Vórtice

Vórtice | Monopolio estatal de la enseñanza

En Puebla se aprobó la Ley Barbosa con el cual obtiene el control de los colegios particulares.

No hay mejor medio para dirigir moral y políticamente la opinión. Poseer en sus manos todos los resortes de la educación ha sido el instrumento ideal de que se han valido todas las dictaduras para avasallar las mentes

Por Dr. Jorge Ballesteros

Ahora usan a Puebla como laboratorio para estatizar la educación privada, con la complicidad del gobernador “El Sapo” Barbosa, que es un clon de AMLO. Acaban de aprobar una nueva Ley de Educación la semana pasada, al vapor, que no tiene análisis ni está bien justificada, la cual otorga al Ejecutivo estatal, el control de los colegios privados de todos los niveles en la entidad.

Dos pasos adelante y uno atrás, siguiendo las enseñanzas de Lenin, por eso primero prueban sus leyes más controvertidas en un estado, para calar la reacción del público y si no hay una adecuada oposición, la implantaran en todo el país. Ahí tenemos la ley garrote de Tabasco, o como lo fue la Ley Bonilla en Baja California.

Entre lo señalado en la Ley Barbosa se destaca el Artículo 105 el cual señala que los bienes muebles e inmuebles de las escuelas particulares en Puebla pasarán a ser parte del Sistema Educativo Estatal, lo que significa que tanto edificios, instalaciones de las escuelas e incluso el mobiliario sería del gobierno estatal, el cual también, intervendría en la autonomía de sus programas escolares.

Esta nueva ley vigente actualmente en el estado de Puebla, aplica para los institutos de educación privada en los sectores preescolar, primaria, secundaria y normal, así como aquellas destinadas a la formación de docentes para educación básica que no cuenten con la autorización correspondiente, lo que implicaría la clausura del plantel.

Este intento del régimen de López Obrador por apoderarse de los colegios y universidades privadas, no debería sorprender, ya que el monopolio estatal de la enseñanza es uno de los medios de que se valen los totalitarismos comunistas para imponer un modo uniforme de pensar y de sentir.

Los colegios privados, cuando no son suprimidos, se ven también obligados a no apartarse de las prescripciones gubernamentales.

No toleran ideas opuestas o contrarias a las que sustenta el régimen. No se tolera la libertad de enseñanza.

Planes de estudio, programas, métodos de enseñanza son prescriptos por la autoridad estatal, están embebidos de la ideología propia del régimen, y son utilizados para moldear las mentes juveniles.

Los profesores y maestros se ven obligados a ser apologistas del régimen comunista o son desplazados y sustituidos.

No hay mejor medio para dirigir moral y políticamente la opinión. Poseer en sus manos todos los resortes de la educación ha sido el instrumento ideal de que se han valido todas las dictaduras para avasallar las mentes.

Los derechos de la libertad y los derechos de los padres de familia son negados radicalmente.

En la organización escolar hoy interviene el estado, obligando a los jóvenes a la instrucción sin consentimiento de sus padres».

La total e integral educación del hombre en la dictadura  comunista   únicamente corresponde al Estado como su función fundamental y primordial.

En los regímenes marxistas todo el sistema educacional y toda la organización cultural, incluso la artística, son empleados para crear una mentalidad predeterminada.

No se permite discutir ideas, ni métodos, ni expresar la más pequeña disconformidad.

Lo que estamos viendo es la aceleración en el plan de comunización de México, ya que se les está acabando  el tiempo a los radicales de Morena, tienen presente que  estamos a mediados del 2020 y que el próximo año serán las elecciones intermedias en las cuales podrían perder su mayoría en las cámaras y ya no podrían aprobar cualquier iniciativa, llámese ocurrencias, del pelmazo que tenemos como presidente o de las directivas que les mandan desde el Foro de Sao Paulo.

Este gobierno ya se han quitado totalmente la careta, sin pudor exhibe su verdadera intención de comunizar a México, ya no hay ocultamiento, no pasa una semana en que no manden una nueva iniciativa al Congreso, leyes coercitivas, liberticidas, de mayor control del poder presidencial, ataques a la propiedad privada, expropiaciones, militarización del país, terrorismo fiscal, aumento de impuestos, vigilancia de los ciudadanos, etc.

Hay un rechazo mayoritario a estas acciones del gobierno de López Obrador, el pueblo mexicano rechaza el comunismo, tiene claro el ejemplo de lo que resultó para Cuba, Venezuela, o Bolivia transitar por esa vía, solo pobreza, hambruna,  violación de los derechos humanos, represión y control policial, no quiere perder sus libertades y vivir encarcelado en su propio país.

El pasado sábado, se puso de manifiesto con las caravanas de carros en más de 70 ciudades que clamaban por la renuncia del presidente, los gritos de ¡Vete AMLO! ¡Renuncia!  ¡Lárgate comunista! Clamaban miles de ciudadanos enojados que ya no soportan el gobierno de esta pandilla de izquierdistas  traidores de Morena.

En un estado democrático la educación por naturaleza es obra de la comunidad, no del estado. Son los mismos hombres, si son mayores, quienes tienen derecho a escoger el tipo de educación de su preferencia; y si son niños, este derecho lo ejercen los padres.

A la obra educativa deben concurrir todos los grupos que tienen suficiente preparación e idoneidad. Al estado le corresponde controlar, ayudar, orientar, planificar, complementar, y montar sus propias escuelas e institutos de enseñanza cuando lo requiera el bien de la población.

Pero el estado no debe intervenir en el derecho legítimo que tienen los padres acerca de la educación que desean para sus hijos. La nueva normativa posee una gran carga ideológica, hecho que vulnera el carácter inclusivo de la educación, pero que en especial ejerce control y censura sobre las instituciones privadas.

Además de que permite la expropiación de bienes privados en perjuicio de las universidades privadas. Contraviene el principio de libertad académica, transgrede el principio de legalidad y abre el paso a la incertidumbre jurídica.