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De lengua me como un taco…

Por Feliciano J. Espriella/

 

En tan sólo unos cuantos días el precandidato del PAN a la alcaldía de Hermosillo ha sido pródigo a más no poder. En el Poblado Miguel Alemán ofreció pavimentar todas, pero absolutamente todas las calles del poblado

Dice un conocido refrán mexicano y no es de ninguna manera por molestar, pero me parce que se la dedicaron a la clase política mexicana, tan dada a no sólo a degustar fritangas sino también a la mitomanía.

Evidentemente la mayoría de los políticos en México son devoradores de tacos de cabeza, pero al parecer sólo han descubierto los de lengua y no se han percatado que también hay de sesos, tan ricos como los primeros y en un descuido más nutritivos.

Han comenzado las pre campañas y quienes desde hace dos años se han venido promoviendo semana tras semana bajo el esbozo de “suspirantes” con la complacencia de un IEE (antes CEE) que los ve pero se hace como que no, han intensificado sus esfuerzos en la búsqueda de votos.

En las próximas semanas leeremos y escucharemos una caterva de ofrecimientos por parte de los cientos de candidatos y candidotes que no se tentarán el corazón para soltar disparate y medio. De hecho, entre los pocos que ya arrancaron, han soltado algunas “perlas” que envidiaría el autor de “Las mil y una noches”.

Comparto sólo las dos que me han parecido por irrealizables, las que se llevan las palmas en el inicio de la temporada circense más importante que vivimos los sonorenses cada seis años.

En tan sólo unos cuantos días el pre candidato del partido en el poder a la alcaldía de Hermosillo ha sido pródigo a más no poder. El pasado fin de semana en el Poblado Miguel Alemán les ofreció (sólo a los militantes panistas, que quede claro) pavimentar todas, pero absolutamente todas las calles del poblado. Nada pescadito.

Seguramente no tiene idea de qué porcentaje de vialidades se encuentran sin pavimentar. Mucho menos la superficie que representa y muchísimo menos el costo que representaría. No tiene ni la menor idea de lo que sucederá en materia económica en los próximos años en el país, que a como pinta la situación será poco menos que catastrófica y por lo tanto los programas de austeridad serán una barrera infranqueable para tan noble y generosa ofrenda, pero se la echó.

Si la anterior parece jalada de los pelos, la que se echó entre pecho y espada en el arranque de la precampaña, es verdaderamente digna de ser considerada la joya de la corona entre los acontecimientos del Ripley’s Believe It or Not!, o si se prefiere castellanizado, en Aunque usted no lo crea, de Ripley.

La leí y la releí más de una docena de ocasiones. En los medios impresos y en una multitud de portales. Entre los que le regalan el espacio y entre quienes se lo cobran bien cobrado. No había duda. Damián Zepeda dijo al iniciar su farsa de precampaña lo siguiente:

“Hoy iniciamos la lucha para convertir a Hermosillo en la mejor ciudad para vivir de todo México”. Entre muchos otros medios lo publicó El Imparcial el pasado viernes 20 de febrero en un nota titulada “Busco convertir a Hermosillo en el mejor lugar para vivir: Damián Zepeda”.

No dijo convertir a Hermosillo en “una de las mejores ciudades” para vivir en México, o una de las diez, o las cinco, o vaya, siquiera las tres mejores ciudades. No. Dijo “la mejor ciudad de todo México”, y eso, es mucho más que un sueño de opio, es una vulgar mentira.

Por favor Damiancito ¿Dónde has vivido las últimas décadas de tu vida?

¿No te has dado cuenta de que todas las administraciones municipales de los últimos 30 años han fallado en la primera y más importante de sus responsabilidades que es la de ofrecer seguridad en sus personas y en sus bienes a la población? ¿Qué crees tener tú que no tuvieron tus antecesores (en el poco pero probable caso de que fueras electo) para desarticular y enmendar la ineficiencia, ineficacia y corrupción de los encargados del orden?

¿No has visto que más del 80 por ciento del pavimento de la ciudad fluctúa de pésimo para abajo y que arreglarlo implicaría levantarlo totalmente y volverlo a colocar con materiales de calidad? Ni invirtiendo el presupuesto íntegro de un trienio es factible lograr ello.

Hay decenas de factores más que inciden para que un lugar sea bueno para vivir en él, pero el espacio es limitado, y como dicen, que “para muestra basta un botón”, yo ya te di dos. Un consejo Damián, no atentes contra la capacidad intelectual de los hermosillenses con balandronadas como las anteriores.

Ahora que si tus promesas se fincan en la certeza de que no te vas a ver obligado a cumplir porque no vas a llegar, eso ya es harina de otro costal y a lo mejor estás en lo correcto. Dicen que el prometer no empobrece…

Recuerden amigos políticos, no coman nomás tacos de lengua, échense uno que otro de sesos. Y por favor mesura, de todas maneras casi nadie les cree.

Por hoy fue todo, gracias por su tolerancia y hasta la próxima.