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De Primera Mano | Sonora vive tiempos inéditos; ¿Cómo enfrentarlo?

Por Francisco Javier Ruiz Quirrín

SIEMPRE hemos sabido que México no ha podido salir del llamado “tercer mundo”. Países de Europa y nuestros vecinos del norte, los Estados Unidos, nos llevan décadas de adelanto y progreso en lo económico, en lo político y en lo cultural.

Sobre este aspecto el historiador José Miguel Zunzunegui podría tener razón: “El mexicano es como es porque tanto los indígenas como los españoles, se tropezaron con la riqueza. Es decir, no se dedicaron a generarla porque la naturaleza se las proporcionó.

Y sigue:

“En cambio, los ingleses llegaron a Norteamérica y se dedicaron a convertir todos los recursos naturales que encontraron y los convirtieron en riqueza”.

Y hasta nuestros días, el Presidente que tenemos en palacio nacional distribuye la riqueza que se encontró tanto en las arcas del erario, como en el poder, para hacer realidad sus deseos de perpetuarse.

Quizá por ello observamos el espectáculo diario de “las mañaneras” con un show propio de una obra de teatro surrealista, pero ni por asomo, vemos y escuchamos a un jefe de Estado, a un estadista que piensa y actúa en las próximas generaciones.

No, su meta está en las próximas elecciones.

Esta contingencia por la pandemia del Coronavirus o “Covid-19”, nos permitirá reflexionar aún más para dejar que el escenario ponga a cada quien en el lugar que le corresponde.

Por lo pronto, la acumulación de fenómenos sociales como las protestas de mujeres por el inusitado aumento de la violencia y especialmente por los feminicidios, aunado a esta amenaza en la salud de los mexicanos, han permitido quitarle las caretas al Presidente y exhibirlo de tal manera que su imagen ha colapsado terriblemente.

Mandatarios del mundo como Emmanuel Macron, de Francia, Justin Trudeau, de Canadá y Donald Trump, de los Estados Unidos, advirtiendo que la pandemia ha semiparalizado a sus naciones, han sido advertidos de la crisis económica que se avecina y que inactividad producirá ruina en la población.

Macron anunció esta semana que dedicará una línea de 300 000 millones de euros para evitar que el francés caiga en la miseria. No sólo eso. Tomó la decisión de que temporalmente se suspenda el pago de impuestos y los compromisos por pagos del alquiler, luz y agua, los asumirá el Estado.

En Canadá, Trudeau anunció un paquete de créditos especialmente para auxiliar a los afectados por una recesión económica inevitable como consecuencia de la prevención del Coronavirus.

Por su lado, Trump, presentó este martes “un enorme paquete de estímulo fiscal de cerca de un billón de dólares, en el que incluye el envío de cheques con efectivo a los ciudadanos de manera inmediata para contener el impacto económico por el Coronavirus”.

En nuestro país, apenas esta semana la Cámara de los Diputados acaba de aprobar un aumento presupuestal hasta por 180 mil millones de pesos para que el gobierno federal enfrente la contingencia por el “Covid-19” y, finalmente, al parecer, se va a citar a los integrantes del llamado Consejo de Salubridad Nacional que, de acuerdo con la Constitución General de la República, es quien debiera establecer las políticas públicas para atacar la pandemia en México.

Pero aparte, el Presidente López Obrador hace un anuncio “espectacular” para “ayudar al pueblo y no cargarle los costos del golpe económico” por el Coronavirus: “Adelantaremos dos bimestres el pago a los adultos mayores”.

Y dentro de su insistencia en minimizar los efectos de la pandemia en nuestro país, AMLO dice que ante la crisis económica sería el gobierno “el que debe ajustarse el cinturón”, pero al mismo tiempo se da el lujo de anunciar una inversión de 30 mil millones de pesos más, para la construcción del tren México-Toluca.

Remata su intervención el primer mandatario de la Nación, señalando que “el escudo protector, el detente contra la pandemia, es la honestidad”.

Pues no sólo esa actitud aberrante es digna de la más alta crítica, sino que también está faltando a su juramento constitucional.

Ante el “C-19”, también desdeña la Ley

ALGUNOS más tarde que otros, pero los líderes del mundo han reaccionado a la pandemia del Coronavirus, incluso los populistas Maduro, Bolsonaro y Trump, pero en México el presidente Andrés Manuel López Obrador sigue negado al tema.

Y como una burla se tomaron las expresiones del primer mandatario, cuando este miércoles trató de afianzar sus dichos al exhibir estampillas con imágenes religiosas.

La población mexicana está atónita ante la irresponsabilidad del presidente de no cancelar sus eventos masivos, de insistir en poner otros temas en la agenda y de no tomar las medidas sanitarias y económicas que se requieren ante la complicada situación por la que atravesará el país en las próximas semanas.

López Obrador no solo está siendo indolente, sino que está incumpliendo con disposiciones constitucionales para el manejo de emergencias de salud, como la que se presenta con el Coronavirus. En México, existe todo un marco jurídico para responder a eventos extraordinarios como este, que no se está acatando.

El artículo 73, fracción XVI de la Constitución Política de los Estados Unidos Mexicanos, establece la existencia del Consejo de Salubridad General, que dependerá directamente del presidente, sin intervención de ninguna secretaría de Estado y sus disposiciones serán obligatorias para en el país.

