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Sonora 1975 o el año de las sorpresas

Por Bulmaro Pacheco/

En octubre de 1975, el candidato del PRI a la presidencia de la República José López Portillo apenas preparaba su estrategia de campaña. Había sido postulado un mes antes como candidato.

El PAN, en medio de conflictos, debatía internamente sobre las figuras que habrían de postular: Salvador Rosas Magallón, Pablo Emilio Madero y David Alarcón Zaragoza. Mientras en la izquierda, no reconocida legalmente, se aprestaba a postular al legendario luchador social Valentín Campa.

Cuatro partidos dominaban el escenario político de México y Sonora: PRI, PAN, el Auténtico de la Revolución Mexicana (PARM) y el Popular Socialista (PPS). Al candidato del PRI por lo general lo apoyaban ―hasta 1988― tanto el PPS como el PARM bajo compromisos previos.

“Después de 13 horas de sesión y siete votaciones el 25 de enero de 1976 el CEN del PAN decidió no participar en las elecciones presidenciales”. La decisión les salió cara pues solo obtuvieron el 8.4% de la votación para diputados federales. Esa omisión preocupó y encendió luces rojas en la política mexicana, y fue el ingrediente principal para que el sistema político optara por la apertura a través de una reforma política de gran calado, que incluyó la formación de nuevos partidos y la representación proporcional.

23 Luis Echeveria
El entonces presidente Luis Echeverría movió sus piezas, reubicó a los aspirantes y preparó su relevo en la figura de José López Portillo.

Con la postulación de López Portillo, el presidente Luis Echeverría aprovechó para mover sus piezas, reubicar a los aspirantes y controlar en absoluto el relevo del poder. Quitó de la secretaría del Trabajo a Porfirio Muñoz Ledo y lo mandó a la presidencia del CEN del PRI. Sacó a Augusto Gómez Villanueva de la SRA para ubicarlo en la secretaría general del PRI y a Hugo Cervantes del Río de la secretaría de la Presidencia a la jefatura del partido en el Distrito Federal. A Carlos Gálvez Betancourt lo sacó del IMSS para mandarlo a Trabajo y a don Jesús Reyes Heroles lo movió del PRI para enviarlo al IMSS. A Mario Moya Palencia, el finalista más fuerte junto a López Portillo, lo dejó en la secretaría de Gobernación.

En lo nacional lo que existía para las llamadas minorías eran precisamente los diputados de partido, que se adjudicaban a los partidos políticos que alcanzaran el 1.5% de la votación nacional. Esa fórmula nunca aplicó en los congresos locales ni en los ayuntamientos.

El Partido Comunista existía desde 1917, pero actuaba en la clandestinidad, no tenía reconocimiento jurídico ni participaba en elecciones, pero su papel en los movimientos sociales magisteriales, estudiantiles, campesinos y sindicales de la época fue crucial para formar conciencia, y organizar a las oposiciones hasta su inserción legal en la vida política de México con la reforma política vigente en la elección de 1979. Dieron su primera gran batalla política unificada en la elección presidencial nueve años después en 1988.

En Sonora, el gobernador Carlos Armando Biébrich cumplía apenas su segundo año de mandato y había sorteado inmerso en tensiones políticas el proceso de sucesión presidencial, donde él y una considerable cantidad de gobernadores de los estados ―según trascendió― le habían apostado al secretario de Gobernación Mario Moya Palencia.

Casi tres años antes, se había reformado la Constitución local para reducir el requisito de la edad para ser gobernador ―era de 35 años― y así poder postular a Biébrich, que no cumplía con la disposición.

La decisión política no fue objetada, y en esa sucesión ya no se repitieron los conflictos políticos locales de 1961 y 1967. El presidente Echeverría impulsó jóvenes tanto en el gabinete como en los gobiernos estatales. El conflicto de 1968 caló hondo en el gobierno por la cerrazón y la inmovilidad y por ese lado trató de reivindicarse. Otros tiempos y otras formas.

