General

Olor a Dinero | Inicia la nueva normalidad

Me parece prematura la decisión de dar por terminada la cuarentena cuando todavía se registran casi a diario cifras récord de nuevos contagios y fallecimientos

 

Por Feliciano J. Espriella

El próximo lunes iniciará un nuevo período en la vida de los mexicanos. “Nueva normalidad”, le han llamado las autoridades sanitarias y no es otra cosa que nuevos estilos de vida y nuevas formas de comportamiento.

Ello si no hubo cambios de última hora del martes pasado a la fecha.

Según la Real Academia de la Lengua, normalidad significa “Cualidad o condición de normal”, en consecuencia hablar de nueva normalidad implica un cambio y, al parecer, dadas las circunstancias, un cambio radical en nuestras costumbres.

En otra definición encontramos que normalidad significa “Situación de lo que se ajusta a cierta norma o a características habituales o corrientes, sin exceder ni adolecer”. Aquí se incluye la palabra “norma”, la cual lleva implícita una obligatoriedad emanada de un Reglamento, Ley o cuando menos de usos y costumbres de la comunidad.

Las nuevas normas de la nueva normalidad

La pregunta obligada entonces es ¿Quién o quiénes fijarán las normas que regirán la nueva normalidad?: Sin duda alguna las autoridades sanitarias establecerán ciertos límites en cuanto al actuar de las personas en los espacios públicos, dependiendo de la situación particular de cada región.

Eso ya nos lo han anticipado y me parece que la mayor parte de la población lo tiene bien claro, pero al igual de cómo ha sucedido desde que inició la cuarentena y se estableció la etapa llamada “Tu sana distancia”, seguramente habrá una buena cantidad de gente que haga caso omiso a las normas. Particularmente empresas, algunas de las cuales nunca acataron las disposiciones y otras que aunque sí lo hayan hecho, la situación de apremio económico en la que seguramente se encuentran muchas de ellas, las orillarán a abrir de nuevo sus negocios aunque no se encuentren entre los autorizados para ello.

Esto representará un peligro de más brotes y un nuevo repunte en los contagios y en los fallecimientos. No es nada deseable, pero la experiencia reciente nos lleva a suponer que así sucederá, máxime que las autoridades han sido en extremo complacientes y omisos con quienes no acataron las disposiciones en la fase anterior.

Lamentablemente, para evitar el riesgo de parecer autoritarios, los gobernantes actuales no han actuado con la energía que se requiere en casos de extrema gravedad como ha sido, es y seguramente será en el futuro inmediato, la pandemia provocada por el coronavirus.

Y como luego dicen, “en arca abierta, el justo peca”. Se está de alguna manera (cito al Dr. Arturo Jalife en reciente entrevista), poniendo la vida al nivel de la economía. En dicha entrevista el conocido médico, politólogo y analista financiero, dijo:

A mí me preocupa que se coloque la economía al nivel de la vida. Cuando uno llega a ese nivel de impase, quiere decir que el modelo económico hay que repensarlo. Jamás se podrá poner el nivel de la vida al nivel económico.

En lo personal me parece prematura la decisión de dar por terminada la cuarentena cuando todavía se registran casi a diario cifras récord de nuevos contagios y fallecimientos. Ojalá no nos salga el tiro por la culata como decimos coloquialmente.

Ya hay experiencia muy costosas en términos de vidas humanas en algunos países que empezaron a relajar las disposiciones de aislamiento y de inmediato se dispararon los rebrotes, Italia y Chile son dos muy claros ejemplos de relajar la circulación en los espacios públicos antes de tiempo.

La esperanza sería la respuesta de la sociedad

Sin embargo, más allá de lo que determinen las autoridades sanitarias y los gobernadores de los estados quienes tendrán la última palabra en cuanto a la aplicación de las normas que se establezcan para esta etapa de la “nueva normalidad”, el factor más importante para salir lo mejor librados posible de esta pesadilla, será un verdadero nuevo comportamiento de la gente.

Cuando menos mientras se encuentre una vacuna o el riesgo de contagio disminuya sustancialmente.

Creo que a estas alturas de la cuarentena, si no todos, cuando menos la inmensa mayoría de la gente debe estar más que conscientes que nuestro comportamiento frente a los demás, incluyendo nuestros familiares más cercanos, debe seguir siendo como hasta hoy, el de mantener una “sana distancia”.

Adiós a los saludos de beso, los efusivos apretones de mano y los estrechos abrazos. Olvidémonos de momento de cines, palenques y todo tipo de eventos multitudinarios en recintos cerrados, incluyendo servicios religiosos.

Vienen tiempos muy difíciles en los próximos años en lo económico y ello creará tensiones adicionales. Vamos a necesitar mucha fortaleza para sobrellevarlos. Tenemos las peores expectativas económicas que me haya tocado conocer, y vaya que desde la macro devaluación del 31 de agosto de 1976, he sido testigo de varias crisis virulentas.

Por hoy fue todo. Gracias por su tolerancia y hasta la próxima.