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¿Y usted cómo se llama?; Lo bueno, malo y feo de la nueva ley estatal de Registro Civil

Por Martín F. Mendoza/

¿Cuáles fueron los criterios para decidir qué nombres tendrían que ser puestos en la lista negra por peyorativos o denigrantes? ¿Cuáles son los “nombres carentes de significado” y cómo son determinados?

El otro día un amigo de Facebook lanzaba algunas excelentes preguntas relacionadas con este polémico y por momentos chusco tema relativo a los “nombres prohibidos” recientemente en el Nuevo Sonora. ¿Puede y/o debe el estado intervenir en esto de cómo los padres nombran a sus hijos? ¿Hasta qué punto? Ese sería el eje de los cuestionamientos que muchos nos hacemos hoy día.

Bueno, pensamos que básicamente sí. Partiendo de que el Estado debe velar y ser el último garante del bienestar de la infancia y en este queda incluida la dignidad de la misma, es válido entonces que ese aspecto fundamental en la vida y en la identidad de cada individuo sea sujeto a cierto grado básico, elemental, de escrutinio. La verdad es que no se vale que por cualquier tipo de desajuste emocional de parte de los padres, una criatura sea condenada, no al dichoso “bullying”, como torpemente se ha insistido, sino a una disminución en calidad de vida, debido a su autoestima afectada.

El problema está ―como frecuentemente ocurre― en el grado, en el “hasta dónde”.  Porque sinceramente no es lo mismo llamarse “Usnavy López”, que “Telesforo López”, tampoco “Anivdelarev Pérez” puede compararse con “Patrocino Pérez”.  Así como esto no se trata, ni tiene por qué tratarse, de evitar nombres que reflejen filiaciones políticas, ni extranjerismos modernos siempre chocantes en sí mismos, tampoco tiene por qué ir contra apelativos personales tradicionales, folclóricos, costumbristas, arcaicos, etc.

Entonces uno no tiene más que preguntarse si nombres propios como Patrocinio, Diódoro, Telesforo, Gorgonio, Tránsito, Panuncio, Petronila, entre otros, pueden ser considerados “peyorativos”. Es mas ¿Cuáles fueron los criterios para decidir qué nombres tendrían que ser puestos en la lista negra por peyorativos o denigrantes? ¿Cuáles son los “nombres carentes de significado” y cómo son determinados? ¿Cómo y en base a qué los oficiales del Registro Civil decidirán cuáles otros nombres expondrán al registrado a ser “objeto de burla”? ¿Por qué los padres no podrán en el futuro imponer en Sonora más de dos nombres a sus hijos? (concediendo que personalmente en algunos casos esto nos parece un poco exagerado).

Bueno, lo que sucede es que el Nuevo Sonora (caray, ¿no se le habrá ocurrido a nadie nombrar a un hijo (a) así?) está actuando como siempre lo hace. Encontrando la manera para echar a perder hasta aquellas iniciativas, acciones, que en espíritu sean necesarias, positivas y/o adecuadas. Aclarando que por Nuevo Sonora nos referimos tanto al blanquiazul Poder Ejecutivo como a sus subordinados legisladores en el Congreso del Estado, pues al fin y al cabo son la misma cosa.

Menos mal que ni Diódoro Carrasco ni José Patrocinio González Blanco Garrido, ambos ex Secretarios de Gobernación lo son hoy día, que si no… ¿Se imagina usted apreciable lector?

Cuánta ignorancia vuelve a ser observable en el gobierno estatal, cuánta actuación “al troche moche”, en el aire, nomás para “que digan”. Habría este de encomendarse a San Pafnuncio (así con una “f” después de la “a”) que es el santo al que en la cultura popular se le reza para encontrar las cosas perdidas. En este caso el buen juicio, la honestidad, la humildad, es lo que no aparece por ningún lado. Pero es de suponerse que al fin panistas, tan creyentes como suelen serlo, ya estarán enterados de ello.

De nuevo los “intercambios”

En eso que al menos luce como competencia entre el Nuevo Sonora y los priistas por aparecer como los grandes “hacedores” de intercambios económicos y comerciales con el vecino estado de Arizona, y de lo cual por cierto es bien poco lo que se muestra en términos de resultados concretos (se habla de firmas de memorándums de entendimiento, proyectos de incubadoras, usted sabe, toda esa palabrería perteneciente a la jerga “polaca” actual, mas no resultados concretos), llama sobremanera nuestra atención que también se arroje en la mezcla, ahora por parte de los priistas, aquello de “intercambios estudiantiles con universidades de Arizona”.

Esto no es asunto menor. En una ocasión por lo menos ya el Nuevo Sonora intentó marearnos con el tema, hace aproximadamente año y medio. Cuando el que esto escribe comenzó a recibir comunicaciones de familias sonorenses interesadas en recibir orientación para conocer más sobre el tema, intentamos verificarlo con la Universidad de Arizona. La respuesta fue la esperada: algo así como que eran acercamientos iniciales y no había nada todavía. Es hora que no se ha vuelto a escuchar nada al respecto. Ahora que el priismo por medio del Diputado Moreno Terán mueve otra vez el tema, pues de nuevo intentaremos verificarlo para ver que hay ―o no hay― en concreto. No se vale echar sobre la mesa palabrería que despiste a la gente, que siembre ilusiones falsas en la juventud, sobre todo en un tema tan sensible como el de la educación superior. Este tipo de programas con universidades investigadoras mayores estadounidenses no se concretan en un mes y mucho menos se basan en politiquería en el aire. Estaremos muy pendientes.

 

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