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Expropiación petrolera

Si en los primeros momentos de la expropiación pareció que el país jugaba con fuego al desafiar a la fuerza de EE.UU. y el Imperio Británico, y si pareció que Cárdenas había dado un paso de inaudita temeridad
Si en los primeros momentos de la expropiación pareció que el país jugaba con fuego al desafiar a la fuerza de EE.UU. y el Imperio Británico, y si pareció que Cárdenas había dado un paso de inaudita temeridad

Si en los primeros momentos de la expropiación pareció que el país jugaba con fuego al desafiar a la fuerza de EE.UU. y el Imperio Británico, y si pareció que Cárdenas había dado un paso de inaudita temeridad. Pronto comenzó a conocerse el gran secreto

 

Por Dr. Jorge Ballesteros

El 18 de marzo se conmemoró el aniversario de la Expropiación Petrolera, cuyo acto permitió que los yacimientos nacionales del hidrocarburo dejaran de pertenecer a empresas extranjeras y fueran propiedad del Estado mexicano.

México no siempre tuvo la oportunidad de acceder a sus recursos petroleros de forma directa. Antes del periodo de expropiación, gran parte de los recursos petroleros pertenecían a industrias estadounidenses o inglesas. Las compañías extranjeras estuvieron en territorio mexicano por más de treinta años y para 1937 su control sobre las propiedades petroleras era del 95%

La expropiación petrolera se dio durante el gobierno de Cárdenas. Quien después de la expulsión de Calles del país, era el dueño absoluto de México. Tenía entonces (1936) 41 años. En su tierra natal, Jijilpan, había sido a los 15 años empleado en la Oficina de Rentas y obrero en una pequeña imprenta.

Luego fue encargado de la cárcel, ahí mismo en 1913 (al cumplir 18 años) se enroló en las fuerzas revolucionarias de Don Venustiano Carranza. Después de un corto tiempo se pasó al bando de Francisco Villa, que precisamente por ese entonces sufrió los desastres de Celaya y de León.

Al aproximarse a Agua Prieta, Sonora, Cárdenas se pasó con todo y tropa al bando de Plutarco Elías Calles, o sea que regresó al Carrancismo en contra del Villismo (se cambiaba de bando como diputado de Morena).

Más tarde Cárdenas recibió el mando de la guarnición carrancista de Papantla, Ver., y por segunda vez se volteó contra Carranza cuando este se retiraba a Veracruz, ya en desgracia. Cárdenas le mandó un mensaje al general Rodolfo Herrera en que le decía “El señor Carranza no debe salir vivo de su sector”.

Estaba claro que la lealtad de Cárdenas estaba con el bando con más probabilidades de ganar.

Se puede decir que como militar Cárdenas era más bien torpe. Apenas aliado en las fuerzas de Calles sufrió su primera derrota en San Fermín cerca del Cañón del Púlpito; luego en Zinapécuaro, Mich., y finalmente en 1924 el general Rafael Buelna le destrozó todas sus fuerzas en Teocuitatlán, Jal., lo hizo prisionero -ya herido- y lo entregó al general quien no lo fusiló como se acostumbraba.

En lo ideológico, el general Treviño en sus memorias, dice que Cárdenas era afecto a las teorías bolcheviques desde muy joven y que con frecuencia se le veía, aun en campaña (con razón perdía) leyendo un libro de Marx o Engels.

Ya en la presidencia, después de correr del país a su mentor Plutarco Elías Calles, y a quien debía su puesto, ya solo aceptaba las sugerencias y orientaciones del embajador de los Estados Unidos Josephus Daniels y además se dedicó con frenesí a la tarea de torcer el destino y la idiosincrasia de México para lanzarlo hacia el bolchevismo o comunismo.

Vino el populismo, la ebriedad demagógica, el desbarajuste económico, educación socialista, creación de los ejidos y destrucción de la propiedad privada, etc. Surgió esta locura, este gran engaño que como la sífilis va enfermando y pudriendo al país. Como en nuestros días con AMLO.

