Dardos

Ni el avión oculta la incapacidad

Por Gabriel Rigo Gutiérrez E.

 Cuando creíamos que ya habíamos visto los mayores absurdos del Presidente López Obrador, siempre tiene capacidad para superarse y alcanzar un nuevo nivel.

Pero lo más preocupante del titular del Ejecutivo no radica en la retórica con la cual encanta a sus seguidores (creo que a estas alturas buena parte de la sociedad ya asimiló su estilo populista para envolver con discursos vacíos), lo alarmante es el nulo interés en resolver las diversas crisis que desde Palacio Nacional ha dejado crecer. Pareciera incluso que existe una motivación para hundir al país y ahí están los números.

En México cada hora: siete empresas cerrarán para siempre; 13,700 personas perderán su empleo; 1,366 mexicanos entrarán a la pobreza; 20 personas serán ejecutadas por el crimen organizado; Pemex perderá 257 millones de pesos; CFE perderá 57 millones de pesos. Son cifras de Coneval.

Pero al tabasqueño no le importa. Usted recordará cómo plena coronacrisis, espetó que si quebraba una empresa, deberían ser los empresarios los que asumieran la responsabilidad.

Pues bueno, según el INEGI, el Indicador General de Actividad Económica cayó a una tasa anual de 21.6% en mayo, y en junio la caída fue de 19.4%; el 93.2% de las empresas fueron afectadas y solo el 7% recibió un apoyo del Gobierno; el 46% de los trabajadores perdieron sus ingresos y solo un 5% recibió apoyo gubernamental.

López Obrador y sus estrategas en comunicación podrán traer a Emilio Lozoya desde España para que señale a otros funcionarios por corrupción o podrán exhibir la frivolidad del avión presidencial y organizar ventas de “cachitos” de Lotería, pero no pueden ocultar la ineptitud para resolver los verdaderos problemas.

¿O será que el interés de la “4-T” es hundir más al país para luego simular que son los salvadores, ofreciendo con dinero público: becas, dádivas, y caducos programas clientelares? Espero que no, por el bien de México.

UN DATO:  La Coparmex recién presentó lo que hizo llamar como el “Decálogo para mejorar y transparentar las contrataciones y adquisiciones públicas”. Y es que según revelan 8 de cada 10 contrataciones se otorgan por adjudicación directa, es decir dejando que la sombra de la corrupción pueda colarse. Ahí es donde está la gran tarea para el Gobierno Federal, mientras no se apliquen a transparentar y dejar a un lado los compadrazgos, todo su discurso queda solo en palabras huecas que se las lleva el viento.