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Tres paradojas y una reforma educativa

Por Imanol Caneyada/

Con 19 congresos estatales a favor de la iniciativa que presentó el Ejecutivo federal el pasado mes de diciembre y su reciente aprobación en el Senado, la reforma educativa es un hecho, y después de varios intentos (desde la administración de Fox por lo menos), el descontón a la maestra Elba Esther Gordillo esta vez cuenta con el suficiente consenso nacional.

La intocable (que logró destituir a una secretaria de estado en el sexenio de Calderón) resultó tocada, y aunque pudo salvar después de un mes de cabildeo a los maestros que ya están en funciones, las herencias automáticas de plazas docentes y su venta a precios estratosféricos podrían ser cosa del pasado en cuestión de días.

Más allá del contenido de la iniciativa y el respaldo unánime, hay que resaltar la paradoja que se dio en torno a su más que probable aprobación:

Si históricamente ha sido el PAN quien ha promovido la reforma educativa y ha señalado al SNTE como el principal problema de la educación en México, fue un gobierno priista (otrora defensor a ultranza del sindicalismo caciquil de la Gordillo) quien consiguió los consensos para lograr contrarrestar el poder de la maestra.

Sonora fue el estado número 15 en avalar la reforma y lo hizo por unanimidad. Mientras que Morelos, hasta el momento, ha sido la única entidad en rechazarla, sin que esto afecte en absoluto a su instauración definitiva, pues únicamente hacían falta 16 estados que la respaldaran.

Las movilizaciones del SNTE en los estados en que se fue aprobando la reforma han sido muy tenues; en el caso de Sonora, salvo el día 15 de enero en el que hubo algunas protestas en el recinto legislativo, la pelea de las huestes de la considerada como la mujer más poderosa de México se ha dado de forma muy callada y todo apunta hacia la promoción de amparos contra lo que será la nueva ley que regirá la educación en este país.

El mayor mérito de Emilio Chuayffet, secretario de Educación, además del apoyo unánime de los partidos (salvo el del PT), fue desactivar la amenaza de huelga y paralización del sistema educativo todo el país.

Un escenario como el de Oaxaca a nivel nacional hubiera significado un inicio de sexenio desastroso.

Si bien es cierto que Elba Esther Gordillo no ha dejado de manifestarse públicamente en contra de ciertos aspectos de la reforma, principalmente el tocante al servicio profesional docente, todo indica que el hecho de que los maestros en activo queden a salvo de las evaluaciones para la permanencia pudo aplacar los ánimos de los maestros.

En una lectura exclusivamente política, la reforma educativa, más allá de sus posibles contenidos benéficos, es un guiño del gobierno de Peña Nieto a aquellos sectores que creían (creen) que el regreso del PRI a los Pinos era un retroceso en el tiempo.

La segunda paradoja es que uno de los hombres que lo consiguió, Emilio Chuayffet, se trata del mayor dinosaurio del gabinete de Peña Nieto.

Todo cambia, hasta lo inamovible

Desde 1943 en que el SNTE fue creado por decreto, el gremio de los maestros ha tenido dos líderes con personalidades asombrosamente complejas y caciquiles: Carlos Jonguitud Barrios y Elba Esther Gordillo.

El primero lideró el grupo al interior del SNTE Vanguardia Revolucionaria del Magisterio, con el que logró arrebatarle el poder a un histórico: Manuel Sánchez Vite, hasta que Carlos Salinas de Gortari lo consideró un peligro para su gobierno y lo inhabilitó impulsando a Elba Esther Gordillo, discípula de Jonguitud.

Hasta apenas hace unos días, la cúpula del SNTE, en sus 70 años de historia, siempre había logrado mantener sus privilegios a cambio de ser parte fundamental del corporativismo que sostenía al régimen tricolor. Por un lado la cantidad ingente de votos que aportaba y por el otro el poder de paralizar las escuelas en todo el país, convertían en intocables a los dirigentes magisteriales, que siempre han tenido escaños en los congresos y cargos en el PRI.

Incluso, con la debacle del tricolor en el 2000, la maestra supo negociar sus millones de votos incondicionales y crear un partido que fuera fiel de la balanza legislativa, el PANAL.

Ni durante los dos sexenios panistas el SNTE perdió poder, a pesar de los embates del episcopado mexicano que luchaba también por el monopolio de la educación con todo el apoyo del Calderón.

La tercera paradoja es que el mismo Calderón fue uno de los principales beneficiados del poder corporativista del SNTE durante el 2006; esto se acabó cuando Peña Nieto se convirtió en el candidato con mayores probabilidades de ganar; el Operativo Ágora, que supuestamente acarrearía cinco millones de votos del magisterio al actual presidente, rompió con la relación amor odio de la maestra y el futuro profesor de Harvard.

Pero independientemente de la “tenebra” que envuelve una reforma necesaria pero que parecía imposible hasta hace un mes, ¿qué reforma la reforma?

Tres aspectos destacan en la iniciativa del Ejecutivo:

1.- El Servicio Profesional Docente: permitirá que el acceso al sistema público, los ascensos y la permanencia de los maestros estén sólo vinculados a procedimientos.

En el caso de promociones o ascensos, los profesores deben tener un buen desempeño y que su perfil satisfaga los requerimientos del puesto. En el caso de los incentivos o reconocimientos, su designación debe responder a la manera en que contribuyen a mejorar el aprendizaje de los niños y deben apoyar al docente en lo individual, y al equipo de maestros en cada escuela.

Aparentemente, la discrecionalidad con que el Sindicato otorgaba plazas, promovía ascensos y distribuía premios queda desarticulada.

2.- Dotar de autonomía al Instituto Nacional para la Evaluación de la Educación.

La propuesta pretende que el Instituto Nacional de Evaluación de la Educación tenga autonomía constitucional y facultades para medir componentes, procesos y resultados del sistema nacional de educación. Su conformación sería propuesta por el Ejecutivo y aprobada por el Senado.

Si se aprueba la creación del órgano, el Constituyente Permanente debe tomar cuatro decisiones impostergables: la obligación de la evaluación no debe estar en potestad de una persona y debe tener consecuencias jurídicas, la evaluación tampoco deberá estar sujeta a intereses particulares, no se pactará o diferirá, y por último, la evaluación debe ajustarse a los criterios que fije un órgano autónomo confiable.

3.- La creación de 40 mil escuelas de tiempo completo.

Actualmente hay 6 mil 715 escuelas que operan de esa manera en el país; el Ejecutivo propone aumentar el número casi seis veces en toda la gestión de Peña Nieto. La iniciativa prevé que la jornada sea de seis a ocho horas diarias.

“En aquellas escuelas que lo necesiten, se impulsarán esquemas eficientes para el suministro de alimentos nutritivos a los alumnos a partir de microempresas locales”, estipula el documento. Además, propone que la ley prohíba en todas las escuelas los alimentos “que no favorezcan la salud de los educandos”.

Al final, todos se unieron para despojar del control de la educación a Elba Esther Gordillo, que supo negociar desde una posición débil y no se lanzó a una batalla frontal.

Al final, tal vez la reforma sirva para rescatar la educación del país, que se encuentra en estado de coma.

Tal vez.

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