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Violencia y destrucción en las marchas feministas

La marcha del 8 de marzo en Hermosillo terminó con pintas y destrozos a las puertas de la Catedral.

En Hermosillo tampoco nos salvamos de esta violencia irracional de estos colectivos de mujeres, que se dirigieron hacia la Catedral de Hermosillo para vandalizarla y profanarla

Por Dr. Jorge Ballesteros

Al igual que en Argentina, Chile, Colombia, España, Francia, Alemania, Estados Unidos, etc., ahora le tocó a  México, los colectivos feministas, marcharon con el slogan de “Ninguna Más”, “Nos matan por ser mujeres”, “Alto a los feminicidios” y junto a estas demandas viene el verdadero motivo de estos colectivos que es: “Legalización del aborto”.

El paro del 9 de marzo de las mujeres no solo es un paro contra la violencia, sino que además es un paro que representa al feminismo y representa puntualmente a ese símbolo, que es el pañuelo verde, que lo que simboliza es la militancia por el aborto.

La agencia de noticias CNN presenta la imagen de estas feministas con el trapo  verde abortero, con los rostros cubiertos, es decir un feminismo no solo militante, sino radicalizado.

El ejemplo argentino es importante, porque en Argentina nace el movimiento “Ninguna menos”, en 1914 y a través de las marchas de Ninguna menos, que se manifestaban contra la violencia contra la mujer, empezó a meterse el tema del aborto.

Algunos titulares de diarios argentinos de esos años, y algunos documentos nos muestran esta articulación política entre el discurso contra la violencia contra la mujer con el discurso ultraviolento del aborto que si algo supone es la violencia ejercida hasta la muerte contra un ser humano en gestación. 

En la Ciudad de México y en varias ciudades del interior, dejaron solo violencia, destrucción, vandalismo, ataques a nuestros valores patrios, y a nuestras creencias.  Quemaron nuestra bandera nacional, atacaron y profanaron los templos católicos, destruyeron monumentos, agredieron a cuanto hombre se les cruzó en el camino, se enfrentaron con la policía femenina, a la cual escupieron, le tiraron piedras, las apalearon, les tiraron molotov, etc.

Lo mismo pasa en otras ciudades del continente y de Europa, es el mismo modelo: El vandalismo, destrucción, pintas, y ataques a los templos católicos, que con verdadero odio profanan, destruyen, incendian, lo pintan con leyendas ofensivas  anticatólicas, se desnudan, defecan y orinan enfrente de los templos, parece que esta es la consigna de sus jefes.

En la marcha de la Ciudad de México, andan circulando en la red, fotos de un grupo de anarquistas vestidas de negro, algunas de ellas embozadas, subiendo antes de la marcha a un camión de la policía bancaria, con protección policiaca, que las trasladó a los lugares donde atacaron.

¿Qué significa esto? ¿Acaso la jefa de gobierno de la Ciudad de México, la Sionista y marxista radical, Claudia Sheinbaum las contrató como fuerza de choque para causar destrozos en la ciudad? ¿Quería desacreditar la marcha feminista, porque su jefe López Obrador no permite que nadie le gane las calles? ¿Será que nadie le ha dicho al Peje, que las feministas también son de izquierda y quieren lo mismo que  él?

En Hermosillo tampoco nos salvamos de esta violencia irracional de estos colectivos de mujeres, que se dirigieron hacia la Catedral de Hermosillo para vandalizarla y profanarla, trataron de entrar por la fuerza a la iglesia mientras se realizaba una misa, y al no permitírselo los feligreses presentes, quebraron vidrios, llenaron de grafitis soeces e infamantes el templo católico y destruyeron los que pudieron.

Cientos de personas muchas de ellas acompañadas de sus hijos menores se preguntaban ¿Por qué de este odio contra la iglesia católica? ¿Qué les hemos hecho? Quizás la respuesta esté en su militancia marxista que considera a la religión como el opio del pueblo y donde triunfa esta ideología se persigue y suprimen a todos los credos religiosos, o quizás las élites que las manejan, ven a la Iglesia Católica como un estorbo para sus planes de control mundial.

Hay una utilización política de la mujer, les quieren obligar a pensar de la misma forma que las feministas y las mujeres que no se prestan a ello, son atacadas violentamente, insultadas, amenazadas, como a la policía que le quemaron la cara durante la marcha en la Ciudad de México, o a la periodista que sufrió quemaduras  cuando lanzaron una bomba molotov.

Propugnan una violencia feroz en contra de los niños que se encuentran en el vientre de su madre a los cuales quieren abortar y un odio indiscriminado hacia todos los hombres a los cuales gritan que hay que castrar y matar porque son el enemigo opresor, el heteropatriarcado que las tiene oprimidas, hay que destruir también a las familias y a la maternidad las cuales dicen, esclavizan a la mujer y no le permiten realizarse profesionalmente.