Biébrich, como candidato al gobierno estatal, tampoco tuvo contrincante en la elección de 1973. ¿Por qué el PAN no postuló candidato al gobierno estatal contra Biébrich si seis años antes su candidato Gilberto Suárez Arvizu había impulsado la victoria del PAN en algunos ayuntamientos?

Sonora andaba apenas en el millón y medio de habitantes y su presupuesto de egresos no llegaba a los 700 millones de pesos. Gracias a Biébrich y sus relaciones con el presidente, se impulsaba la infraestructura carretera, el PLHINO y el sistema de educación tecnológica que dio lugar al Instituto Tecnológico de Hermosillo y los CBTis, así como la audaz medida política de desincorporar las preparatorias de la Universidad de Sonora para crear el Colegio de Bachilleres y otras obras importantes de ese sexenio.

Para esas fechas, Carlos Armando Biébrich ya estaba en medio del conflicto sucesorio entre las fuerzas reales de la política nacional que buscaron cobrarle facturas por su activismo previo. A la larga, los testimonios y las versiones de los participantes directos en ese drama, confirman que los problemas agrarios de ese año solo fueron el pretexto para cobrar agravios y cuentas políticas. El llamado “estilo personal de gobernar” de Luis Echeverría, como lo denominara Cosío Villegas, operaba ya en su fase de agotamiento y repercutió directamente en la crisis política estatal.

Quienes planearon los eventos políticos de ese fatídico año, incluyendo la caída del gobernador, lo previeron casi todo. En principio, intentar mostrarle a la opinión pública que Biébrich no gozaba de la simpatía del candidato José López Portillo, impulsando a otro grupo de novedades políticas de esa coyuntura motejado como “Los Búfalos”. Mostrarlo también ya sin la confianza del presidente Echeverría para debilitarlo, y aparentar que la movilización de campesinos y la violencia habían sido el motivo de su caída. No fue así.

5 Exgober Biebrich
Versiones confirman que el conflicto agrario de 1975 solo fue el pretexto para cobrar agravios y cuentas políticas al gobernador de Sonora, Carlos Armando Biébrich.

Tuvieron el cuidado de esperar a que pasaran los dos años de gobierno (apenas 12 días) para que la falta del gobernador no obligara a convocar nuevas elecciones como lo establece el texto constitucional. Las experiencias de Guerrero e Hidalgo estaban frescas en el ánimo nacional. Fue en 1975 cuando el Senado desapareció los poderes por tensiones y choques de los grupos locales con el gobierno federal en Hidalgo y Guerrero.

No hay duda de que Sonora hubiera sido la tercera entidad en desaparecer los poderes si Biébrich no renuncia a tiempo “para no ser obstáculo en el esclarecimiento de los hechos”; según consta en su carta de renuncia.

Con la caída de Biébrich, Sonora vivió en el siglo XX la caída de tres de sus gobernadores electos por problemas políticos con el gobierno del centro: Fausto Topete (1927-1931) cayó en 1929 por la rebelión escobarista o renovadora, que fue una reacción militar de una parte del obregonismo en desacuerdo total con el manejo político del presidente Emilio Portes Gil. El 3 de mayo de 1929 la Comisión Permanente del Congreso de la Unión decretó la desaparición de poderes.

Ramón Ramos (1935-1939), allegado al general Calles, enfrentó las tensiones y los conflictos entre éste y el presidente Lázaro Cárdenas, y solo duró menos de cuatro meses. El Senado decretó la desaparición de poderes.

40 años después, tensas las relaciones del gobernador de Sonora con el grupo cercano al presidente de la República, el centro de nuevo operó la crisis agraria como pretexto para interrumpir abruptamente un gobierno que había creado expectativas muy favorables para Sonora.

Tanto la violencia contra campesinos en San Ignacio Río Muerto como la caída del gobernador profundizaron la división política.

