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Ingeniería Social: la feminización de Europa

La masiva feminización de la cultura europea, ha tenido un impacto enorme en la política

Por Dr. Jorge Ballesteros

Se conoce como afeminación o afeminamiento, al conjunto de actitudes, voz, aspecto del rostro, gestos y vestimenta de una persona, que lo identifican con el estereotipo social femenino. Por ejemplo, un varón hablando con un tono de voz agudo y afectado. En muchas ocasiones la afeminación se diferencia claramente de lo femenino por constituir una caricatura exagerada y antinatural de estos rasgos. Normalmente se asume que el afeminado es homosexual, aunque no sea así en todos los casos.

El plan para la feminización del hombre europeo, con el objetivo inconfesado de su debilitamiento moral, sigue avanzando. Una región de Suecia estudiará obligar a los hombres a orinar sentados en los lavabos públicos.

Los maestros de las guarderías suecas ya alientan a los niños pequeños a sentarse para orinar. La razón que esgrimen es que es más higiénico que hacerlo de pie. A ver si enseñan también a las niñas a orinar totalmente de pie sin flexionar las piernas.

La carencia de masculinidad en la cultura europea actual, hace que sean impotentes frente al caos político y cultural que ha ido creciendo al mismo tiempo que la inmigración descontrolada.

Ante una sociedad cobarde, adormecida, carente de valores y de moralidad combativa, el Califato está ganando la guerra más importante: la del lenguaje y las ideas. Mientras los hombres europeos son cada vez más débiles y huyen ante cualquier confrontación, los miembros del DAESH están reclutando con éxito a miles de jóvenes en Europa para luchar por lo que ellos creen. Ahí reside el principal problema, ellos creen, Europa ha dejado de creer.

Desde los años 70’s, las madres modernas han criado a sus hijos para ser más mujeres que hombres, sumergiéndoles en valores femeninos como aceptar la responsabilidad del cuidado de la casa, ser cuidadoso con las cosas, cuidarse en exceso, culto por la imagen, ser complacientes, comprensivos y atentos a cualquier deseo de la mujer.

Esto ha producido una generación de hombres blandos, débiles, inseguros que están lejos de su naturaleza masculina de identidad y fuerza. Además, muchos chicos han crecido sin padre en el hogar y no tienen el modelo masculino de actuación donde reflejarse.

Por otro lado, constatamos una des virilización del hombre, tanto en su función de padre —al debilitarse su decir como representante de la ley— como en la forma de abordar al otro sexo. De igual modo sucede con los semblantes, pues asistimos a una feminización de los atuendos y de los cuidados de sí.

El hombre medio occidental ha sido feminizado, sin conocimiento o hábito en muchas virtudes masculinas como coraje, resolución, sacrificio, justicia, templanza, autosuficiencia, autodisciplina y honor. No tienen sentido de la verdadera expresión de la masculinidad. El feminismo desprecia y rechaza estas virtudes y esto tiene un impacto profundo en la cultura europea en particular y en la occidental en general o lo que es igual, la “mujer maltratada” de un continente débil.

La masiva feminización de la cultura europea, ha tenido un impacto enorme en la política. La ideología de la democracia liberal occidental es particularmente femenina en su carácter. La política, especialmente la que se aplica a los inmigrantes y supuestos refugiados, es un abrazo maternal de buenismo y de indulgencia ridícula.

El choque con el Islam, dirigido por una cultura masculina dominante, revela las lamentables deficiencias de la cultura posmoderna feminista, que no tiene la fuerza para defenderse a sí misma contra una cultura dominantemente masculina.

Las violaciones en Colonia y otras ciudades alemanas, nos recuerdan ese contraste. La agresión machista islámica ha avanzado tanto que los valores femeninos están sin ayuda e incapaces de resistir.

Hoy Europa parece una mujer que permite que abuse de ella y la golpee su hombre. Y como muchas mujeres maltratadas, trata de encubrir a su hombre, encuentra excusas para su comportamiento y regresa con él de forma continua. 

Esta feminización de la cultura ha dado por resultado el aumento de los homosexuales, hace varias décadas, la homosexualidad era algo extraño, algo que no ocurría casi nunca y ver a alguien así era todo un caso.

Ahora la población homosexual esta aumentado y la constante propaganda que les hacen los medios de comunicación y entretenimiento empeoran las cosas. Es evidente que no tienen otro propósito más que el de incentivar esto y mostrarlo al mundo como si fuera algo normal.

Es cosa de ver las últimas películas y series que saca Hollywood, o las plataformas de Netflix, Amazon, Disney, etc. Para darse cuenta que la mujer es el personaje fuerte, dominante, valiente, y que tiene el mando a diferencia del hombre que lo muestran débil, temeroso, torpe, incapaz y sometido a una mujer. Cada vez se empodera más a la mujer y se deprecia más al hombre.

Ahora vemos que en varios países del mundo las bodas entre homosexuales son legales y esto ocasiona un deterioro de los valores morales, la sociedad, la vida, la comunidad y la esencia de la humanidad.

Nuestra sociedad ha sido manipulada por la ideología de género y despojada de los valores masculinos. Esta feminización del hombre se viene dando por años, pero era un problema que no se había tratado hasta hace poco, ha habido publicaciones científicas sobre la estrogenización ambiental, el auge del homosexualismo y la pérdida de masculinidad, sin embargo, estas investigaciones han sido en su mayor parte ignoradas.

Esta feminización es un producto de la decadencia de nuestra civilización y propio de un sistema en el que los roles de género se olvidan y en donde la masculinidad es vista como una vergüenza.

Europa tiene que despertar y regresar a las raíces de la cultura occidental. Tenemos demasiados ejemplos en la Historia, y todos aquellos pueblos que han seguido este camino, su final es desastroso. Quizás esto es lo que pretenden las Elites sionistas, debilitar a los hombres para que nadie tenga el coraje de defender a su patria.

Tenemos el claro ejemplo de Roma en sus últimos días, cuando sus guerreros dejaron de serlo y se afeminaron, se maquillaban el rostro para tener rubor, se pintaban los ojos y se la pasaban hartándose en comilonas para luego ir a los vomitaderos y después de vomitar todo lo que habían empaquetado, seguían comiendo; ya no tenían ejército sino mercenarios que terminaron por sojuzgarlos.

Así terminan los imperios, cuando se van los guerreros y llegan los bailarines de pies ágiles.