 

La riqueza petrolera de México

Desde 1983 el Rey Carlos III había legislado para la Nueva España que “las minas de betunes y los jugos de la tierra” eran propiedad del Estado. A esa ordenanza real se remonta el derecho de México sobre la riqueza petrolera, que comenzó a ser descubierta a fines del siglo XIX por el inglés Weetman y por el norteamericano Doheny, quienes hallaron huellas de petróleo en el Estado de Veracruz. Poco más tarde obtuvieron concesiones para explotarlo.

Don Porfirio recelaba del Trust de Rockefeller y dio preferencia al inglés Pearson. México dejaba de ejercer su propiedad sobre el subsuelo, especificada desde 1783 y los principales beneficiarios eran los grandes consorcios petroleros de Inglaterra y Estados Unidos.

La técnica de perforación de pozos nos era desconocida totalmente y se requería mucho capital y peritos extranjeros para emprenderla. Tales circunstancias fueron aprovechadas por los extranjeros para hacer un magnífico negocio y de la ambición pasaron a la voracidad insaciable, así la Huasteca Petroleum Company, de la Estándar Oíl del famoso judío John Davison Rockefeller, se las arregló para pagar solo doscientos mil por el campo de Cerro Azul que le produjo más de 181 millones de barriles de aceite.

Los magantes petroleros no solo abusaron de los dueños de los terrenos aceitíferos, sino que trataron al país siempre con desprecio y altanería y aparte no pagaban impuestos.

La gran oportunidad de que México recuperara su petróleo le tocó en suerte a Lázaro Cárdenas. La expropiación se realizó el 18 de marzo de 1938.

Si en los primeros momentos de la expropiación pareció que el país jugaba con fuego al desafiar a la fuerza combinada de Estados Unidos y el Imperio Británico, y si pareció que Cárdenas había dado un paso de inaudita temeridad. Bien pronto comenzó a conocerse el gran secreto, o sea que la expropiación fue realizada con el previo consentimiento del presidente Roosevelt de los Estados Unidos.

Se iniciaba un nuevo viraje de la política internacional, la etapa en que el Imperio Británico iba a ser desarticulado hasta dejarlo convertido en lo que es ahora, o sea una potencia de segundo orden o un satélite de los Estados Unidos.

Además, los trust petroleros judíos podían prescindir de la explotación directa de los mantos petroleros mexicanos, con todas las molestias y problemas que eso implicaba, si en cambio fijaban el precio del petróleo que necesitaban llevarse de México.

Por su parte las compañías norteamericanas, fatigadas con huelgas y dificultades de todo género, con gusto vieron que el gobierno mexicano se convierta en administrador, sabían que fracasaría, pero las indemnizaciones les resolvería el problema y el precio del barril exportado lo fijarían ellas mismas.

Actualmente Pemex es la petrolera más endeudada del mundo.

Pero los ingleses resintieron el golpe sin ningún atenuante y reaccionaron violentamente, pidieron la devolución de los campos petroleros inmediatamente, sin embargo, el gobierno norteamericano los apaciguo.

El trust de Rockefeller, o sea la Estándar Oil tiempo antes de la expropiación se deshizo a buen precio de una parte considerable de sus acciones ya que como judíos tenían información privilegiada de Parte del presidente Roosevelt quien también era judío, así como el mismo Lázaro Cárdenas del Río, que era judío sefardita proveniente de una zona marrana (criptojudía) de Michoacán, de judíos que queriendo escapar de la inquisición se refugiaron en esos pueblos.

Los judíos se asentaron en la región a principios del siglo XVIII, y como venían huyendo de la Inquisición, buscaban establecerse en lugares pocos visibles; para ello esta zona era un escondite perfecto. Estos pueblos fueron conformados por personas de origen judío.

Como dato curioso es el del Obispo “rojo” Méndez Arceo, ideólogo de la Teología de la liberación. Sus padres, David Méndez Rodríguez y Dolores Arceo Ramírez, provenían de Michoacán, y eran primos de Lázaro Cárdenas del Río, así mismo Méndez Arceo era sobrino del arzobispo José Mora y del Río.