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¿Por qué sí votar?

Una elección no se trata solo de por quién votar, sino también de por qué votar y, en este momento, puede que eso tenga aún mayor relevancia

Por Lourdes Encinas Moreno

De mi abuelo Manuel aprendí la importancia de cumplir con los deberes cívicos y considero que votar en las elecciones es uno de los principales.

Mis padres siempre lo han hecho y de niña me gustaba acompañarlos y meterme con ellos a la casilla para ver cómo lo hacían. Recuerdo que cuando surgió el PVEM les imploré que votaran por él porque, en mi inocencia infantil, les creí el cuento de que lucharían por el medio ambiente. Ah, cómo saber entonces que solo nació para ser comparsa.

Cuando cumplí los 18 años mi prioridad fue tramitar la credencial de elector. No mentiré, la principal razón era para que por fin me dejaran entrar a los antros, la segunda para poder votar.

La primera vez que lo hice fue en las elecciones de 1997, como buena joven universitaria, voté por la promesa de una izquierda progresista que representaba en PRD, que nunca cuajó fuera del centro del país.

Después de eso siempre voté en razón de los candidatos y el contexto sociopolítico de momento, no por partidos… hasta las elecciones de 2018.

Hace tres años quise que mi voto fuera “útil”, pero resultó completamente inútil ante el avasallador efecto de López Obrador y el hartazgo hacia los mismos políticos de siempre.

Hasta entonces, anular el voto siempre me había parecido un sinsentido, mejor no votes y ya decía yo; pero al revisar las opciones que tenía para elegir diputado local era tal la pobreza que me resultó imposible darle a uno de ellos mi confianza, pero al mismo tiempo quería expresar mi descontento, así que, por primera vez, anulé mi boleta con una leyenda por la #JusticiaABC.

No me arrepiento, el desempeño de los diputadas y diputadas de la legislatura saliente me ha dado la razón de que no se merecían estar allí y ocupar un lugar tan importante en la toma de decisiones públicas. No se merecían ni mi voto ni el de nadie.

Lo mismo haré en esta ocasión porque la oferta es igual de pobre, solo que esta vez mi expresión de rechazo será un reconocimiento a las madres buscadoras que andan por el estado destapando tumbas clandestinas en busca de sus seres queridos, dejando en absoluta vergüenza a las autoridades.

En cuanto a los demás cargos, mi objetivo es sumar mi voto para que ningún partido tenga mayoría en las cámaras legislativas, que ni el presidente ni los gobernadores puedan seguir tomando decisiones arbitrarias que nos lleven en dirección contraria a la que avanza el mundo.

Votar por preservar la democracia

Pero una elección no se trata solo de por quién votar, sino también de por qué votar y, en este momento, puede que eso tenga aun mayor relevancia.

Desde Palacio Nacional se ha iniciado una campaña de ataques contra los órganos autónomos, el INE es uno de los objetivos principales del presidente. Incluso, hay voces de Morena que proponen su desaparición y que las elecciones vuelvan a ser organizadas por el gobierno federal. Una impensable regresión de más de veinte años.

Pertenezco a una generación de transición en México, nací en la época del PRI todopoderoso, pero he vivido mi juventud y adultez en una nación democrática y con libertades civiles, que no concibo perder.

Eso es lo que vuelve a estar en juego ahora ante un presidente que rechaza a las instituciones que no puede controlar y que frenan sus ansias de poder absoluto que le permita implementar la visión tan rancia que tiene de cómo debe ser el país.

El INE ha permitido romper con 70 décadas del control priísta, tener tres transiciones partidistas en la presidencia, incluida la de López Obrador, y muchas más a nivel estatal, municipal y en el ámbito legislativo. Al salir del control de la Secretaría de Gobernación nos ha permitido contar con un sistema electoral confiable, sostenido con la participación ciudadana, y que es modelo para otros países.

Tiene vicios y es perfectible, sí, pero es el mejor instrumento que tenemos hoy en día para preservar la democracia y frenar el autoritarismo (de quién venga). Votar este domingo es defender al INE y el resto de las instituciones electorales.

A mi voto le doy el valor que tengo como ciudadana y este 6 de junio, con el recuerdo de mi abuelo y en memoria de las sufragistas que tanto lucharon porque las mujeres pudiéramos hacerlo, votaré libre y sin miedo para poder seguir haciéndolo en el futuro.