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Bullying, cutting y suicidios salen de control en Guaymas

 Por Daniel Sánchez y Rigo Gutiérrez/

Las luces de alerta se encendieron en el puerto. En tres escuelas detectaron graves problemas con estudiantes; autoridades municipales confirman que el sector salud está rebasado

En Guaymas, el acoso entre estudiantes de secundaria salió de control. Maestros, padres de familia y autoridades municipales, fueron sacudidos por una ola de información. Los típicos casos bullying desbordaron en cutting, lesiones autoinducidas.

Las luces de alerta se encendieron en el puerto. En tres escuelas detectaron graves problemas:

Hace tres semanas, como siempre Ángel llegó de la primaria donde cursaba sexto grado, narró a su madre que de nuevo había sido víctima de burlas, entró a su habitación, se ató un cable al cuello y lo sujetó de su litera hasta perder la respiración.

El lunes de la semana pasada Jocelyn no despertó para acudir a clases en la secundaria Abelardo L. Rodríguez. Durante la madrugada su padrastro la estranguló tras detectar mensajes en su teléfono, enviados por un maestro.

Esmeralda, de la secundaria Técnica No. 30, estuvo al filo de la muerte tras ingerir a propósito un coctel de pastillas. Compañeros la molestaban constantemente.

Todas las víctimas, con un antecedente de carrilla en el aula. Todos, con un historial de familia disfuncional. Todos, viviendo en realidades distintas. Al final, el impacto dejó herida punzante en la sociedad guaymense.

Escape y dolor en silencio

En un recorrido por escuela donde estudió Jocelyn, el panorama era desértico. Ni un solo alumno. Todos estaban en el auditorio municipal de Guaymas, atestiguando la ceremonia de graduación. El lugar estaba abarrotado hasta las últimas butacas. Las primeras filas ocupadas por estudiantes de caqui y polo blancas, el resto por papás y mamás vistiendo de gala. Aquí, como en las aulas, los inquietos estudiantes no cesaban de gritar chivo o guey, y en cada oportunidad dar de zapes al de enfrente.

En la antesala una madre de familia accedió a platicar con Primera Plana, confesó que su hija practicaba el cutting hace tres años. “Estaba en sexto de primaria cuando descubrimos las cortadas en su brazo, no sabíamos qué hacer pero lo platicamos, era su manera de expresarse, al final la llevamos a terapias con sicólogos, fue duro pero platicamos”.

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En la secundaria Abelardo L. Rodríguez implementaron filtros de revisión para observar los brazos de los alumnos.

Recordó que a su hija ―en ese momento graduándose― la canalizaron con especialistas del CIDEN en Hermosillo. Mientras cursaba secundaria terminó las terapias semanales y son anécdota. La jovencita lucía una corona en su cabeza y una banda de princesa estudiantil.

Para Rosario Tello, directora de la secundaria Abelardo L. Rodríguez, es hora de darle vuelta a la página al caso de Jocelyn y de dos estudiantes detectadas con lesiones en el antebrazo.

“Ya superamos los hechos ocurridos, hay situaciones positivas por enfrente de las cuales hablar, no vamos a entrar detalles de esos casos pasados. Las otras dos niñas identificadas, en agosto podrán ser canalizadas a tratamientos”, atajó ante más cuestionamientos.

Platicó que tras lo ocurrido, desarrollaron estrategias para detectar problemas, como los filtros de revisión en la puerta, donde observaban los brazos de quienes ingresaban.

Al salir de la ceremonia otra madre de familia dijo estar impresionada y con algo de temor por el descubrimiento de los casos de bullying y autolesiones. “Es algo silencioso, muchas veces le puede pasar a nuestros hijos y a veces no nos tienen la suficiente confianza para contarnos por vergüenza o pena, y sí es alarmante”.

Aparte, con su hijo por un costado y constancia en mano, otra mamá consideró a la educación desde casa, como la raíz del problema. “En la casa debe enseñarle uno a respetar a sus compañeros”.

Expedientes de cutting en la EST 30

La Secundaria Técnica No. 30 está en las faldas de un cerro al sur de Guaymas. Desde ahí se aprecia el estadio de beisbol, sitio preferido de estudiantes para irse de pinta. Más al fondo, el mar centelleando rayos del sol.

 cortadas
A través de su Facebook, Esmeralda difundió imágenes de autolesiones.

En esta secundaria hay un amplio expediente de alumnos con marcas de autolesiones en sus antebrazos. Tan solo este ciclo escolar lograron documentar ocho casos, más el de Esmeralda, la joven de tercer grado del turno matutino que conmocionó a la comunidad estudiantil y maestros.

El conflicto inició un mes atrás, cuando compañeros del turno vespertino se burlaban de ella. En su grupo también hubo problemas, algunos le aplicaban la llamada “ley del hielo”. Pasado el diez de mayo la escuela le giró un citatorio tras encontrarla con joven ―según reglas de la EST 30, el noviazgo requiere aval de los padres y fuera del plantel―, pero sus tutores jamás se presentaron.

El once de junio por la mañana Esmeralda recibió un nuevo aviso, cuando aparentemente se iba de pinta, argumentando estar enferma. El día siguiente ya no volvió. En medio de la crisis, estando en su hogar, ingirió una importante cantidad de pastillas causándole una severa intoxicación que la dejó hospitalizada por varios días.

Hasta después, las autoridades escolares descubrieron en su cuenta de Facebook mensajes y fotos, mostrando heridas vivas en brazos y piernas. Ella misma se las provocaba.

Para el director de la EST 30, Gilberto Moreno, enterarse del intento de suicidio de Esmeralda, fue sorpresivo. Platicaron con los padres de la menor, y la abuela ―su tutora y con quien vivía―. Destaca que era vista como una estudiante normal, sin indisciplinas, e incluso participaba en el coro.

Confirmaron que al inicio de semana, la subprocuradora del menor en Guaymas estuvo en la secundaria y canalizaron el caso. Ya se graduó y ahora va a la preparatoria.

Realidades virtuales

Sin embargo en primero y segundo grado quedan estudiantes con cicatrices en los brazos.

 Director y orientador
Gilberto Moreno y Ramón Duarte, director y orientador de la EST 30. Proponen más psicólogos en secundarias.

El orientador de la secundaria, el maestro Ramón Duarte, mencionó que en algunas ocasiones han platicado con ellos y los papás. Se cuestiona al docente si existe alguna relación entre estos ocho casos en especial y responde que no, pero enlista diversos factores como:

Familias donde los papás no atienden directamente a los menores, jóvenes queriendo imitar a una telenovela, también quienes tratan de seguir una moda, e invariablemente todos usan redes sociales para expresar sus actos.

Debido a la última característica han logrado dar seguimiento a menores que se autolesionan. La estrategia fue sencilla, generar una página de Facebook en el plantel para compartir información y saber qué hacen los estudiantes.

Y es que en el mundo virtual ―donde habitan la totalidad de los jóvenes― no existe la autoridad del papá ni del maestro. 

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