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Violencia en Egipto en aniversario del derrocamiento de Mubarak

Cientos de jóvenes se enfrentaron este viernes a la policía en El Cairo, en el segundo aniversario de la revuelta que derrocó a Hosni Mubarak y desembocó en la elección de un presidente islamista al que los manifestantes acusan de minar a la democracia.

El aniversario del 25 de enero dejó al descubierto la división entre los islamistas Hermanos Musulmanes y los enemigos seculares, que obstaculiza los esfuerzos del presidente Mohamed Mursi por impulsar una economía estancada y revertir un desplome de la moneda egipcia atrayendo de vuelta a turistas e inversionistas.

Inspirada por el levantamiento de Túnez contra el presidente Zine Abidine Ben Ali, la revolución egipcia ayudó a desencadenar más revueltas en el mundo árabe. Pero el sentido de un propósito común que unió a los egipcios en aquel momento ha dado paso a un conflicto que sólo ha empeorado y el mes pasado se desataron letales batallas callejeras.

Los opositores de Mursi y de los Hermanos Musulmanes comenzaron a congregarse en la Plaza Tahrir de El Cairo para revivir las demandas de una revolución que afirman que ha sido traicionada por los islamistas.

La policía combatió a manifestantes que lanzaron bombas mólotov y petardos mientras intentaban aproximarse a un muro que bloqueaba el acceso a edificios del gobierno cerca de la plaza en las primeras horas de la mañana.

El Ministerio de Salud dijo que 25 personas resultaron heridas desde el jueves en enfrentamientos alrededor de la Plaza Tahrir.

Algunos manifestantes prometieron que marcharán hacia el palacio de Mursi, mientras que miles más protestaron contra los Hermanos Musulmanes en ciudades de todo Egipto, incluyendo a Suez, Ismailia, Puerto Said y Alejandría.

Los Hermanos Musulmanes decidieron no movilizarse en las calles para conmemorar el aniversario, cautelosos ante la posibilidad de más conflictos tras hechos de violencia en diciembre alimentados por la campaña de Mursi por acelerar la aprobación de una nueva Constitución llena de disposiciones islamistas. “El pueblo quiere hacer caer al régimen”decían unas pancartas en la plaza. “Salven a Egipto del mando del Guía Supremo”, decía otra, en referencia al líder de los Hermanos Musulmanes, Mohamed Badie. Mursi, en un discurso pronunciado el jueves por el cumpleaños del profeta Mahoma, instó a los egipcios a celebrar el aniversario “de forma civilizada, pacífica, para que se salvaguarde nuestra nación, instituciones y vidas”.

“Los Hermanos Musulmanes están muy preocupados por la escalada (de la violencia), por eso han tratado de diluir su papel el 25 de enero”, dijo Shadi Hamid, director de investigación en el Brookings Doha Center.

Dscontento generalizado

Con su interés en próximas elecciones parlamentarias, los Hermanos Musulmanes marcaron el aniversario con una gran campaña de solidaridad en todo el país. La agrupación planea entregar ayuda médica a un millón de personas y distribuir alimentos básicos.

Pero Mursi enfrenta el descontento de muchos egipcios en múltiples frentes.

Sus oponentes afirman que él y su grupo están buscando dominar el orden post-Mubarak. Lo acusan de mostrar algunos de los impulsos autocráticos del depuesto líder al, por ejemplo, impulsar la nueva Constitución el mes pasado.

Los Hermanos Musulmanes desestiman buena parte de las críticas, a las que califican de injustas. La agrupación acusa a sus opositores de no respetar las reglas de la nueva democracia que puso en el poder a los islamistas, que ganaron elecciones libres.

A seis meses de asumir su mandato, Mursi también está siendo responsabilizado por una crisis económica provocada por dos años de agitación. La moneda egipcia se ha hundido a mínimos récord contra el dólar.

Los críticos afirman que la nueva Constitución, aprobada en un referendo, ofrece una protección inadecuada por los derechos humanos, le otorga al presidente demasiados privilegios y no contiene el poder de un estamento militar, supremo en la era de Mubarak.

Reuters

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