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Nueva Ley de Tránsito en Sonora “Quiebra” restaurantes, bares y clientela

Por Feliciano J. Espriella/

 “Los policías acosaron en primer lugar a los clientes de mi negocio, por el nivel de los carros. Les piden mordidas de tres mil y cuatro mil pesos. Tengo comprobantes del cajero automático”: Julián García, empresario restaurantero

“Yo no estoy en contra de que hayan bajado el nivel de alcohol ni de los retenes. Estoy en contra de la corrupción que se vino a raíz de esa nueva Ley. Estoy en contra de la corrupción tan tremenda que hay fuera de  los negocios”.

Con estas lapidarias palabras nos respondió Julián García Platt, propietario de uno de la multitud de negocios que ha puesto en riesgo de quiebra la llamada “Ley Perla Zuzuki”, cuando le solicitamos su opinión sobre esta tan controversial Norma.

Hampones con licencia

La prepotencia y arbitrariedad con la que actúan los cuerpos policiacos en Hermosillo existe de tiempo inmemorial. Hay cientos de historias y denuncias a lo largo de los años. Ni priistas ni panistas han podido siquiera paliarla.

Como delincuentes que con el mayor de los sigilos estudian los movimientos de sus víctimas, los “guardianes” de la Ley pululan y merodean alrededor de donde saben que saldrá mucha gente que, en virtud de la actual norma, es infractora.

Se estacionan a la vuelta del bar o el restaurante. Caminan a vuelta de rueda por el frente y los alrededores una y otra vez. Multitud de patrullas circulan por las principales calles, avenidas y bulevares en horas bien entradas de la madrugada y buscan el menor pretexto para detener a quien se les viene en gana. De allí a la extorsión no hay más que un paso.

“Los policías acosaron en primer lugar a los clientes de mi negocio ―nos dijo Julián García―, por el nivel de los carros. Les piden mordidas de tres mil y cuatro mil pesos. Tengo comprobantes del cajero automático que está enfrente de González R., de tres de mis clientes que se llevaron uno tras de otro en un lapso de 32 minutos y a cada uno le sacaron tres mil pesos en el cajero”.

No tienen autorización ni derecho para detener vehículos que no hayan cometido alguna infracción. Pero lo hacen. Cuentan con infinidad de pretextos, algunos tan baladíes como el que el carro esté mordiendo alguna de las rayas que dividen los carriles o indican el paso peatonal.

1 Ernesto Martinez
Ernesto Martínez, presidente de Canirac Hermosillo.

“A mí me tocó trabajar en la pasada Navidad ―nos platicó Ernesto Martínez, presidente de Canirac―. Terminé bien entrada la noche, ya tarde, como a las 3:00 de la mañana. Cuando iba para mi casa una patrulla me prendió las luces para que me parara. Se acercó un policía y lo primero que me dijo fue:

―¿Cuántas te tomaste?

―Ninguna, y por qué me paras.

―Por no traer la calca.

―¿A las 3:00 de la mañana? ¿Por qué en el día nunca me han parado por esa cuestión y tú en la noche sí lo haces?

―Pues no la traes, tengo derecho a pararte.

―No me cabe la menor duda, pero en todos los años que tengo trabajando nunca me lo habían pedido. Pero estás equivocado, si la tengo, no está atrás, está aquí en el frente.

Si a mí me pasó, no creo que sea al único que le haya pasado”.

El viernes de hará unas dos o tres semanas, un alto directivo de un importante medio de comunicación salió a cenar con su esposa y una pareja amiga a un restaurante ubicado en la zona hotelera. Fue parado en el Bulevar Morelos, y por el hecho de haberse tomado dos copas de vino con la cena, fue detenido y el carro remolcado con grúa. A su esposa la mandaron en taxi y a él se lo llevaron a los separos de la comandancia. Lo soltaron a las 11.00 am del día siguiente.

En este contexto, el poner prácticamente a todo aquel que se tome más de un trago o una cerveza en el rango de transgresor de la Ley, ha sido un poderoso incentivo para que las detenciones arbitrarias, preludio de la extorsión se hayan multiplicado geométricamente.

Cuando la perra es brava…

Dicen que hasta los de casa muerde. En el año 2010, el entonces regidor del ayuntamiento José Fernando Tapia Calderón fue objeto de un vejatorio atropello de los que tan frecuentemente suceden en la capital sonorense. Después de una cena con amigos, en la que él no bebió absolutamente nada, se ofreció a llevar en su carro a uno de ellos.

1 José Fernando Tapia
José Fernando Tapia Calderón, ex regidor de Hermosillo.

“Venía de una cena ―nos platicó― y me interceptan.

―Para empezar ―le dije al agente que nos abordó―, usted viene en sentido contrario y no trae prendidas las luces (no le gustó eso).

―Pues no las tengo que traer prendidas (respondió).

―Sí, es orden del alcalde, que las patrullas en la noche tienen que traer las luces prendidas.

Me pidió una identificación y la licencia. Se las mostré. Luego me acerca el puño a la boca y me dice:

―Sópleme aquí.

―Cómo que sópleme aquí ¿De qué se trata esto? No le voy a soplar de ninguna manera. Dígame de que se trata. Ya le dije que vengo a dejar aquí a esta persona, no estoy violando ninguna Ley. Estoy estacionado, vengo a dejar a mi amigo y usted me está interceptando, ¿de qué se trata? Luego me dice:

―¿Se puede bajar?