El ministro en retiro José Ramón Cossío, así como el exsecretario de Salud, José Narro Robles, a través de sus cuentas de Twitter insistieron en la convocatoria de este Consejo para que sea el que tome las riendas de todas las medidas sanitarias que deben implementarse para combatir la expansión del Coronavirus en México.

Es decir, no deberían estar los gobiernos de los estados ni los alcaldes ni ninguna otra autoridad tomando decisiones por sí solos -que lo han hecho ante el vacío del presidente- sino debería ser este Consejo el que esté imponiendo las medidas a tomar.

Del ordenamiento constitucional, se deriva el artículo 181 de la Ley General de Salud, que contempla que, en caso de epidemia de carácter grave, la Secretaría de Salud dictará “inmediatamente” medidas indispensables para prevenir y combatir los daños a la salud, cosa que no se está haciendo con la suficiencia debida.

El artículo 9, fracción XVII, del Reglamento del Consejo de Salubridad General, lo faculta a publicar en el Diario Oficial de la Federación la declaratoria en los casos de enfermedades graves que sean causa de emergencia o atenten contra la seguridad nacional, por iniciativa propia o a solicitud por escrito de instituciones nacionales especializadas en la enfermedad. Cosa que tampoco ha sucedido.

Incluso, hay juristas que sugieren la pertinencia del artículo 29 constitucional, que contempla la restricción temporal de los derechos que fuesen obstáculo para hacer frente, rápida y fácilmente, a algún evento que ponga a la sociedad mexicana en grave peligro.

En suma, el presidente López Obrador no solo está siendo indolente e irresponsable para enfrentar la emergencia por el Coronavirus, sino que está incumpliendo obligaciones que la Constitución y leyes reglamentarias le establecen para enfrentar situaciones como esta y salvaguardar la integridad de los mexicanos.

Y, finalmente, ha sido el recordatorio de los especialistas del Derecho quienes han doblegado la negativa presidencial y, quizá ya demasiado tarde, el encargado para la atención de esta pandemia en México, Hugo López Gatell, anunció que citaría a dicho Consejo de Salubridad General.

La reacción no sólo es tardada, sino que va acompañada de un evidente incumplimiento constitucional.

En Sonora, prevención, por encima del interés particular

VAYA QUE esta contingencia del Coronavirus está provocando que los sonorenses vivamos un escenario inédito con medidas dictadas desde el Gobierno del Estado, totalmente justificadas en aras de evitar contagios mayores a partir del registro del primer caso de esa enfermedad en Hermosillo.

Preferible, siempre, los excesos en la prevención que lamentar algún resultado trágico. El llamado de la Gobernadora Claudia Pavlovich impulsando la campaña “Quédate en casa”, deberá ser tomada con toda la seriedad posible y hacer a un lado la creencia de algunos de tomar la paralización  de actividades escolares y otras laborales, como períodos vacaciones.

Veamos ejemplos como los de Italia y España, quienes se lamentan ahora por haberse confiado y no tomar con seriedad las advertencias.

Se adelantó dos semanas el periodo vacacional de Semana Santa, la Arquidiócesis de Hermosillo suspendió las misas en las iglesias, algo totalmente inédito cuyo registro histórico no aparece ni en la Guerra Cristera de 1926 a 1929.

Se suspendieron las funciones en los cines, la actividad en los casinos, bares y algunos restaurantes. Por su lado, la presidenta municipal de Hermosillo, Célida López, anunció el cierre de las playas, incluída la actividad comercial en los balnearios durante la Semana Santa y Semana de Pascua.

Sólo falta que cierren agencias y sub-agencias fiscales y oficinas de tesorerías municipales, para que las personas cumplan con sus obligaciones fiscales a través del Internet y con ello se acostumbren a una nueva cultura.

Las calles de las ciudades, al paso de los días, lucirán más desiertas. Un tiempo que marcará un antes y un después en Sonora, con la oportunidad de reflexionar, estar más al lado de la familia y recuperar un espacio que las nuevas tecnologías nos han quitado.

… Y habrá golpe económico

DESDE luego, la semiparalización de actividades pegará en la economía regional. La actitud de los mandatarios de Francia, Canadá y Estados Unidos, habría qué trasladarla a nuestra tierra, guardando las proporciones, por supuesto.

Por ejemplo, si la alcaldesa Célida anuncia el cierre de las playas y la cancelación de todos los permisos a negocios y comercios que hacen su agosto en plena Semana Mayor, ¿cómo compensar ese golpe?

La inactividad cuando menos durante 30 días, disminuirá la disponibilidad del transporte público en sus modalidades; los restaurantes, cines, gasolinerías y comercios que habitualmente cuentan con aglomeraciones, pegarán en los bolsillos de miles de personas.

¿Habrá alguna manera de estimular fiscalmente o con algún o algunos otros recursos esa inamovilidad, absolutamente justificada ante la posibilidad de contagio de la población de este “Covid-19”?

Muchos de los estímulos entran dentro del marco jurídico del gobierno federal. Sin duda alguna, los gobiernos locales deberán enfrentarse a la insensibilidad y frialdad que surge ahora de Palacio Nacional.

Son tiempos difíciles. Nosotros no podemos ser indiferentes.