DestacadaGeneral

Un mes de protesta y sigue la crisis del agua en Sonora

Por Rigo Gutiérrez E./

En Vícam las protestas de la tribu y el Movimiento Ciudadano por el Agua cumplen un mes sin ser atendidas; la última semana determinaron cerrar la carretera federal Guaymas-Ciudad Obregón ocasionando caos

Rojizas llamas bordean como olas el comal tiznado. Sobre el metal ennegrecido caen con perfecta sincronía una tortilla tras otra. Dos, tres, cinco segundos giran la masa. Seis, ocho, once segundos, otra vuelta. Doce, trece, quince, sin darle tiempo a enfriarse la entregan a una tercera mano. Siempre hay una tercera mano esperando. Todo el día un grupo de mujeres con faldas coloridas y cabellera trenzada atienden el quehacer en la cocina cercana a la ramada ―el punto de reunión de los manifestantes―. Invariablemente a este sitio llegan todos: niños, adultos y ancianos. Hoy prepararon poco más de diez litros de frijol con hueso de res, el tradicional wakabaki.

 Tortillas Yaqui
Tortillas de harina y wakabaki nunca faltan en el campamento.

Son casi las cuatro de la tarde en el poblado de Vícam, Sonora. Aquí no basta con que el sol sea implacable, se combina con la humedad propia del Valle y pareciera robar el aire.

Lentamente la gente se apiña bajo el puente peatonal. Las sillas en las carpas no son suficientes pero todos están ahí, de pie, en el suelo o montados en sus bicicletas. Quieren escuchar las últimas indicaciones de los líderes. Esta tarde suman 28 días desde que iniciaron la protesta contra las autoridades estatales por la extracción de agua de la presa El Novillo a Hermosillo, a través del acueducto Independencia.

Desde entonces sus manifestaciones públicas fueron subiendo de tono. Iniciaron con desplegados en medios, luego marchas multitudinarias, después el “plantón” en Vícam, y los cierres paulatinos en la carretera federal México 15. La semana pasada llegaron al extremo del cierre total de esta rúa, así permaneció por 48 horas. Pero a partir del sábado reabrieron el paso a cuentagotas.

Durante este mes no han dialogado ni con la federación ni con el estado. Pero no cierran las puertas. Muestra de ello fue la invitación al diputado federal Antonio Astiazarán para estar dentro de la reunión de las autoridades étnicas.

Los líderes tribales e invitados formaron una “u” ocupando sus lugares bajo una mallasombra. El sol filtrándose inclemente. Mario Luna, vocero de los yaquis dio la bienvenida y fijó su postura ante la situación:

“El permanecer callados ante la violación sistemática de las leyes ya debe terminar, el nuevo gobierno que encabeza Enrique Peña Nieto ya no debe permanecer callado, debe dictar un posicionamiento firme, la Secretaría de Gobernación ya debe ejercer su facultad para llamar al orden al Gobierno del Estado y a los encargados de aplicar la justicia, porque ya hay sendos resolutivos, desde los tribunales locales hasta la Suprema Corte de Justicia de la Nación”.

 Yaquis y AAG
En la ramada, las autoridades tradicionales dialogaron con el diputado federal Antonio Astiazarán.

Pero Luna también está consciente de las afectaciones generadas con el bloqueo, sin embargo argumenta, el problema de fondo toca a la sobrevivencia de su comunidad.

“Se dice que hay bastantes pérdidas económicas pero igual creo que siguen sin tomar en cuenta que somos 45 mil indígenas yaquis que estamos condenados prácticamente a emigrar, a morir como pueblo y eso no lo están tomando en cuenta las cámaras empresariales, los gobiernos que se sienten afectados y nosotros estamos aquí para decir que tenemos derecho a la vida y obviamente tenemos la fuerza y la voluntad de seguir con la producción de alimento de los compañeros del Valle del Yaqui”.

Durante la charla saltaban explicaciones, reclamos, inconformidades, pero la constante era la convicción. Una convicción de estar dentro y dispuestos. Siempre al cuestionar ¿hasta cuándo estarán aquí?, la respuesta era la misma: “hasta que lo digan los jefes”. El respeto a la jerarquía es primordial. Así se podía observar por horas a personas sentados sobre un tractor en medio de la carretera esperando la señal para abrir el paso. “Ellos mandan”.

De vuelta en la ramada, la reunión de líderes y comandantes de los ocho pueblos yaquis se extendía por casi dos horas. El diputado priista ya se había comprometido en ser el portavoz de la comunidad indígena ante el gobierno federal e incluso recibió una carta que ahí mismo signaron todos los representantes.

La misiva, tenía la encomienda de hacer saber al titular de la Secretaría de Gobernación, Miguel Osorio Chong, la situación. “…ordene al gobernador de Sonora que detenga la sustracción ilegal de la presa El Novillo… la acción de Conagua es urgente para que en Sonora regrese a la calma y a la gobernabilidad mientras se resuelven los asuntos de fondo en la Suprema Corte de Justicia de la Nación”, indica en el documento.

En Vícam tienen claro que para resolver este conflicto sólo hay dos salidas. La primera, intervención directa del gobierno federal para frenar la extracción de agua; la segunda, desalojo con la fuerza.

Es este último punto, el más preocupante para el diputado Astizarán Gutiérrez, e insiste en evitarlo. “Es un tema que nos preocupa a todos y entre todos tenemos que trabajar para buscarle alternativas de solución, no es haciendo uso de la fuerza pública como se puede resolver, tiene que ser desde la raíz y es con el diálogo, abriendo puertas y encontrando soluciones”.

El senador Javier Castelo y Bours
En la manifestación, el exsenador Javier Castelo y el exalcalde de Cajeme, Ricardo Bours.

Pero mientras llegan las soluciones la voz de las cámaras empresariales y organismos como la Confederación Patronal de la República Mexicana (Coparmex) comienzan a emitir sus opiniones y hablan de “pérdidas millonarias” en Sonora, con afectaciones a la agro-industria y retraso en el abasto a cadenas productivas de empresas maquiladoras y de exportación.

Y es aquí en medio de la rúa federal donde se observan rostros desencajados de transportistas, esperando no ser despedidos ni perder sus productos. Los choferes bajan de sus camiones y se hacen de palabras contra los sujetos de la carretera, esos que visten huaraches de tres puntas, pantalones vaqueros y gorra con brillantes. La discusión por lo regular no pasa a mayores.

La doble fila de camiones se extiende sobre el asfalto hasta las afueras del poblado. Los autos particulares sortean la columna de trailers y se cuelan entre las estrechas calles del pueblo hasta retomar su paso sobre la México 15. Esto último, con sus riesgos, pues algunos autos siguen a velocidad en medio de viviendas, dejan polvareda a su paso, amén de caer en hondos baches provocados por el mismo tránsito pesado.

Los transportistas quedarán varados un par de horas, regresan a sus cabinas y dejan al aire ademanes que son recibidos con la mirada calma y paciente de los residentes, ellos ahí permanecen, sentados a la sombra del tractor que cierra el paso. Toman su celular, textean mientras transcurre el tiempo, y reciben el llamado de los jefes.

[nggallery id=73]

Leave a Response