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Rabia e impotencia ante ola violenta contra las mujeres

Las manifestantes dieron lectura a diversos testimonios de violencia.

“Somos el grito de las que ya no tienen voz”, escribían en las pancartas de la marcha: “Luchar hoy para no morir mañana”

Por Cristina Gómez Lima

La marcha inició en el Museo Biblioteca de la Unison y concluyó en la explanada frente al Poder Judicial.

La marcha con el mayor número de mujeres en contra de la ola de feminicidios y violencia de género, era pacífica hasta les apagaron las luces del edificio del Supremo Tribunal de Justicia en Sonora, impidiéndoles leer los testimonios escritos de acoso, violación sexual, violencia y feminicidios.

A las 17:30 horas del domingo, unas quinientas mujeres de todas las edades, se reunieron con la convocatoria de redes “Luchar hoy para no morir mañana”, para protestar desde las escalinatas del Museo de la Universidad de Sonora, rodear el Centro comercial de esta ciudad, y de ahí cruzar al Centro Histórico hasta llegar a la explanada del Poder Judicial e iniciar el mitin.

La protesta exclusiva de féminas seguía una lona verde con la leyenda “Estamos en Resistencia”, las mujeres con pancartas, exigieron a las autoridades frenar la ola de violencia contra las mujeres y niñas, los feminicidios, el abuso sexual y el acoso; así como la implementación de medidas de seguridad y castigo ejemplar contra los agresores.

Por fuera del edificio quedaron grafitis y letreros de la protesta.

Vestidas con algún distintivo en color morado y verde, gritaban consignas para exigir a las autoridades atienda de manera emergente la ola de violencia que ha cobrado la vida de cientos de mujeres y niñas en todo el país.

E En una sola voz se oía: “El patriarcado se va a caer”; “El estado opresor es un macho violador”; “Ni una más, ni una más, ni una asesinada más”; “Vivas se las llevaron, vivas las queremos”… entre otras, también cantaban el nombrado himno feminista: “el violador eres tú”.

Pasaron la concurrida Plaza Zaragoza, sin atender a los Palacios Municipal y Estatal, hasta arribar a la explanada frente a La Bicentenario. Organizados los alrededor de cinco colectivos con distintas corrientes, así como simpatizantes de la lucha comenzaron a leer poemas, testimonios y recuerdos de cuando han sido violentadas.

Pronunciaron los nombres de las víctimas de feminicidio en México y Sonora, de Aracely, la chica bailarina del Campo 77; a Itzel, una niña de San Luis Río Colorado; a Ámbar Dolores, la universitaria de Santa Ana incendiada en su departamento; a Amparo Sarahí, herida de bala en el conocido Jueves Negro; con toda fuerza los cientos de voces gritaron el nombre de la historiadora Raquel Padilla Ramos, que antes marchaba con ellas.

Un grupo forzó la reja de entrada y logró derribarla.

“Hoy estamos aquí para alzar la voz, luchar por las mujeres, para que obtenga la libertad, justicia y protección que merecen. Estamos aquí para exigir algo que nunca debimos pedir, algo que nos corresponde por derecho. Griten, saquen su rabia y exijan, sean libres y no tengan miedo. Mujer escucha, esta es tu lucha”, enunció una joven que iba al frente de la marcha.

El resto que la coreaba, con una mano levantaban la linterna de su móvil o el taser encendido. Tres de ellas escalaron la reja principal para colocar una cartulina morada que señalaba “No importa cómo vista, me tienes que respetar”. En ese momento, alrededor de la 19:00 horas, las luces se apagaron.

Personal del Supremo Tribunal canceló las luces al interior y exterior del edificio, las mujeres inconformes comenzaron a forzar la puerta principal hasta derrumbarla, quitaron las vallas de seguridad y quebraron los vidrios de las principales oficinas.

Fue un grupo de unas treinta el que ingresó, las demás desde afuera gritaba ¡Sí se puede, sí se puede! Entraron a recepción, a las oficinas de la secretaría de Presidencia y de los juzgados de lo Civil y Mercantil para romper todo a su paso, rayaron los nombres de víctimas de feminicidio y quemaron cientos de expedientes oficiales. 

En plena manifestación, David Anaya Cooley, secretario de Seguridad en Sonora llegó al recinto judicial pero ya se encontraba tomado. En entrevista, aseguró que respetaba la protesta y esclareció que su presencia era sólo para el resguardo de los documentos oficiales.

“Hay un respeto a las manifestaciones, sin embargo lo que se está realizando a manera de protesta violenta, en una institución tan importante para la sociedad mexicana y sonorense, obviamente debemos tener el cuidado necesario para preservar, vienen otras instituciones, estamos viendo una situación complicada”, declaró.

El recinto judicial fue liberado a las 20:00 horas, bomberos atendieron el conato de incendio. Los expedientes podrán recuperarse con las copias de las partes y del Archivo Oficial.

Antes de retirarse, los colectivos protestantes amenazaron que de registrar una menos volverán; y ante el crecimiento del movimiento aseguran que su lucha apenas comienza.