Es la adaptación de la lucha de clases del marxismo clásico, de oprimidos contra opresores y de proletarios contra capitalistas, que el Neomarxismo con la ideología de género, ha llevado a la intimidad, a la lucha de sexos, enfrentando a la mujer,  que supuestamente es la oprimida, en contra del hombre que es el opresor hetero patriarcal al cual hay que destruir.

Con esto cumplen el objetivo de la Elite Globalista antinatalista, de reducir la  población mundial, a través de la disolución de los matrimonios, de la familia y de la maternidad con el aborto, así como la promoción del estilo de vida lésbico y homosexual.

El Neomarxismo se ha infiltrado profusamente en las universidades tanto públicas como privadas, con el tema del Feminismo Radical, que se ha hecho una moda entre desprevenidas jovencitas de clase media y burgués.

Estas jóvenes son fácilmente inoculadas con la ideología de género, que absorben como esponjas, sin ningún filtro, todas estas ideas de la izquierda sobre el heteropatriarcado opresor, la lucha de sexos, los feminicidios, la aceptación del modo de vida homosexual y lesbiano, el rechazo a la familia tradicional, al matrimonio y a los hijos, el defender como un derecho de la mujer el aborto, etc.

Los jóvenes por naturaleza son idealistas y fantasiosos, estas jovencitas se ven como rebeldes en contra del orden establecido que las tiene oprimidas y como luchadoras por los derechos y la liberación de las mujeres, son seducidas con la imagen del Che Guevara, que se lo han vendido como un ícono para el movimiento gay y lésbico, ignorando que en Cuba el Che Guevara, fusilaba a los homosexuales.

Ven al lesbianismo como una rebelión, como una afirmación de sus derechos y muchas adoptan este estilo de vida, envenenándose más en contra del patriarcado opresor o sea el hombre,  al cual culpan de todo, son fanatizadas e indoctrinadas en la ideología de género, y los operadores de estos colectivos las convierten en carne de cañón, en anarquistas, llenas de odio en contra del orden establecido, en contra de la religión católica, en contra de los hombres en general, y en contra de todos los que no comparten sus ideas, se convierten en intolerantes y agresivas, en “Femiorcas”.

Les enseñan que el fin justifica los medios, la Ética y la conciencia deja de ser una preocupación para ellas, les enseñan que todo está justificado, que las costumbres y la moral solo son prejuicios burgueses, que en la lucha todo es válido, las obligan a marchar desnudas, les enseñan a ser vulgares, a burlarse de todo, no tienen vergüenza de portar el trapo verde moco, símbolo del aborto. Estos grupos son una secta y estas jóvenes ingenuas han caído en sus garras, será casi imposible que se liberen de ello.

Muchas de ellas hacen de esta militancia un “modus vivendi”, sus colectivos son generosamente financiados por organismos internacionales, como la Open Society Foundations del multimillonario judío George Soros, The Ford Foundation, American Jewish Word Service, Edge Funders Alliance, The Rockefeller  Foundation, Bill and Melinda Gates Foundation, la International Planned Parenthood Federation, IPPF, la ONU, etc.,

El Feminismo radical no representa a las mujeres. El feminicidio es un término  Inventado por el Neomarxismo, es solo un constructo cultural, que no existe en la realidad, ya que nadie mata a una mujer por ser mujer, la violencia no tiene género, es muy compleja y tiene múltiples causas.

Las feministas no ayudan a erradicar la violencia en contra de la mujer, al contrario la perpetúan, por que estorban a una verdadera solución de las causas de la violencia, al vendernos puro humo ideológico, cuentos infantiles, el discurso feminista “caricaturiza” la realidad.

Buscan imponer una idea, en la que hay una suerte de hombres contra mujeres, bajo ese slogan de “nos matan por el hecho de ser mujeres”. Nos pintan la visión del hombre, el macho, que saldría por la calle a buscar a mujeres víctimas, porque odia a las mujeres y salen a buscar a las mujeres para asesinarlas, precisamente porque son mujeres.

El escritor y conferencista, Agustín Laje, denuncia que “El daño, que el feminismo está causando a nuestras sociedades, es inconmensurable y el primer blanco de ese daño, no es el hombre, sino la propia mujer, la principal víctima del feminismo, hoy es la propia mujer.

El motivo es muy fácil de entender y es que con las baratijas ideológicas que el feminismo nos está vendiendo, como solución a todos nuestros problemas, el combate contra el machismo, contra el patriarcado, el heteropatriarcado, nos matan por ser mujeres, y ese tipo de cuento ideológico, que no es más que un cuento ideológico, que nos hace disparar contra fantasmas”.