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Balas que impactan en la tranquilidad del sonorense

Por Gabriel Rigo Gutiérrez E.

La mujer sentada frente al volante apenas sostenía el celular y con voz temblorosa decía: “Ven por mí. Aquí estoy. Estaba en el semáforo y llegaron patrullas. Un carro se estrelló contra el poste. Había balazos”, ella intentaba explicar a su interlocutor que acababa de ser víctima de fuego cruzado en una balacera, a pleno mediodía, en céntricas calles de Hermosillo. Estaba en shock. Todo pasó rápido. Observó cómo el conductor de un pickup blanco irrumpió en sentido contrario por la calle Revolución. Escuchó los estruendos de las detonaciones de arma de fuego. Las cornetas de patrullas resonando alrededor. Los policías sometiendo al presunto delincuente en el suelo. El susto de su vida en segundos. Seguía temblando.

No cabe duda, la estrategia contra la inseguridad en Sonora requiere ser revisada. Algo está fallando. A diario hay muertos, enfrentamientos y levantados.

El año 2021 cerró con 1,930 ejecutados, según datos del Comité Ciudadano de Seguridad Pública de Sonora. Y este 2022 corre a tambor batiente, con la inercia del año pasado: Enero terminó con 159 homicidios dolosos. Desde luego que Hermosillo, Cajeme, Guaymas, Nogales, Caborca y últimamente San Luis Río Colorado están en el ojo del huracán. ¿Quién está fallando?

No podemos decir con exactitud quién es el responsable de que no se ponga un alto a las ejecuciones, pero sí se puede establecer que hay líneas estratégicas —algunas impuestas por el Gobierno Federal de López Obrador— que de plano no funcionaron. Ejemplo: militarizar las policías municipales de Cajeme y Guaymas, fue como echar gasolina al fuego.

En este sentido, los responsables de la Seguridad (a todo nivel) deben rendir cuentas. No están a la altura del momento. Hay pólvora y sangre regada para donde volteen, además vemos una sociedad en shock que por las noches se despierta con el tableteo de los cuernos de chivo, y durante el día le puede sorprender un convoy de pistoleros “levantando” a alguien.

La tensión social está creciendo. Hay fallas evidentes. Pero sabe qué… el principal problema es la impunidad. Esa impunidad con la que los funcionarios entran y salen de sus cargos sin rendir cuenta de su poca capacidad. Quizá se les olvida que el ciudadano pone en sus manos la tranquilidad de sus familias. Se les olvida que están ahí para responder. Se les olvida usar la inteligencia policial contra los criminales, en vez de ofrecerles “abrazos”.

DARDO FINAL: Cuidado, están llenando de soldados de la Guardia Nacional los municipios de Sonora, elementos que, andan por la libre sin una cabeza visible que responda por su actuar. ¡Tanto que la izquierda criticaba el uso de militares en actividades civiles y miren con qué facilidad los ponen por todos lados, y sin resultados!