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Mario Aburto siempre ha querido hablar ante los medios

De Primera Mano

Por Francisco Javier Ruiz Quirrín

EN SU MOMENTO, después de aquel miércoles 23 de marzo de 1994, apenas habían transcurrido algunas horas del asesinato de Luis Donaldo Colosio En Lomas Taurinas, Tijuana y su presunto asesino, Mario Aburto Martínez, exigía hablar ante los medios de comunicación.

Conscientes de que este individuo podría atreverse a decir cualquier cosa para buscar demostrar su inocencia, incluida alguna versión sobre algún “responsable” del crimen, la autoridad hizo a un lado definitivamente tal solicitud.

Muy lejos se estaba de pensar que casi 30 años después, un tribunal federal encontraría elementos para dejar en libertad a quien confesó haber asesinado al candidato presidencial del PRI y que, finalmente, podría cumplirse su deseo de tener a todos los medios informativos a su alrededor y decir lo que quiera.

Aburto admitió haber quitado la vida a Luis Donaldo, pero “por error”. Nunca aceptó haber sido un instrumento como parte de un complot que podría provenir de algún poder, ya sea público, privado o de bandas delincuenciales.

En aquel momento de 1994 y en plena campaña política, el asesinato de Colosio fue calificado por todos como un “magnicidio”. Esto último sembró el escenario para que la Procuraduría General de la República ejerciera su capacidad de “atracción”, hiciera a un lado la competencia local para conocer de ese asunto y asumiera la responsabilidad en las investigaciones.

Luis Donaldo no era en ese entonces un mexicano con un cargo público y aquello pudo haber sido calificado desde un principio como un homicidio del fuero común. La verdad es que no era un homicidio cualquiera. Era el candidato presidencial de un partido político y se justificaba plenamente que el fuero federal interviniera –como lo hizo- para encabezar las investigaciones.

Ahora, un tribunal colegiado con residencia en Toluca, la capital del Estado de México, encontró elementos para estimar que la sentencia dictada a Aburto (45 años de prisión), podría reducirse drásticamente si se toma en cuenta que debió haber sido juzgado con las disposiciones del Código Penal de Baja California (que por ese delito contempla una pena máxima de 30 años de prisión) y no con la pena máxima contemplada en el Código Penal Federal (la que se le aplicó, de 45 años).

No se requieren dos dedos de frente para concluir que “alguien” que critica constantemente a los tribunales federales, pero que los aplaude cuando resuelven de acuerdo a sus consignas, es la mano que meció la cuna en este caso, por una razón lógica: Aburto saldrá de la cárcel y buscará rodearse de los medios de comunicación.

¿Qué declarará ante estos medios?

Tampoco se requieren dos dedos de frente para llegar a la conclusión de que sus señalamientos a personajes ligados con el PRI, podrían servir de abono a la campaña de MORENA en los próximos comicios electorales.

El próximo mes de marzo de 2024, se cumplirán 30 años de que Mario Aburto Martínez ingresó a la cárcel (no en Tijuana, sino en la ciudad de México) y, por lo tanto y de acuerdo con la novedosa sentencia del tribunal colegiado de Toluca, dejaría el penal en ese mes.

Qué curioso. Exactamente en tiempos de campaña presidencial y con casi diez mil cargos de elección popular sobre la mesa.

ANTE EL estallamiento de la guerra entre Israel y Hamás del mundo árabe, se ha detectado la presencia de ciudadanos hermosillenses en aquella zona… Ha trascendido que al menos una de ellos (una mujer) habría quedado como rehén del grupo terrorista islámico y dos más estarían varados en otros lugares… El Presidente Municipal de Hermosillo, Antonio Astiazarán Gutiérrez, entró en contacto con algunos de estos paisanos en la zona de guerra y ofreció gestionar ante las autoridades competentes, un buen trato y el deseo de que regresen con bien a casa… Un detalle que exhibe sensibilidad y un apoyo para los familiares que en Sonora esperan buenas noticias de sus seres queridos.