia de sus liderazgos políticos y técnicos.

Durante la campaña, la gobernadora electa y su equipo señalaron algunos contenidos y rutas de las políticas propuestas y la manera de gobernar en las que se perciben capacidad, responsabilidad y convicción política que alientan optimismo.

El déficit de gobernabilidad democrática anula eficacia y resultados

Sin embargo la gobernabilidad democrática exige además de la voluntad política, una base fiscal sólida y suficiente; un Estado de Derecho robusto; la efectiva división y supervisión entre poderes; rendición de cuentas y; un federalismo consolidado, entre otros componentes. El ordenamiento político nacional y estatal presentan paradojas que contradicen su inspiración liberal y generan déficit de gobernabilidad.

Qué decir por ejemplo de la debilidad financiera de la administración estatal y su dependencia del presupuesto federal, que es hoy por sí mismo deficitario, y es además negociado por las cúpulas partidistas en el Congreso Federal. Las presidencias panistas transfirieron cuantiosos recursos al estado de un fondo petrolero ahora exiguo. Qué decir del centralismo y el clientelismo político que dificulta la transformación educativa, de la insuficiencia operativa de dependencias federales en materia de salud y seguridad social, entre otras no menos importantes.

Por el lado de la legitimidad política, el déficit es también evidente. Si nos atenemos a la definición clásica que supone el consentimiento y la aprobación ciudadana a los resultados y actos de gobierno, los precedentes no abonan. Anteceden al próximo Gobierno Estatal y al Gobierno del presidente Peña Nieto crecimiento económico insuficiente; desempleo; rezagos y desigualdad social; impunidad y; abusos de poder, un enorme listado.

Modernización institucional y liderazgo transformador

La utopía del gobernante voluntarioso e infalible que puede sobreponerse incluso a las restricciones de la realidad debe descartarse y quizá convenga exponer con humildad la sustancia y alcances del proyecto, los obstáculos a los que se enfrenta y las rutas seleccionadas. Un verdadero ejercicio de comunicación política y no la tradicional campaña mediática. La idea es eliminar de la retórica oficial la ficción de una entidad federativa autosuficiente ajena al acontecer nacional e inmune a sus problemáticas que pueden ser desactivadas sólo con la habilidad política de sus liderazgos y sin la modernización del diseño institucional y procesual.

No debiera ser necesario recordar que contrariamente a lo esperado, los gobiernos de Vicente Fox y Felipe Calderón optaron por una tibia agenda gradualista de cambios negociados en lugar de una trasformación de las estructuras. Fueron complacientes con el clientelismo y el corporativismo político; fueron permisivos con una rendición de cuentas deficiente; con la cultura de la ilegalidad; con los poderes fácticos en la esfera de las decisiones; y con la fragilidad fiscal que compensaron con ingresos petroleros.

2 CPA retosErradicar las calamidades que anulan a nuestra  democracia liberal es el propósito de las reformas constitucionales del presidente Peña Nieto. Reconocerlo no genera empatías, pero sin duda honra a la verdad. El villano cambio de residencia.

Como proyecto transformador y al margen de los fuertes cuestionamientos, al del gobernador Guillermo Padrés quizá algo pueda abonarse, pero es evidente que no fue más allá de intentar la mejora administrativa y procesual de la política pública. Al igual que las presidencias panistas, interactuó con las viejas estructuras corporativistas y consintió el clientelismo político y sus vicios. La sensación es que más que combatirlo se esforzó por ponerlo al servicio de la causa panista. Simplemente fue un cambio de fachada no un nuevo modelo de gobierno.

En el discurso político de la gobernadora electa, se advierte una visión coherente del cambio ofrecido y ha adelantado variables clave para un gobierno honesto y eficaz. Su formación y experiencia política y legislativa resultará crucial para comprender el reto y definir la ruta adecuada para el otro Sonora que ofreció.