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Denuncian irregularidades en Cruz del Norte

Por Redacción

La noche de lunes diez de octubre, don Carlos Padilla terminó su rondín habitual por los patios del hospital psiquiátrico Cruz del Norte. Se dirigió a la caseta de vigilancia donde ahí lo esperaba “el Chino”, su colega. Sin novedad, escribía en su bitácora cuando un portazo retumbó a sus espaldas. Un sujeto se acercó gritándole “usted cálmese jijo…” y le asestó un tremendo golpe en el rostro con la cacha del arma.

Don Carlos, quien cuenta 72 años, cayó al instante de la silla ensangrentando el piso. Su reacción solo fue lanzarle al sujeto un trasto con agua hirviendo. “El Chino” quedó en silencio, inmóvil, sin rasguños.

Padilla Picazo como pudo se levantó y apenas observó a otro sujeto en un auto que esperaba al agresor para huir. Con sus ropas teñidas de sangre se trasladó a la oficina de Trabajo Social del hospital para pedir auxilio.

La noche del lunes fue internado de Urgencia y dado de alta al siguiente día. Señala que la empresa lo dejó “a la buena de Dios”.
La noche del lunes fue internado de Urgencia y dado de alta al siguiente día. Señala que la empresa lo dejó “a la buena de Dios”.

El diagnóstico del Dr. Alejandro Ortiz de Urgencias del Seguro Social: fractura del complejo orbitocigomático izquierdo (bajo el ojo). El martes salió del IMSS con pómulo amoratado y varias “puntadas”. No ve de ese lado.

Desde hace tres años, la empresa de seguridad privada ARGUS de Hermosillo contrató a Don Carlos. Aunque ya es jubilado, por necesidad buscó nuevo empleo, pues se considera con fuerza suficiente. Su horario era de siete de la tarde a siete de la mañana y asegura nunca había tenido problemas.

En entrevista para “Primera Plana”, mientras recuerda el doloroso suceso, el vigilante no duda en señalar como responsables de lo ocurrido al personal de la misma clínica.

Y es que de acuerdo a lo que detalla, desde que fue trasladado por ARGUS para resguardar el edificio de la Cruz del Norte desde el pasado agosto (edificio responsabilidad de la Secretaría de Salud) ha dado cuenta de irregularidades al interior.

En distintas bitácoras, Carlos Padilla, hacía anotaciones sobre el desorden. “Hay cosas graves: la comida de los enfermos no se las dan, les dan puro caldo; se llevan jabón, shampoo; dulces; rollos de papel; vasos. Se dieron cuenta que yo estaba dando reportes”, indica.

Sus sospechas de la agresión, denuncia, apuntan hacia trabajadoras sociales, así como el Jefe de Patio (persona que identifica como José Luis). Y una situación que aun despierta más suspicacias en Don Carlos, es que el pasado cuatro de octubre —en su turno—, llegó una flotilla de autos nuevos para ser resguardados en el patio del Hospital.

Estos reportes, sostiene, eran entregados a su supervisor en la empresa, Luis Elías Mujica.

Con su ojo izquierdo inflamado, adelanta interpondrá una denuncia ante la Procuraduría General de Justicia del Estado para que den con los responsables de la agresión. Asimismo presenta denuncia pública para que las autoridad de Salud pongan orden. Y sobre su trabajo de guardia, añade que la empresa lo dejó “a la buena de Dios”, por eso duda en regresar.