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¿Por qué San Isidro es el Santo Patrono de Granados?

Templo de San Isidro en Granados, Sonora.
Templo de San Isidro en Granados, Sonora.

Las virtudes de San Isidro han guiado a los granadeños a lo largo de 200 años y su ejemplo y principios son tan actuales y necesarios ahora como lo han sido siempre

Por Redacción

No fueron los fundadores del pueblo los que escogieron la advocación de San Isidro, quiero pensar que fue el mismo San Isidro quien por inspiración divina escogió ser el protector y favorecedor de la hacienda que luego se convertiría en Granados.

Y es que San Isidro llegó primero que nadie a Granados.

Aún antes de que doña Josefa Montaño y sus diez hijos se establecieran al pie de la Pirinola en 1823, el gobierno de la entonces colonial Intendencia de Sonora y Sinaloa ya había bautizado ese lugar como “San Isidro de los Órganos”. La razón de ello está aún para ser descubierta por los historiadores.

El hecho es que no fueron los fundadores del pueblo los que eligieron el nombre del predio que les fue otorgado a título de merced (concesionado, regalado) por el naciente gobierno del México independiente bajo la que fue entonces Provincia de Sonora y Sinaloa.

Lo que doña Josefa y sus hijos sí hicieron, fue el mantener la advocación del terreno a San Isidro, para que fuera precisamente este santo el que los auxiliara y guiara en la nueva aventura que emprendían: colonizar, abrir tierras, cultivarlas y cosecharlas, formar familias y repoblar.

Fue así como San Isidro se sumó a la profunda fe religiosa que albergaban los fundadores y que fue luego pasando de generación en generación.

En este sentido, Granados tuvo suerte (o fue que Dios así lo decidió). Suerte porque estar bajo la protección o tutela de San Isidro era de lo más adecuado para aquellos primeros pobladores que dependían totalmente del cultivo de la tierra y que se identificaban plenamente con la figura del santo.

San Isidro

San Isidro fue la personificación misma de las virtudes populares. Fue humilde labrador que con sus actos muy sencillos dio ejemplo de una vida llena del amor a Dios, caracterizada por la honestidad en cada uno de sus actos, por su responsabilidad en el hogar y en el trabajo, y la abnegación con todos.

Sus biógrafos destacan que fue un hombre que armonizaba su duro trabajo con una intensa vida de oración, que desarrollaba sus labores con humildad: siembra, cosecha, poda, cuidado de animales, etc. y que poseía la fortaleza para soportar injustas acusaciones y defender su honradez y su gran caridad para con los pobres necesitados, a quienes diariamente hacía partícipes de su sencilla y pobre mesa.

Las virtudes de San Isidro han guiado a los granadeños a lo largo de 200 años y su ejemplo y principios son tan actuales y necesarios ahora como lo han sido siempre.

Hemos heredado pues, una advocación a un santo vigente… aun cuando se cree que nació hace casi mil años, en el 1082 en Madrid.

De acuerdo con sus biógrafos, San Isidro no fue hombre versado y no conoció mucho mundo, más allá de las pocas localidades alrededor de Madrid, por lo que construyó su camino a la santidad desde el anonimato, con actos simples de vida diaria.

Decían que el nunca salía para su trabajo, sin antes acudir al templo a dar gracias y encomendarse a Dios (ahora me explico la costumbre que aun guardan algunos grandeños de hacer la visita diaria temprano). Su fe era tanta que alguna vez, según la tradición, los ángeles acudieron a reemplazarle en su tarea, arando las tierras para que pudiera asistir tranquilo a misa sin faltar a su trabajo. La imagen de este milagro está producida en muchos cuadros que se guardan en las casas de los granadeños.

Se casó con una humilde campesina María Toribia, conocida más tarde con el nombre de Santa María de la Cabeza, también declarada santa. Fruto de su matrimonio tuvieron un hijo llamado Illán.

Isidro de Merlo y Quintana, como realmente se llamaba, murió a los 48 años de edad en Madrid, el 15 de mayo del año 1130 (esa es la razón por la que el 15 de mayo ha quedado marcado).

Fue sepultado en el cementerio de San Andrés, en una tosca caja de madera sin cepillar. Transcurridos cuarenta años, como los milagros de Isidro seguían corriendo de boca en boca, ante la insistencia del pueblo, se exhumó el cuerpo y se le dio sepultura en el interior del templo.

Se vio entonces que, a pesar del tiempo transcurrido, todavía se conservaba entero y de color tan natural como si estuviera vivo, prodigio que se ha podido comprobar en las múltiples traslaciones que de su cuerpo se han hecho.

Cuando el rey Alfonso VIII llegó a Madrid tras haber derrotado a los Moros, ordenó que el fuera colocado en un arca bellamente policromada con escenas de la vida de Isidro.

La beatificación, pronunciada por Paulo V el 14 de junio de 1619, a instancias de Felipe III, fue acontecimiento largo tiempo esperado por el pueblo madrileño: para conmemorar el evento se celebraron grandes festejos, en el transcurso de los cuales se inauguró la plaza Mayor.

El 19 de junio de 1622, Isidro, que en la memoria del pueblo ya era santo, fue canonizado por el papa Gregorio XV, encumbrando a los altares a un humilde campesino.

*Artículo publicado por Francisco Trujillo en el blog “Desdelapirinola”