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Pasantes médicos huyen de los pueblos de Sonora

Por Daniel Sánchez Dórame /

Además de lidiar con narcotraficantes, estudiantes de medicina que realizan su servicio social en pueblos de Sonora, también padecen secases de infraestructura básica y medicamentos para atender dignamente a sus pacientes, quedando expuestos a la ira de las familias y grupos del crimen organizado que operan en las regiones rurales y fronterizas.

Ante la falta de condiciones mínimas de equipamiento y suministros médicos en las clínicas rurales de la Secretaría de Salud estatal, a cargo de Bernardo Campillo García, varias facultades de medicina en el País respaldaron la salida de sus estudiantes de los pueblos de Sonora, donde miles de pobladores están sin acceso al servicio de urgencias.

Judith García quien realiza su pasantía en San Ignacio de Magdalena, denunció que funcionarios de la Secretaría de Salud en Sonora le llamaron para decirle que tenía que regresar inmediatamente a su puesto o podría ser sancionada.

“Me dijeron que tenía que regresar al Centro de Salud, que no tuviera miedo porque no pasaba nada, pero yo les explique qué estudiantes, maestros y padres de familia habíamos decidido no regresar a las clínicas hasta que se solucionara algo, así que me dijo que estaba advertida, como dándome a entender que me pondrían falta, darían de baja o cancelarían el servicio social.

“La población que yo atiendo hay mucho paciente crónico con diabetes e hipertensión, nunca hay ningún medicamento para esos pacientes, ellos no lo pueden comprar; no tengo paracetamol, naproxeno, ni siquiera tengo los medicamentos básicos para atender a alguien, no hay adrenalina, no hay oxígeno, en realidad si me llega un paciente en mal estado no lo podría atender debidamente y eso nos expone a muchas situaciones”, afirmó la médico pasante.

Son más de 150 doctores egresados de las escuelas de medicina de la Universidad del Valle de México (UVM), Universidad de Sonora (Unison), Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), Universidad Autónoma de Baja California (UABC Tijuana y Mexicali), Universidad de Xochicalco (Ensenada y Tijuana) y la Universidad Autónoma de Guadalajara (UAG); quienes brindan su servicio social como requisito indispensable para continuar su especialización.

En Yecora, Álamos, Tepache, San Ignacio Río Muerto, Altar y el resto de las poblaciones de Sonora que colindan con Arizona en los Estados Unidos, Chihuahua y Sinaloa del lado nacional, los estudiantes reportan situaciones de riesgo en las que su labor los enfrenta a sujetos armados, bajo el efecto de la droga y el alcohol o bien ante multitudes iracundas.

“La semana pasada estaba en la clínica cuando varios sujetos llegaron por mí para que fuera atender a un sujeto que fue baleado en un festejo, cuando llegue ya estaba muerto y apenas hice que entendieran que ya nada podía yo hacer, me dejaron ir pero en la madrugada llegaron varios sujetos armados y en actitud violenta, afortunadamente eran de la Policía Estatal que venían a llevarme para que rindiera mi declaración, pero me sentí aterrada y en verdad no veo como regresar”, afirmó una estudiante egresada de la UVM campus Hermosillo, quien por obvias razones pidió anonimato a cambio del testimonio.

Familiares, maestros y directivos de la Universidad de Sonora y del Valle de México, afirman que solicitaron audiencia con el mandatario Guillermo Padrés Elías y el Secretario de Salud, Bernardo Campillo García pero hasta la fecha no han recibido respuesta.