Con los residuos de los conflictos de 1967 y las tensiones de 1975 y 1976 se fermentó la oposición al PRI, que en la elección de 1979 volvió a encauzarse hacia el PAN con el triunfo de la fórmula completa local y federal en Cajeme y la derrota del PRI en Empalme, Agua Prieta y Huépac.

Con la expropiación agraria de 1976, las devaluaciones del peso de 1976 y 1982, la expropiación de la Banca y las sucesivas crisis económicas posteriores, la crisis estatal reflejó la crisis nacional en lo político y económico, y ya nada volvió a ser igual. Entre 1975 y 2012 Sonora ha vivido la alternancia en 70 de sus 72 municipios, en el Congreso y en el gobierno estatal.

A 38 años de distancia, de las especulaciones pasamos al terreno de la realidad para entender lo que realmente sucedió, sus consecuencias y el desenlace biográfico de los principales actores del drama. Hoy entendemos que Sonora fue campo de batalla en la lucha por el poder en la sucesión presidencial de 1976. Las banderas campesinas de ayer como pretexto sí, pero hoy en franco retroceso, porque la tierra por la que se luchó en más del 90% se encuentra rentada o vendida sin escrúpulo alguno.

¿Qué decir de San Ignacio Río Muerto, el lugar de los hechos, antes comisaría y municipio desde 1996 y uno de los cinco ubicados en los más altos niveles de pobreza en la entidad?

¿Qué fue de los principales protagonistas de esa crisis?

Mario Moya Palencia, exsecretario de Gobernación, dio clases en la UNAM y se desempeñó en el servicio exterior mexicano en varios países. Murió en el 2006. Félix Barra García, exsecretario de la Reforma Agraria, fue encarcelado, acusado de extorsión y murió después de salir de prisión.

Celestino Salcedo Monteón, exdirigente nacional de a CNC, dejó su escaño en el Senado y dirigió la liquidación del Fonafe. Murió en Baja California en 2004. Alfonso Garzón fue depuesto del liderazgo de la CCI que ejerció por 36 años y murió en 2010. En 2013 murió Humberto Serrano, el eterno dirigente del CAM. Gustavo Guerra Castaños exdirigente de la Pequeña propiedad llegó al senado por Coahuila y murió en 2005.

Augusto Gómez Villanueva después del PRI fue dirigente de la Cámara de Diputados en 1977 y enviado al servicio exterior en Italia y Nicaragua. Regresó después como diputado a las LIV, LVI y LVIII legislaturas y se mantiene hasta hoy como subdirector corporativo de desarrollo institucional de Financiera Rural. Tiene actualmente 82 años.

Alejandro Carrillo Marcor, exgobernador, al terminar regresó a la docencia a la Escuela Superior de Guerra y murió en la Ciudad de México en 1998 a los 90 años. Sus cenizas se esparcieron en el valle del Yaqui.

Porfirio Muñoz Ledo pasó de secretario de educación a embajador en la ONU. Salió del PRI y pasó por el PARM, dirigió el PRD. Ocupó escaños en el congreso y actualmente a los 80 años trabaja para el gobierno del DF.

Carlos Armando Biébrich fue perseguido y enfrentó proceso penal hasta ser exonerado por la Suprema Corte de Justicia en el sexenio de Miguel De la Madrid. Regresó a la política combinando tareas de partido con la administración pública y un escaño en la Cámara de Diputados. A punto de cumplir 74 años, escribe sus memorias. Vive de su despacho jurídico y de trabajos académicos relacionados con el Derecho Constitucional.

Luis Echeverría actualmente, el más longevo de los ex presidentes de México vivos. Con casi 92 años a cuestas, ha enfrentado juicios por los eventos de 1968 y con el tiempo políticamente ha tratado de limar asperezas con Sonora y los sonorenses. Queda la duda si en lo que le resta de vida podrá lograrlo con quien encarnó su principal proyecto político para la entidad, y quien fuera el protagonista clave de los hechos que ahora se recuerdan…

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