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Gobiernos de Guaymas y Sonora niegan sepultura digna a jornalero

Por Daniel Sánchez Dórame/

Luego de pasar 86 días en una fría morgue, fue sepultado en una fosa común el cuerpo sin vida del jornalero agrícola, José Sánchez Carrasco, quien agonizó cinco días a las afuera de un hospital de la Secretaría de Salud en Sonora, donde le negaron atención médica por falta de dinero.

Empleados de la funeraria San Martín del puerto de Guaymas, detallaron que alrededor de las 13:00 horas de este miércoles, Agentes del Ministerio Público recogieron el cadáver y lo depositaron en un sepulcro del lote 28, manzana 22.5, del panteón municipal de San Fernando, uno de los camposantos más antiguos del noroeste de México, que aún se conserva por su rica historia.

Aunque el Ayuntamiento de Guaymas que preside el alcalde priísta, Otto Claussen Iberry, se había ofrecido a darle una sepultura digna al trabajador del campo cuya muerte conmovió al mundo porque su agonía fue ampliamente documentada por medios de comunicación que lo entrevistaron a las afueras del Hospital General, la Procuraduría General de Justicia del Estado (PGJE) enterró el cuerpo en una fosa común, con una cruz de madera, sin lapidas ni epitafios.

«Ya fue inhumado el cadáver, se agotaron todas las instancias en busca de sus familiares; se dio vista al Ayuntamiento y no hubo respuesta, así que seguimos con el trámite normal y lo depositamos en una fosa común», confirmó Tatiana Gómez Unger, vocera de la fiscalía quien hace una semanas afirmó que la sub procuraduría del gobierno panista de Sonora daría vista a la administración porteña para que sepultara al jornalero.

El sepelio, fue atestiguado por unas siete personas entre personal de la PGJE, agentes del MP, sepultureros y empleados de la funeraria San Martín; uno de los presentes «tomó prestada» una corona de flores artificiales de otra tumba y la colocó sobre la fosa común.

La semana pasada, el titular de Comunicación Social del Ayuntamiento de Guaymas, Oscar Valderráin, afirmó que la Sindicatura Municipal ofrecería una misa de cuerpo presente y dispondría un sepulcro digno que serviría para enterrar a otras personas que murieran en situación de indigencia o que no fueran reclamados.

Tras cinco días de agonía en los patios del Hospital General de Guaymas, el 21 de octubre de 2013 murió el trabajador del campo cuyo sufrimiento fue documentado en varias entrevistas donde pedía ayuda para encontrar a su familia y afirmaba que había nacido en Guachochi, pero crecido en Casas Grandes, Chihuahua.

«El doctor no quiso hablar conmigo, ni siquiera quiso verme, nomás la pura doctora me dijo quítate la ropa para que te refresques», declaró Sánchez Carrasco, visiblemente desnutrido, deshidratado y con una lesión en la espalda que lo mantenía tendido en el patio del hospital público donde permaneció por cinco días a 40 grados centígrados de calor intenso sin recibir atención médica, según reconoció el director del nosocomio, Alfredo Cervantes Alcaraz, quien fue cesado del cargo.

Tras su muerte, autoridades realizaron la autopsia de Ley estableciendo que la causa del deceso era una congestión visceral generalizada; el cuerpo sin vida recibió un tratamiento especial para retardar el proceso de descomposición y fue depositado en la funeraria Getzemani, pero después fue trasladado al congelador de la morgue San Martín donde pasó varias semanas, 86 días hasta este miércoles cuando por fin fue sepultado y descansa en paz ante la ignominia del Gobierno de Sonora y el Ayuntamiento de Guaymas.