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Asfixian a Suecia

El sistema político sueco ha permitido más de 55 “zonas no-go” en las que colectividades musulmanas impiden al estado sueco ejercer su soberanía, zonas en las que la única ley es la islámica

Por Dr. Jorge Ballesteros

La policía sueca advirtió que, en el último año, más de 15,000 mujeres que se encuentran en el territorio donde rige la ley sharía que pertenece a los musulmanes han sufrido ataques sexuales.

La ola de refugiados que Suecia acoge sin apenas rechistar tiene un punto en común: el multiculturalismo; la apuesta de un país por someterse a las costumbres de los inmigrantes en lugar de que éstos asimilen la cultura local que les da cobijo.

Las bandas musulmanas armadas están socavando la democracia sueca, la única razón por la cual aún no se ha producido un conflicto armado a gran escala en Estocolmo es porque la Alianza Social Demócrata Ecologista, que gobierna Suecia, pretende ignorar la gravedad de la situación y no está presentando ninguna resistencia real contra los islámicos.

Incluso si el gobierno sueco pretende enfrentar estas bandas criminales islámicas, Suecia no tendría la capacidad para enfrentar la situación porque la seguridad y las fuerzas policiales, aunque no lo crean, han sido rebasadas.

Todo ello se agrava con la connivencia de muchos de estos migrantes musulmanes con el salafismo, el yihadismo (wahabismo) y el Estado Islámico.                                                                        

Los reclutadores del Estado Islámico han utilizado Agencias de Empleo en la ciudad inmigrante de Malmo como centros de reclutamiento para el grupo terrorista. Per-Ola Persson, que encabeza el Servicio de Seguridad de la Agencia de Empleo, ha confirmado estas afirmaciones: “Hubo indicios de que hubo intentos de reclutar a una organización terrorista” en los centros de trabajo.

Aumento de la inseguridad y la criminalidad asociada a la migración musulmana

Los residentes migrantes musulmanes del suburbio de Rinkeby atacaron el 9 de abril de 2017 a la policía sueca que iba a arrestar a un sospechoso del ataque terrorista del viernes en Estocolmo (en lugar de colaborar con las fuerzas del orden y mostrar rechazo al atentado islamista del viernes 7 de abril en el que un devoto musulmán arrolló con un camión a una multitud en una de las principales calles comerciales de Estocolmo, la capital de Suecia, matando a cuatro personas e hiriendo a otros 15 viandantes).

24 horas después de ser agredidas las fuerzas de seguridad sueca, el Servicio Postal sueco se vio obligado a suspender el servicio a Rinkeby declarando la zona “insegura para sus trabajadores”.

Los expertos del Aparato de Seguridad sueco han expresado claramente que el salafismo y yihadismo (Wahabismo) son un peligro real y presente para la seguridad de Suecia, pero el politizado debate sobre el terrorismo islámico y el extremismo no parece capaz de interiorizar esta advertencia y los políticos no toman medidas al respecto y desvían la mirada al vacío cósmico.

Muchos inmigrantes procedentes de países musulmanes han establecido zonas no-go (en las que se cuelgan carteles que advierten “estás entrando en una zona controlada por la Sharía: reglas islámicas obligatorias”). El sistema político sueco ha permitido más de 55 “zonas no-go” en las que colectividades musulmanas impiden al estado sueco ejercer su soberanía, zonas en las que la única ley es la Sharía, la ley islámica. Los países musulmanes Qatar, Arabia Saudita, Kuwait, Emiratos Árabes Unidos, Brunei, Barein con las rentas per cápita más elevadas del mundo, se niegan a aceptar a sus hermanos y correligionarios, y los empujan hacia Europa. Aquellos financian el salafismo y el yihadismo.

Si esto ocurre en países con una economía potente y fuerte, ¿qué pasará en países más débiles económicamente como las del sur de Europa y con un estado del bienestar más precario?

Gotemburgo es la ciudad de Suecia donde se lleva a cabo la mayor parte del reclutamiento para la yihad. Con una población de poco más de medio millón, esta ciudad portuaria y antigua potencia industrial ha visto cómo al menos 100 hombres y mujeres se han ido para unirse a combatientes que pelean por el proclamado califato.

También es una de las ciudades más diversas del país: un tercio de la población tiene orígenes inmigrantes, muchos musulmanes, y en el suburbio nororiental de Angered, la proporción supera el 70%.

Jóvenes de familias que se refugiaron allí están ahora dando la espalda al país. Más de 300 personas se han marchado a combatir a Siria e Irak, convirtiendo Suecia en uno de los mayores exportadores per cápita de yihadistas en Europa.

Y en el sótano de un edificio en Gotemburgo, la segunda ciudad de Suecia, una chica joven para tratar de entenderlo. Tiene el aspecto de cualquier otra mujer occidental joven, con ropas apretadas y maquillaje. Pero hace poco que volvió de Raqqa, Siria, donde su marido murió combatiendo con el autodenominado Estado Islámico (EI).

La escasez habitacional que hay en Suecia y las largas colas para los apartamentos de renta controlada del centro de la ciudad implican que muchos de los recién llegados acaben aquí, y aquí se quedan.

Esto incluye a algunos de los 160,000 que pidieron asilo en Suecia el año pasado. Y Angered se ha convertido en una zona difícil de controlar.

Algunas partes son clasificadas como «vulnerables», lo que en la terminología de la policía sueca indica una ruptura de la ley y el orden, entre otras cosas, y la emergencia de una sociedad paralela.