Pensé que me iba a ofrecer alguna disculpa y me bajé. Inmediatamente me esposó.

―¡Oye! ―le dije― estás cometiendo una ilegalidad. Es un delito lo que estás haciendo. Yo no he cometido ninguna infracción y tú me estás esposando ¿De qué se trata?

Al ver aquello mi amigo se bajó y protestó por la arbitrariedad. Fue también esposado de inmediato. Luego nos llevaron esposados a la comandancia centro”.

Según nos platicó el regidor, no quiso identificarse (con lo cual todo se hubiera resuelto) para según ver cómo trataban a la ciudadanía. En la comandancia, el oficial de barandilla les dio el mismo trato despótico y prepotente. Ante esto ya se cansó y le llamó al entonces jefe de la Policía Preventiva, con lo cual el hostigamiento cesó y fueron dejados en libertad. Al día siguiente presentó la denuncia respectiva ante las instancias correspondientes.

Restaurantes, centros nocturnos y bares rumbo a la quiebra

En el poco tiempo que tiene establecida la “Ley Perla Zuzuki”, ya ha empezado a hacer estragos en una actividad económica que genera más de 30 mil empleos directos en la entidad.

Las historias de vecinos, familiares o amigos que pagaron cuantiosas multas por haber sido interceptados en los retenes o por detenciones arbitrarias cuando habían tomado apenas un par de copas y con alimentos, están creando una sicosis generalizado en la población. La gente está dejando de salir y los ingresos de estos giros se están desplomando.

“La Botana” de Rodolfo Ontiveros es uno de tantos de estos negocios. Se quejó ante los altos mandos de policía una vez, cesó el acoso y disminuyó el problema. Pero al poco tiempo estaba otra vez igual. “Me volví a quejar ―nos platicó―, porque se me estaban bajando las ventas exageradamente, y mis clientes quejándose conmigo de que no podían ir a visitarme, inclusive amigos, porque en cuanto salían de La Botana eran detenidos por Tránsito. Ahora que pusieron el alcoholímetro a la mitad, está peor el acoso y la campaña de terrorismo de parte de las autoridades”.

Tenemos conocimiento de que ya cerró un prestigiado restaurante con más de treinta años de antigüedad por el Bulevar Morelos. Por allí mismo, un restaurante de mariscos muy acreditado está pasando las de Caín.

El “Haas Brangus”, ubicado a la entrada de la Unión Ganadera Regional de Sonora cerrará el próximo día último de febrero. “Lo cierro porque se me han bajado mucho las ventas ―dice el propietario Luis Guillermo Ariyochi, ex presidente de Canacintra―. Le invertí mucho y de repente empezaron con retenes y con el temor de la gente a estar tomando cerveza, me bajó mucho la venta. Ponen un retén antes de llegar a la presa y ponen otro retén por el Periférico Sur, por donde salgan de mi negocio van a caer en uno de ellos”. Este restaurante llegó a tener 14 empleados y actualmente tiene nada más seis, que están trabajando su última quincena.

¿Caja chica de los ayuntamientos?

Como en todo en la vida, en esto también hay ganones. En primer lugar los sufridos guardianes de la Ley y el orden, como ya se comentó, pero también los presidentes municipales.

Bien visto, este asunto es una verdadera panacea que seguramente estará generando pingües ingresos a las siempre alicaídas arcas municipales.

Un ejemplo: si como lo dijeron las autoridades de Hermosillo, en enero hubo más de mil detenciones de conductores que no pasaron el alcoholímetro en los retenes, basta multiplicar por unos 7 o 8,000 pesos por cabeza para darnos una idea del chorro de lana que está generando esta Ley. Un mundo de dinero extra no etiquetado.

[learn_more caption=»El límite es el problema» state=»open»] Además de la corrupción, claro. Parecería que los legisladores quisieron apagar el fuego con petróleo. Fueron muchísimos quienes se los advirtieron. No vieron ni olieron el humo del incendio que provocarían. O no quisieron.

Se lo dijeron todos los que nos han proporcionado sus testimonios. La mayoría de los medios de comunicación. Pero nada les abrió el entendimiento. Nomás sus chicharrones tronaron.

Ernesto Martínez (Presidente de Canirac):

“Fuimos, lo expusimos, pero nunca nos dieron la razón. Nos atendió primero la diputada Aguilar en su oficina. Después tuvimos una reunión en la que estuvieron puros diputados del PAN y miembros de la policía. Su postura fue la misma, tratando de que aceptáramos la posición de ellos”.

José Fernando Tapia Calderón (Ex regidor):

“En relación a los límites de alcohol que redujeron a la mitad, yo le mandé a cuatro diputados del PAN mi opinión en contra. Les dije que era una tontería dicha reducción, que lo único que querían era congraciarse con la ciudadanía.

“Que en Estados Unidos se trató de bajar lo mismo, de 0.08 a 0.04 hace como año y medio, e inmediatamente le dieron para atrás. Vieron que a mucha gente la iban a tratar como criminal por haberse tomado dos cervezas”.

Tomarse dos copas de vino o dos cervezas puede exceder el límite del 0.04, pero eso no significa que se esté ebrio. Pero si se llega a atropellar a alguien, o chocar, o tener algún accidente no relacionado con el alcohol, el hecho de llevar en la sangre más del 0.04 implica conducción punible y cometer un delito de carácter penal. Esta es otra arista del tema que no quisieron entender los legisladores. [/learn_more]