Un recorrido por la Gastronomía Sonorense

Pásame el chiltepín!!!
Por Redacción PPD
El «oro rojo» de Sonora como es conocido el chiltepín se ha convertido en el corazón picante de estas tierras áridas y soleadas. Quién no ha disfrutado de un delicioso plato de menudo por las mañanas, acompañado de «pan birote» tostado a las brasas con mantequilla, aderezado con cebolla de «cola» y cilantro, para terminar coronado con estas deliciosas «bolitas rojas» molidas que hacen enrojecer a sus comensales.
Engañando por su pequeño tamaño pero poderoso en picor, ha formado parte de la dieta de los habitantes de la región, y con el paso del tiempo se ha convertido en una pieza fundamental de la identidad cultural de Sonora.
Se dice que, por las condiciones y geografía en las que se daba, fueron principalmente las tribus mayo y los guarijía quienes aprovecharon más sus bondades tanto para preparación de alimentos como para medicina botánica.
El chiltepín crece en muchas partes del continente Americano, desde el sur de Estados Unidos hasta Sudamérica, adoptando diferentes nombres según la región como chiltepín, chile tepín, chiltepe, chile indio o piquín, pero es aquí en Sonora donde tiene ese sabor característico gracias a las condiciones específicas de la zona serrana donde crece, como el sol intenso, la escasa agua la mayor parte del tiempo y los suelos ricos en minerales que intensifican su sabor y picor.
De nombre original “chil tegpin” en idioma náhuatl, lo cual significa chile pulga, su producción en Sonora se encuentra principalmente en el área del río de Sonora y en la sierra de Álamos.
En la actualidad, se ha convertido en el ingrediente principal de un sinfín de salsas que acompañan las mesas sonorenses, e incluso de manera natural se utiliza para aderezar distintos platillos.
No es por casualidad que en cada hogar sonorense lo encuentre dentro un frasco (para conservar su olor, sabor y frescura), adornando el centro de mesa esperando ser el ingrediente final de los deliciosos caldos, sopas, guisados, mariscos, carnes o botanas, a la hora de reunir a las familias y escuche: «pásame el chiltepín» y observe como es molido entre las manos para terminar espolvoreado sobre los alimentos.