Dicen que los encargados religiosos intentan controlar la comunidad para hacer que se cumpla la Sharía, o ley islámica.

¿Qué es y qué hace la «policía moral» que opera en algunos países islámicos? Hay acusaciones de que hostigan e intimidan a las personas, muchas veces mujeres, por la forma en que se visten y por ir a fiestas con música y baile, lo cual consideran prohibido por el Islam.

Mientras, dos tercios de los niños han abandonado la escuela cuando alcanzan los 15 años, y el desempleo está en el 11%, elevado para los estándares suecos. Estos jóvenes vulnerables son los objetivos de los extremistas.

Más de 300 personas se han marchado a combatir a Siria e Irak, los reclutadores de línea dura estaban manipulando a los jóvenes que se sienten perdidos, y animándolos a unirse a Estado Islámico. Este resentimiento sobre todo es en la segunda generación de «suecos no étnicos», como se les llama aquí.

En muchos casos, sus padres huyeron de países asolados por la guerra, en búsqueda de seguridad, y la encontraron en Suecia.

Parecen agradecidos por lo que este país les ha ofrecido. Pero sus hijos, en cambio, siente con frecuencia que han sido discriminados y se han quedado fuera del sistema.

Muchos jóvenes se sienten desconectados del país de sus padres, pero tampoco se sienten suecos.

El año pasado, Suecia recibió más refugiados per cápita que cualquier otro país europeo. Los problemas se han visto agravados por la llegada súbita de refugiados de las guerras en Siria e Irak. Aceptar refugiados es parte de lo que implica ser sueco.

La mezquita de Bellevue, en las afueras de Gotemburgo, de la cual se ha dicho que mantiene vínculos con varias organizaciones islamistas calificadas de terroristas.

Muchos de los que han ido a Siria e Irak tienen contactos aquí y el líder espiritual de Al Shabab, Hassan Hussein, la visitó en 2009. Pero la realidad es que ahora jóvenes de orígenes inmigrantes están siendo radicalizados.

Demografía En primera instancia, con el propósito de cuantificar el aumento de la población musulmana en los países de la UE, se han analizado tres distintos escenarios basados en los niveles de migración alta, media y nula, teniendo como base comparativa los indicadores reales del año 2016 y los proyectados al año 2050.

La población musulmana total en Europa el año 2016 era de casi 26 millones, equivalente a un 4,9% de la población total. Cabe destacar que en el año 2010 alcanzaban una cantidad de casi 20 millones, un 3,8%. Considerando el escenario de migración nula, desde este momento (estudio efectuado en noviembre de 2017) y de manera permanente hasta el año 2050,

Se estima que la población musulmana continuará en incremento hasta un 7,4%. En un segundo caso, con una migración media que considera terminar con un flujo de refugiados solicitando asilo, pero manteniendo los niveles de migración regular se llegaría a un 11,2%.

Finalmente, el peor escenario considerando una alta tasa de migración tanto regular como de refugiados solicitando asilo, resultaría en una población musulmana total de 14%, casi el triple de la cantidad actual Como datos a considerar, se debe tener en cuenta que la edad promedio de musulmanes en Europa es de 30,4 años, comparada con 43,8 de los no musulmanes y que la tasa de fertilidad es de 2,6 hijos por mujer, versus un 1,6 hijo por mujer musulmana.

Si bien la diferencia en la tasa de fertilidad puede parecer menor, a la larga es significativa, debido a que en el caso de los musulmanes europeos este número supera el nivel de reemplazo, es decir, es mayor que el número de nacimientos necesarios para mantener su población estable.

Otra lectura que se le puede dar a esta estadística es que a los países europeos el flujo de migrantes les otorga un breve respiro, considerando el invierno demográfico en que se encuentran. Según el informe de la Evolución de la Familia en Europa 2018, la población está totalmente no envejecida, siendo una de cada cinco personas mayores de 65 años y con una tendencia a la baja respecto a las personas jóvenes, sumado a una baja en la tasa de nacimientos y la alta tasa de abortos.

Teniendo como consecuencia que, en los años 2015 y 2016, el 100% del crecimiento poblacional europeo haya sido a causa de la inmigración, ya que el crecimiento natural ha sido negativo (-15.854 personas).

Independiente de cuál sea el escenario de inmigración para los países de la UE en los próximos años, el porcentaje de población musulmana en aquellos países aumentará de manera exponencial si se mantienen las políticas actuales. Lo anterior se desprende de dos factores fundamentales: el invierno demográfico por el que atraviesa Europa y las características de fertilidad y edad de los inmigrantes musulmanes.

El esquema neo-marxista del multiculturalismo

El catedrático de Filosofía del Derecho de la Universidad de Sevilla, Francisco José Contreras, destaca para Actuall el “fracaso en la asimilación de la inmigración extraeuropea “El multiculturalismo establece que Occidente no tiene derecho a imponer sus valores a los inmigrantes pues sus culturas deben merecer el máximo respeto”.

Además, Contreras incide en la complicidad de la izquierda europea en estas políticas. A su juicio, ha utilizado “un esquema neo-marxista en el cual Occidente juega el papel de la burguesía explotadora y las otras etnias el del proletariado explotado”. Además, cree que en con el multiculturalismo aflora el “relativismo” pues la izquierda considera “opresiva la tradición cultural cristiana-occidental”.